Jane Doe: experiencia

Jane Doe

Jane Doe
¡Bienvenidos! Les explico un poco de qué va el blog: «Diario de una Jane Doe» es el espacio que encontré para dejar salir todo eso que me gusta o lo que no, lo que me molesta o lastima, y lo que amo, los invito a hacer lo mismo en los comentarios. En «Rincón Literario» encontrarán «Recomendaciones» donde recomiendo libros, «Hablemos de…» que es un espacio para charlar sobre temas relacionados a la literatura incluyendo noticias sobre el mundo literario, en «Libro del mes» podemos charlar sobre un libro específico elegido para ese mes; «Conociendo autores» es un lugar para hacer eso exactamente, conocer un poco de los grandes autores detrás de las letras. Bajo el título «De Tinta y Papel» voy a subir unos relatos/cuentos/historias cortas que escribo. Por último, en «Rincón de entretenimiento» tenemos, por un lado, «Series de TV» donde podemos recomendar y hablar de series, y en «K-dramas» hacemos lo mismo que con series pero esta vez de dramas coreanos :) Espero que se queden, ¡y que empiece el viaje!
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domingo, 13 de diciembre de 2020

«Placeres culposos»
diciembre 13, 20200 Comments

 





Queridos «placeres culposos»,


Ya te escribí antes, pero seguís haciéndome dudar de vez en cuando antes de responder alguna que otra pregunta. De todas maneras, sigo ganándote, pero me parece que es necesario hacerte esta última carta.


Es increíblemente molesto sentir vergüenza sobre algo que te gusta. Un estilo de música, una banda, una película, un libro, etc. Si realmente te hace bien y no lastima a nadie, ¿por qué sentir vergüenza?


Cuando me preguntan «¿cuál es tu libro preferido?», ¿por qué me siento mal y me cuesta responder con sinceridad? Porque sé que puedo decir sin miedo y con confianza que mi libro preferido es Crepúsculo, o al menos es uno de mis preferidos. Ese libro fue el inicio de todo para mí, es el libro que me abrió las puertas de la literatura, me ayudó mil veces mientras crecía, fue mi respiro de aire puro incontables veces, era mi lugar seguro, me dio fuerzas para seguir cuando estaba cansada. Y podrá no gustarle a muchos, podrá no ser el mejor libro alguna vez escrito, pero es ese libro para mí. No debería sentir vergüenza por ello, ya sea que tenga o no una razón para gustarme.


Sinceramente no entiendo la necesidad de algunos de burlarse de lago que es positivo para otro. ¿Tendrán algún problema no resuelto y por eso recurren a la burla? Ya sé que sí. Porque eso sería reflejar sus inseguridades en alguien más, no proyecten, gente.


Pero bueno, ahora ya estoy en un punto en el que digo tranquilamente y como si nada: me encanta Crepúsculo. A pesar de los años sigue teniendo un lugar importante en mi corazón. Y, dejame decirte, querida vergüenza, nada se siente tan bien como ser auténtica y no tener miedo. No hay suficiente tiempo en la vida para ir amargándose por pelotudeces como el «qué dirán». Si te gusta, te gusta y a otra cosa mariposa. Ya fue. Si no le gusta a la otra persona, es su problema.


Como sea, guasos hay para rato. No me queda de otra más que ignorar las boludeces de los demás y vivir mi propia vida. Así que, hasta nunca «placeres culposos».



Atte., Jane Doe.


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domingo, 6 de diciembre de 2020

Tengo que confesar...
diciembre 06, 20200 Comments

 





Querida debilidad,


Tengo que confesar que hay veces que simplemente sos demasiado. Hay veces que pesás demasiado. Hay veces que me hacés pensar demasiado en cosas que no debería, como en bajar los brazos y rendirme.


Algunos días es imposible no pensar: «¿Esto realmente vale la pena?». Algunos días nada tiene sentido, ni el camino que elegí seguir, ni mi carrera, ni mis sueños, ni yo, absolutamente nada. Algunos días es más fácil pensar en dejar todo. Algunos días simplemente estoy demasiado cansada de batallar contra esas voces negativas.


Pero, de alguna manera, siempre termino llegando al mismo destino: «No te queda otra más que seguir por acá. No hay nada más que sepas hacer, y lo que es más importante, no hay nada más que quieras hacer… o necesites hacer, si nos vamos por la ruta del dramatismo». Sin importar los caminos de pensamientos que tome, siempre llego a la misma concusión: «sé muy bien lo que quiero, y por más difícil que sea, voy a conseguirlo».


Es curioso, los sueños tienen eso, ¿no? Se transforman en pasión, que se transforma en el motor que te impulsa a seguir adelante, porque los sueños, son, al fin y al cabo, la meta final. Y yo no me doy por vencida con facilidad.


También confieso que hay veces que tropiezo y caigo, y que el dolor me hace perder la fe en mí misma, pierdo la esperanza, me enojo, me pongo triste (qué puedo decir, mi mayor debilidad es ser humana). Pero entiendo que la negatividad exagerada no sirve para nada.


Este 2020 nos golpeó a todos de mil maneras diferentes; de repente el camino que habías elegido está cortado. Sí, claro, tenés que tomarte tu tiempo para procesar todo, enojarte con el mundo y llorar las penas, pero ya está. No puede durar más de un rato. Ya nada se puede hacer al respecto, son cosas que escapan de tu control y nada vas a ganar enojándote y poniéndote mal, a otra cosa mariposa. Ahora no tenés más opción que hacerte otro camino; es muy probable que te consuma mucha más energía y tiempo, pero, ¿qué otra opción tenés? Darte por vencido no es una opción. No te queda otra más que seguir intentándolo.


Así que, querida debilidad, te cambio por las ganas de seguir… o más bien la necesidad de hacerlo.



Atte., Jane Doe.

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domingo, 29 de noviembre de 2020

No es una carrera
noviembre 29, 20200 Comments



 

Querida perspectiva,


La vida no es una carrera contra otros para ver quién llega a su meta antes. Aunque sí me gusta verlo como una competencia contra uno mismo para superarse. Pero claro está, siempre es necesario tomarse intervalos de descanso de vez en cuando para recuperarse, reordenarse y seguir abriéndote camino… y claro, nunca olvidarse de disfrutar el viaje.


Todos venimos de lugares diferentes, todos somos diferentes y queremos cosas diferentes en la vida; no tiene caso compararse con otros. En vez de desperdiciar ese tiempo y energía en comparaciones sin sentido con el de al lado podrías usarlos para superarte a vos mismo. Muchas veces es mejor mirarse a un espejo que al costado. Para triunfar, lo tenés todo vos; «el cambio viene de adentro».


Conocerse a uno mismo lleva un montón de tiempo, pero una vez lo hacés, todo se hace más fácil. Cuando sabés lo que te gusta y lo que no, sabés hacia dónde avanzar, cuando sabés cuál es tu meta sabés cómo plantarte ante lo que venga y tomar decisiones, cuando conocés tus límites sabés hasta dónde seguir. Está bueno mirar de vez en cuando para afuera, para tomar un poco de perspectiva, supongo, pero tampoco podés perderte mirando a los costados cuando tu objetivo está adelante en el camino, podés perderte y después encontrarse cuesta más (aunque todo es aprendizaje, ¿no?). La vida es una de rutas, caminos vecinales y empalmes, es fácil perderse y perder de vista el objetivo. Pero cuando sabés dónde está tu meta, vas haciendo tu camino hacia ella y a pesar de encontrar caminos cortados, baches en la calle y rutas que se cruzan y entrelazan con otras, vas a buscar la manera para desviar los obstáculos que se te crucen y volver al camino que te llevan a ella. Sin importar el tiempo que te lleve, si seguís intentando vas a llegar a destino, porque, acordate, no es una carrera.


Así que acordate: no pierdas de vista tu objetivo. No te olvides de tomar descansos para recuperar el aliento. Y más importante, ¡disfrutá del viaje mientras dure!



Atte., Jane Doe.


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domingo, 22 de noviembre de 2020

Todo termina
noviembre 22, 20200 Comments

 



Queridas despedidas,


Soy una de esas personas a las que les cuesta dejar cosas atrás (capaz por eso tiendo a ser tan cerrada). Dejar ir, decir ese último adiós, puede ser muy doloroso ya que se siente como estar perdiendo una parte de vos mismo. A veces es la mejor decisión, otras no; muchas veces, aunque sea lo correcto, duele de todas maneras.


Dejar ir cuesta, y más cuando en medio de uno y eso que parte hay años, alegrías, tristezas, aprendizaje, cariño… Está perfectamente bien tomarte el tiempo que necesites para llorar todo lo que tengas que llorar, no podés evadir el dolor, no podés ignorarlo tampoco, la única manera de superarlo es atravesándolo; así que no te queda otra más que armarte de valor y simplemente atravesarlo. Pero no podés quedarte estancado ahí.


Cuando las cosas terminan, y aunque duela como nunca antes nada dolió, hay que aprender a despedirse. Agarrarse con uñas y dientes a algo que ya no está, algo que se fue o algo que no es, nunca es saludable. De todas maneras, cuando fue algo positivo y querido, está bueno, muy de vez en cuando, volver a abrir ese baúl de los recuerdos encerrados y revivir esa época por un rato.


Todo termina, para bien o para mal. Así es la vida. Si estás preparado para dejar entrar, tenés que estar preparado para despedirte cuando llegue el momento. Como dice la letra de la canción Meet Me on the Equinox de Death Cab for Cutie, «Cariño, entendé que todo, todo termina».


Para dejar ir hay que despedirse como es debido, pero dejar ir no quiere decir olvidar por completo. No es sensato arrepentirse de una experiencia que te trajo aprendizaje, ¿no te parece?



Atte., Jane Doe.


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domingo, 15 de noviembre de 2020

Poder de voluntad
noviembre 15, 20200 Comments

 



Querido poder de voluntad,


Siempre escucho que cuando vas a empezar algo, lo que sea (tanto aprender algo nuevo como empezar a hacer ejercicio, etc.), lo más difícil son esos primeros pasos. Pero una vez le agarrás la mano y te hacés una rutina ya todo se hace más fácil. Bueno, para no faltar a mi mala costumbre, me pasa lo opuesto.


Me gusta cuando empiezo y todo es nuevo y complicado, es entretenido. Ahora, apenas me acostumbro, me aburro y termino dejándolo de lado. ¡No tiene sentido en lo más mínimo! Soy perezosa y me aburro fácil, esas dos juntas no son buena combinación.


Ya perdí la cuenta de todas las veces que intenté empezar a estudiar coreano, hace unas semanas empecé de nuevo… y hace como dos semanas que no estudio nada, otra vez. Esta semana también empecé a hacer ejercicio de nuevo, por ahora es todo camino de flores (por más doloroso y cansador que resulte ser, esa es mi parte fácil). Es como que la cabeza me juega una mala pasada… todo está en la cabeza, gente, todo está ahí arriba.


Me propuse retomar el coreano, y lo voy a hacer en serio porque me harta depender de los subtítulos, en serio. Esta vez voy a poner todo de mí para empezar y no abandonar, no me gusta dejar las cosas sin terminar, no cosas que disfruto y con las que sé que puedo.


Estoy intentando esto de ver personas que admiro y que me impulsan a no bajar los brazos, por ahora me dan ese empujón que necesito, ya sea música, historias inspiradoras o personas del mundo real, si ayuda, siempre es bienvenido. Pensá en los resultados, me digo, pensá en los resultados. Esta tiene que ser la vencida. No, esta va a ser la vencida. Fuerza de voluntad, esta vez me quedo de tu lado.



Atte., Jane Doe.


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domingo, 8 de noviembre de 2020

No quiero ser madre
noviembre 08, 20200 Comments

 



Queridas personas que tanto se preocupan por mi vida,


Si hay algo que detesto con cada célula de mi ser es que me digan lo que debería o no hacer con mi vida y mi cuerpo. No sé qué les hace pensar que está bien y pueden saber qué es mejor para mí cuando no son ellos los que tienen que vivir con las consecuencias de esas acciones. ¡Alguien ilumíneme!


Cada vez que digo que no quiero jamás, nunca, ni en un millón de años, ni por toda la comida en el mundo, ser madre y que no estoy particularmente interesada en casarme me quedan mirando como si hubiera perdido la cabeza. Y no obtengo estas reacciones de gurisas de mi edad (no por lo general, al menos, un avance supongo, ¡yupi!), sino de mujeres más grandes que yo y de hombres (vaya sorpresa, ¿no? Nótese el sarcasmo). Ni siquiera me dan la oportunidad de expresarles cómo me siento y pienso al respecto, ah, no, se me adelantan y le restan importancia con un: «cuando crezcas vas a querer hijos» y «todavía te falta madurar». Así que ser responsable me hace inmadura, interesante, se aprenden cosas nuevas todos los días. Antes me hacía hervir la sangre (y dependiendo de cómo me agarres, puede que todavía lo haga), ahora no me queda más que mirarlos con lástima, son todo lo que jamás querría ser.


De chica me ponía como una fecha límite: bueno, hacé todo lo que quieras hacer antes de los treinta porque en esa década te tenés que embarazar, no antes, no después, ahí. A los treinta termina tu vida, ¡pero no importa porque otra empieza! (¿Nadie más ve lo tóxico de ese pensamiento?) Y así vivía, estirándolo año a año, un año más, treinta y uno, otro más, treinta y dos, treinta y tres, treinta y cinco parece un buen número… después quedé en: ok, a los cuarenta, pero adoptá mejor a esa edad, no hace falta que lo tengas creciendo adentro, además, hay tantos niños que necesitan hogar… Y entonces me di cuenta, la epifanía me pegó y me pegó fuerte: podés elegir no ser madre. Fue como si el cielo se abriera y los ángeles empezaran a cantar, ese peso en mis hombros desapareció y frente a mí se abrieron un millón de caminos con la desaparición de la maternidad. Fue mágico, liberador, pude respirar tranquila. Mi vida y sueños ya no tenían fecha límite.


He aquí mis razones para tomar dichas decisiones (no que le tenga que explicar una mierda a nadie, pero acá va):


Primero que nada, ni me gustan los humanos (no la gran mayoría, de todas maneras) y los niños son particularmente molestos (no los odio, solo los prefiero a años luz de mí) y no los encuentro en lo más mínimo adorables (las caras que tengo que fingir cuando se supone que hacen algo «lindo» es doloroso. ¡Solo puso dos piedras juntas, por favor…!). No tengo una gota en mí de instinto maternal, crecí con la mejor madre que cualquiera pudiera tener (casi siento lástima por el resto) y me hace ver la maternidad como algo que es realmente importante, es crucial y particularmente difícil. Tenés que hacerlo todo lo mejor que puedas: dar todo, ser todo, sacrificar todo por tus hijos, ponerlos siempre antes, olvidarte de vos, al menos por los primeros veinte años de su existencia (imaginate el incremento en años si tenés más de uno). Tenés que estar dispuesto a ser un padre, y, claramente, yo no estoy para nada dispuesta a serlo. Lo tenés que hacer bien o no hacerlo en absoluto, por eso elijo no hacerlo.


Muchos dicen: «cuando tengas hijos te sale natural», pero la obvia verdad es que no pasa así con todos. Si todo se resolviera mágicamente para todos, entonces no habrían tantos bebés abandonados, violencia doméstica y humanos atrofiados, seamos realistas, gente. Si todo fuera magia y corazones, el mundo no sería la mierda que es. Y además, si lo haces lo mejor que podés, todavía te puede salir una patética excusa de ser humano. ¡Ugh, qué dolor de cabeza!


No me interesa pasar por los dolores y después hincharme como un pez globo (ya estoy lo suficientemente inflada como van las cosas), no shame a las embarazadas, no es mi intención ofenderlas, pero no quiero eso para mí. No quiero el proceso, no quiero el después, no quiero nada de todo eso. Ya hay demasiados humanos en el mundo, ¿para qué contribuir en algo tan negativo? Tengo otras cosas que quiero hacer en mi vida como viajar por el mundo, publicar libros, convertirme en una escritora, aprender nuevos idiomas, salir a bailar y volver a casa cuando salga el sol, conocer nuevas culturas, etc.; ser madre no entra, no hay espacio ni ganas para eso. Criar un humano es un gastadero de plata, energía, tiempo y vida; gracias, pero paso. Prefiero, después, cuando pueda darme el lujo de hacerlo, adoptar perros de la calle y darles la mejor vida que pueda, animales sobre humanos, naturalmente.


Sigo sin entender por qué carajos critican a las mujeres que eligen ser responsables; elijo no arruinarme la vida y la de otro probable ser humano inocente. Yo sé bien qué tipo de madre sería: la que no es madre, la que nunca quiso serlo, la que lo ve como una carga y algo que le arruinó la vida, la ausente, a la que le chupa un ovario la criatura; decime loca pero no me parece bien ser así. Yo sé que no puedo y no quiero, así decido no comprometerme solo porque debería aspirar a eso. Mi objetivo está en un lugar completamente diferente, bebé. Si querés y elegís ser madre, es completamente válido, ¡you go girl! Andá por lo que querés, luchá con uñas y dientes por eso, justo como yo lo hago. ¿Por qué mi elección es menos valida que la tuya?


Solo quiero que todas las mujeres sepan que son más que vientres. Ser madre es una elección, no una obligación. Tu cuerpo, tus reglas. Tu vida, tus decisiones.




Atte., Jane Doe


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domingo, 1 de noviembre de 2020

Presentaciones
noviembre 01, 20200 Comments

 


Queridas presentaciones,


No hace falta ser así, ¿no te parece? Digo, ya es lo suficientemente incómodo por ser la primera vez que nos vemos, además tenés que agregarle las partes de «hablar de uno mismo». Con lo mal que se me da eso…


Cada vez que me piden que me presente mi cabeza automáticamente queda en blanco. Nada ahí arriba, blanco total, ni siquiera puedo modular bien. Viste cuando tenés que escribir tu CV, ¿no?, y tenés que poner tu nombre, edad, educación, lo básico. Pero entonces… entonces tenés que poner cosas en las que sos buena o te destacás pero tenés que tener título para eso, porque por ejemplo, no podés decir que sos buena en inglés y podés traducir sin un certificado que pruebe que lo podés hacer, a pesar de poder hacerlo sin problema. Pero… ¡soy buena comiendo, y durmiendo, y mirando películas, y leyendo libros y escuchando música (soy una persona muy dedicada)! Pero, nada de eso sirve para mucho, ¿no? Además, tampoco tengo un certificado para nada de eso. Entonces me rompo la cabeza pensando en algo que en lo que no me va tan mal y lo agrando. Y ahí estoy yo, tratando de sacar cosas donde sé que no hay demasiado con tal de tener algo, ¡lo que sea! ¿Cuenta como engaño? ¿Cuenta si mis intenciones son buenas… para mí al menos?


La cosa es que al menos ahí tengo tiempo para pensar y editar mis palabras, cuando estamos cara a cara y conocés a alguien en ese momento y te empiezan a preguntar cosas mi cerebro empieza a trabarse. Va más o menos así:


¿Que cuántos años tengo? ¿Hoy o…? ¿Qué estoy estudiando? Ja, esa, esa es una muy buena pregunta… ¿Qué significa este tatuaje? Prefiero no contarlo, es personal, pero siempre termino explicándolo (o parte de la verdad). ¿De dónde soy? Carajos. Y después viene la tan temida pregunta de: ¿Qué tipo de música escuchás? Y, bueno, escucho de todo un poco. Ahí se quedan mirándote espirando que elabores. Bueno, más que nada rock alternativo y… kpop. ¿Qué es eso? Música coreana. ¡Eh, pero no entendés nada! Sonrío, haciendo mi mejor esfuerzo por no ser grosera y mantener mis niveles de asocialidad al mínimo. Y, no, pero entiendo lo suficiente, la música es un idioma universal, si escucharas canciones en otro idioma lo entenderías. Pero cuando quiero saber el significado de las letras todo lo que hago es activar los subtítulos y, ¡puf! Ya sé sobre lo que cantan.


¿Viste cuando te ponés nerviosa y hablás demás? Siempre me pasa, y soy una de esas personas que casi ni hablan. Cuando hay más personas es más fácil librarse y no hablar, pero cuando solo somos yo y la otra persona… incómodo.


Bueno, como sea, por más que quisiera que las presentaciones dejaran de existir, no lo van a hacer. Mis prácticas en presentaciones van tan mal como al principio, pero capaz, algún día, por algún milagro divino, pueda hablar con normalidad con otro ser humano que no conozco.




Atte., Jane Doe.



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domingo, 25 de octubre de 2020

Maquillaje
octubre 25, 20200 Comments

 





Querida aceptación,


Soy el tipo de persona que prefiere no ir maquillada todo el día, soy del tipo que se enoja cuando el requisito en un trabajo es que esté maquillada cuando no les exigen lo mismo a los hombres; soy el tipo de chica que se enoja cuando le dicen que no está «arreglada» solo por no ocultar sus imperfecciones. No tengo nada en contra de las personas que se maquillan todos los días, simplemente no soy yo. Cada quién con lo suyo, pero no está bueno exigirlo cuando somos todos tan diferentes.


Desde chica me costó mirarme en los espejos, iba por la vida tratando de evitar mi reflejo. Pero cuando me maquillaba… cuando me maquillaba era la única vez que soportaba ver mi cara (no me gustaba verme, pero al menos era un poco más tolerable). Y eso me destruyó. Me destruyó disfrutar verme y no reconocerme, porque cuando me reconocía, me odiaba.


Elijo maquillarme cuando me pinta sacar esa parte creativa por ese lado, probar combinaciones de sombras y labiales. Ya no siento la necesidad de ocultar mis imperfecciones y que el maquillaje para mí es un arma de doble filo, así que lo uso con cuidado. Trato de usar el maquillaje para resaltar las cosas positivas que puedo encontrar en mi cara, pero no paso el límite de cambiar mi apariencia porque sé que es peligroso para mí hacerlo.


Alguien puede elegir no usar maquillaje porque simplemente no es ese tipo de persona. Porque no le importa, porque no le preocupa su apariencia, porque le importa y está cómoda con ella. Porque no se quiere lo suficiente como para tomarse el tiempo o porque se ama lo suficiente como para no hacerlo. Las razones de una persona para hacerlo pueden ser las razones de otra para no hacerlo.


Pero tampoco está bien que apunten con el dedo y critiquen a chicas que usan maquillaje todo el día todos los días de la semana (porque vaya que lo he escuchado). El maquillaje es una manera de expresión. Para muchas es relajante, unas aman el proceso, otras el resultado. Para algunas es una manera de pasar el rato y otras lo hacen por simple rutina.


El maquillaje puede ser tanto un arma defensiva, como un escudo. Puede ser otra obra de arte (en serio, ¡esos videos de maquillaje son fuera de serie! ¡El talento!), y también puede ser su pintura de guerra. Algunas lo usan para resaltar cosas de su personalidad, otras lo hacen para camuflarlo. Todos tenemos nuestras propias razones, y ninguna es más o menos válida que la otra. Diferente, no mejor o peor.


Lo cierto es que hay tantas realidades como personas en el mundo. Cualquiera que sea tu razón, está bien. Lo que no está bien es juzgarla por usar maquillaje, tampoco está bien juzgarla por no usarlo. Cada quién con lo suyo, es mucho mejor cuando nos apoyamos mutuamente. El maquillaje, nada más ni nada menos, es solo una manera de expresión, ya sea si está presente o no.



Atte., Jane Doe.




P.D.: Otro punto importante es el de los hombres, ¡ya déjense de joder a los hombres que eligen maquillarse! Como si el maquillaje los hiciera menos hombre… Tengo noticias: no lo hace, ¡no tiene sentido! Si a él le gusta y lo quiere hacer, ¿en qué carajos te afecta a vos? ¿No te gusta? No mires.


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domingo, 18 de octubre de 2020

18, 19, 20
octubre 18, 20200 Comments

 


Queridos 18, 19 y 20,


El otro día estaba escuchando una canción de Stray Kids, 19 se llama, y la letra simplemente me transportó en el tiempo. Por esos tres minutos y veintiséis segundos de duración de la canción volví a esos años raros: 18, 19 y 20. Esos años en los que no sos ni adolecente, ni adulto. Los años de transición, incómodos años en gris, donde no sos una cosa ni la otra. Con un pie en el pasado y otro en el futuro pero nunca en el presente. Al menos así fue para mí.


Cuando por fin cumplís 18 estás nervioso y ansioso y pensás que ya sos mayor… aunque realmente no te sentís mayor. ¡Al fin tenés toda esa independencia en las manos! Y cuando los 19 te golpean, te das cuenta de que no tenés ni la mínima idea de qué hacer con toda esa independencia. Toda esa ansiedad de los 18 a los 19 te aplasta y repentinamente, estás asustado y, más que nada, perdido. Hay miles de caminos y no sabés por cuál ir. La ciudad que representaba tu libertad y que a los 18 te parecía enorme, ahora solo es un conjunto intrincado de calles enredadas entre sí. Tanto que hacer, tantos lugares que conocer, tantas decisiones importantes que tomar… pero te falta experiencia para tomar decisiones, apenas te conocés a vos mismo, ¡cómo vas a poder tomar decisiones tan importantes! ¿Y si agarro el camino equivocado? Hubiera sido reconfortante que alguien me dijera: «Desde ya te aviso: seguramente tomes el camino equivocado, ¡y esa es la idea!». Pero todo te asusta, todo es demasiado brillante o demasiado oscuro, todo es demasiado ruidoso o demasiado silencioso, pero por sobre todo, todo es demasiado grande. La vida está pasando repentinamente muy rápido, por al menos solo un día, querés volver el tiempo atrás a cuando eras un adolecente despreocupado. Todo lo que querés es poner pausa y detenerte a recuperar el aliento. Y entonces caés en los 20. Los tan temidos, y a la vez tan esperados, 20. Salir de los 10 es emocionante y por sobre todo, abrumador. Pero dura poco, porque una vez que pasa un poco de tiempo, te das cuenta de que las cosas no son tan complicadas como lo imaginabas. Aprendés a caminar por esas calles enredadas, porque no importa el la ruta que elijas vos tenés tu brújula interna y, tarde o temprano, vas a terminar en donde deberías estar, porque vos mismo te estás abriendo camino hasta ahí. Sabés cuándo prender la luz y cuando apagarla, ni el brillo ni la oscuridad te intimidan ya. Aprendés a convivir con el ruido hasta que se transforma en simple música de fondo, el silencio ya no te incomoda, ahora te ayuda a descansar y aclara tu mente intranquila. Ya no te asusta elegir, ya no te asusta avanzar, poco a poco te vas haciendo de experiencias. Muchas caídas y un puñado de victorias, aprendés a aprender de todo, consciente o inconscientemente.


Una vez callás esas voces externas y tranquilizás esa única voz fuerte interna, ya nada ni nadie te para. Así que, un brindis por ustedes, mis queridos 18, 19 y 20. Ojalá los hubiera disfrutado más al atravesarlos, pero todo es experiencia, todo es otra batalla ganada en mi cinturón.


Atte., Jane Doe



P.D.: Para el que está leyendo esto: media pila, amigo y ponete a escuchar la canción con la traducción. Stray Kids tiene canciones bastante buenas con letras increíbles, tirá los prejuicios por la ventana (requisito primordial para entrar a este blog) y andá a escuchar la canción, te vas a estar haciendo un favor.


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domingo, 11 de octubre de 2020

Madurez
octubre 11, 20200 Comments

 


Querida madurez,


«Madurez» debería ser considerada una mala palabra. Como sea, aparentemente una vez te mudás sola esa palabra es indispensable para tu supervivencia (ya sé, de no creer).


Día uno en la nueva ciudad. Sola como un perro abandonado. Calor, mucho calor. Bien, bien, limpiaste el apartamento de arriba abajo (bueno, o de eso te tratás de convencer, total, las ventanas quedan para la semana que viene). Agua, te estás deshidratando. Uf, limpieza terminada, hora del baño. Genial, canilla tuerta, podría ser peor… siempre puede ser peor. Hora de enchufar la heladera, ¿¡saltó la llave?! Carajos, ¿dónde está la caja de fusibles? ¡Acá! Ah, pero están todos bien. Bueno, a bajar y subirlos a ver qué pasa. Nada. A mandar mensaje como loca por ayuda a tus familiares que viven en otra ciudad y hasta en otro país. Te recorrés el edificio pero nada de encontrar la maldita llave. Bueno, noche calurosa sin ventilador, solo espero que no me entre ningún bicho mientras duermo… y dormir es solo un decir.


Día dos, se resuelve el problema de la electricidad. ¡Hay heladera y hay ventilador! A terminar de limpiar el apartamento. Por la noche entra un bicho del tamaño de un picaflor. ¡Corré a tirarle mata insectos! De paso ya te intoxicás un poco vos misma. Encerrate en el baño. (Con voz de narrador de Bob Esponja) Media hora más tarde: finalmente te animás a salir transpirando como si hubieras corrido una maratón, mata insectos en mano. ¿¡Dónde está?! ¿¡A dónde se fue?! Inspeccionás todo el lugar con el lampazo para asegurarte que efectivamente, el insecto se fue por la ventana abierta. Genial, ni loca vuelvo a dormir con eso abierto. Hora de asarse para dormir, al menos tenés ventilador esta vez.


Hum, me pregunto qué tendrá preparado el resto de la semana para mí. Espero que sea mil veces más aburrido que los dos primeros días, por favor, por favor, menos acción.




Atte.; Jane Doe


P.D.: No… pero gracias por tanto. Me hiciste el amague querida madurez… dos semanas y el maldito COVID me obliga a retroceder esos pasos que había avanzado y tengo que volver a casa. Estoy segura que había pedido por menos acción. No importa, a mantenerse positivos, tarde o temprano, la tormenta siempre pasa.



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domingo, 26 de enero de 2020

Entre ese 98% y 2%
enero 26, 20200 Comments










Queridas ruinas,

Hay veces que me siento menos humana y más como una casa en ruinas. Siento que no siento nada. Pienso y pienso y mis ideas se traban en un espiral de desprecio y enojo continuo.

Muchas veces… ok, la mayor parte del tiempo siento enojo, rabia. Esa rabia pronto se transforma en ira reprimida, me atraviesa en oleadas como ecos que a pesar de ser fáciles de controlar, no me hacen la existencia más llevadera. Y cuando no siento eso (el otro 2% del tiempo), lo que siento es tristeza… no, tristeza no es la palabra. ¿Impotencia? ¿Desesperanza? Esa palabra que las encierre a todas ellas, cualquiera que sea esa palabra, si es que existe.

Entre la ira perpetua y la desesperanza agobiante no sé con cuál quedarme. Las dos son una verdadera mierda que me empujan a poner más candados en esta casa vacía que se cae a pedazos; de todas maneras, no se confundan, soy perfectamente consciente de mis acciones.

A pesar de todo, creo que más detesto ese breve infinito vacío que queda entre la transición desde ese 98% y 2%. Ese eco de la nada es más abrumador que la ira y desesperanza juntas; soy capaz de escuchar el retumbar de esas emociones que dejaron al pasar, pero no soy capaz de sentir nada.

Pero bueno, es lo que hay supongo.


Atte., Jane.

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domingo, 29 de diciembre de 2019

Nada me queda mejor que sentirme seguro de mi mismo
diciembre 29, 20190 Comments










Queridos dobles estándares,

Hay dos actitudes/palabras que me molestaron sobremanera en esta pasada semana.

Primero: (algo que encontré hilarante) hombres y mujeres sintiéndose ofendidos por ver tetas de otras mujeres. Digo, es obviamente obligatorio que las mujeres usen sostén ya que los pezones de la mujer son una fuente constante de «vulgaridad». Es completamente razonable que los pezones femeninos ofendan a los demás cuando las de los hombres se pasean por la calle desde que tengo uso de razón. Amigo, yo vengo viendo tetas masculinas desde bebé y no me ves quejándome por semejante ofensa (y todavía tengo que lidiar con el hecho de que la gran mayoría sean al menos cinco veces más grandes que las mías, shame on you all).

No se puede cambiar la mentalidad de la sociedad sin que alguien empuje el cambio. Si mis pezones te ofenden, mirá a otro lado, es tu problema no el mío, yo no tengo por qué lidiar con tus inseguridades.

Segundo: (esta me dio más lástima del criticón que risa por lo imbécil de semejante pensamiento tóxico) una persona diciéndole a otra que tiene que adelgazar. Los humanos no estamos para complacer la vista de los demás (bueno, no la mayoría de las veces y definitivamente este no era el caso). Si la persona 2 se siente bien, cómoda y feliz en su propio cuerpo, la personita 1 uno no es nadie para andar diciéndole qué hacer o dejar de hacer con su cuerpo. Todos venimos en formas y colores diferentes, no existe un único envase de belleza, hay miles, infinitos. No está bien lastimar a otro por tus propios cánones de belleza, es patético, necestitás mirarte a un espejo (uno metafórico).

Mi cuerpo es mío para hacer lo que me venga en gana con él. Ocupate de tus asuntos que yo me ocupo de los míos; porque, no lamento informarte, mi cuerpo no existe para complacerte, cariño.

Y como las reinas Little Mix ya cantaron en Strip:


Take off all my make-up 'cause I love what’s under it
Rub off all your words, don't give a uh, I'm over it
(Jiggle all this weight, yeah, you know I love all of this)
Finally love me naked, sexiest when I’m confident



You say I ain't pretty
Well, I say I'm beautiful, it's my committee
Say we too provocative
Still look at me, look at me, look at me, yeah



Peace out


Atte., Jane Doe

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domingo, 17 de noviembre de 2019

Relaciones tóxicas
noviembre 17, 20190 Comments









Querido amor propio,

A veces cuesta más alejarse de esa persona que tanto mal te hace por lo cercana que es a tu corazón. Estas personas tóxicas se presentan en diferentes recipientes: el de un «amigo», una pareja, tu propia sangre; pero al fin del día siguen siendo el mismo ancla que te hunde. Siempre supe el increíble poder de las palabras, con solo una de ellas podés destruir a alguien, sea esa tu intención o no. Hay que ser más conscientes de nuestras acciones y pensar antes de hablar, no seamos tan ignorantes, ¿sí?

Pero por más difícil que sea alejarnos de estas anclas, hay que cortar la piola y dejarnos ir. Estar solo a la deriva puede ser aterrador, pero es la única manera de triunfar, de encontrarse a uno mismo y hacer tu propio camino hacia tus propias metas.

Nadie, absolutamente nadie tiene la verdad absoluta. Cada uno hace lo mejor que puede con lo que tiene. No vayas por la vida diciéndoles a las personas cuál es el mejor camino para ellas porque no hay una sola verdad, como tampoco hay un solo sendero y tampoco hay un solo destino. Todos estamos programados de manera diferente, así que dejá de tratar de cambiar al resto por pensar o actuar diferente a vos.

Las palabras son poder, las palabras son esperanza, verdad, mentira, amor, odio; pueden ser tanto la punta filosa de una espada o la más suave de las caricias. Solo hay que saber cómo usarlas. No todos saben cómo manejar estos instrumentos. Ja, ¡con tanta cosa inservible que te enseñan en la escuela uno pensaría que habría una materia para esto! Pero no, supongo que es una de esas cosas que la vida te enseña, o te las muestra al menos, vos elegís si aprenderlo o no.

No es sano estar con alguien que constantemente te dice lo equivocada de tus decisiones. No es sano estar con alguien que se impone sobre tus pensamientos y acciones. No es sano estar con alguien que por estar lastimado, te lastima, para así sufrir juntos. Pero tampoco es sano dejarte tratar como mierda por querer salvar a la otra persona. Nada, absolutamente nada justifica la violencia (ya sea física, emocional y/o verbal), nada justifica que te conviertas en esa otra persona tóxica de la ecuación, después de todo, se necesitan dos para bailar ese baile.

Si no estás cómoda en el lugar en el que estás, si no sos feliz ahí, si lo único que hace ese entorno es ahogarte y aplastarte, ¡salí de ahí! No es lugar para vos. Tenés que estar en un lugar en el que nadie ni nada te ate, en el que puedas ser vos misma sin miedo a ser diferente. No te pierdas en otra persona, porque volver a encontrarte va a ser cien veces más complicado y doloroso que haberte salido a tiempo, lo que no implica que no sea posible. Nunca es demasiado tarde.

Acordate, Jane, un poco de amor y respeto propio no debería ofender a nadie, y si lo hace, problema suyo.

Canción del día: Simon Says de NCT 127(esa letra es pura cruda verdad).


Atte., Jane Doe.

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domingo, 3 de noviembre de 2019

Lista de autorreflexión
noviembre 03, 20190 Comments









Querida yo del presente,

He aquí la siguiente lista de autorreflexión:


Falta de inspiración, sin energía ni ganas de levantarme.

Miedo constante de quedarme sin ideas.

Constante enojo conmigo misma y con la sociedad.

Cansancio de la desigualdad: social, de género, razas, elección sexual, etc.

¿Quién carajos soy? ¿Quién quiero ser? Tengo una mejor idea de la segunda, pero ni la más pálida idea de la segunda.

Sensación de nada. Siento como que estoy perdida en la nada, no hay nada a mi alrededor pero tampoco hay nada dentro de mí. Hay tanta nada que ni lugar para el vacío queda ya.

Tengo que leer más.

Cada día que pasa me siento menos y menos empática hacia los humanos y más por los animales. ¿Me estaré convirtiendo en vegana o sociópata? No, ni chance de la primera y la segunda se nace, además, creo que no se supone que los sociópatas se lleven muy bien con los animales… según Mentes Criminales. Entonces no sé.

Tengo que volver a ver Fleabag.

¿Seré lo suficientemente buena? A esta pregunta sí puedo responder con seguridad: no, todavía no, pero ya casi llego.

¡Mierda, otro año en el que me la perdí, la fiesta de Halloween!

Tengo que terminar de ver Beauty and the Beast y New Girl.

¡Quiero más tatuajes, el bendito piercing en la nariz y pintarme el pelo de azul otra vez!


¿Y ahora qué vas a hacer con esta lista? Más te vale que no quede en la nada, como siempre.



Atte., Jane.


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domingo, 13 de octubre de 2019

Verdad universalmente conocida
octubre 13, 20190 Comments









Queridas mujeres,

Es una verdad universalmente conocida que todas y cada una de nosotras, mujeres, necesitamos la aprobación de un hombre. Quiero decir, si estás teniendo un día terrible no hay nada que te suba el ánimo como un caballero gritándote groserías en la calle. Es algo que todas sabemos bien, ¿verdad mujeres?
Ah, sí. Esa hermosa y cálida sensación de cosificación/objetivización. De ser reducida a una cosa para la diversión de otros y dejar de ser humano. ¡Se siente como la gloria! Ser convertida en un objeto que sirve para placer de brutos con falta de autoestima.

¡Pero si es para eso que estamos! Para hacer sentir mejor al género masculino cuando empiezan a temblar por la falta de pelotas y atención. De vez en cuando todos necesitamos un recordatorio de que en realidad no somos tan cagones como aparentamos y que en realidad sí tenemos dos neuronas funcionando… apenas.

Sabemos bien que nuestro día no está completo sin algún inteligente caballero gritándonos cosas que ya sabemos de nuestro propio cuerpo. Siempre necesitamos esas palabras de uno de ellos. Duh. De esa manera estamos matando a dos pajaritos de un tiro, ya saben, nuestra confianza y empoderamiento crece con su virilidad.

¡Y no les pasa que lo disfrutan todavía más cuando van caminando solas de noche por calles no tan transitadas! No hay nada como esa subida de adrenalina en la que temés por tu vida y seguridad, es genial.
Pero, ¿saben qué? Creo que ellos saben estamos muy fuera de su liga, demasiado arriba y por eso intentan bajarnos a su nivel. Ya que no hay mejor manera de llamar la atención de una mujer que haciéndola sentir náuseas, ¿no?

¡Ja, Mr. Darcy es un poroto comparado con estos brutos dos neuronas micropenes de hoy en día! Pero ya saben, chicas, no hay que generalizar. Generalizar en cuanto a estos mal llamados «hombres» (de puro pedo humanos), porque nunca en mi vida me crucé con una mujer que disfrutara que cerdos sin sentido común le gritaran groserías por la calle.

Pero allá ellos, nosotras conocemos nuestro valor. Y lo sabemos por nosotras mismas, por quienes somos, no gracias a ellos. No somos piezas de exhibición, somos seres humanos. No estamos para complacerte, es la manera en que nuestro cuerpo está hecho. Esto no es un juego, es nuestra vida.

Y después se quejan cuando devolvemos el golpe.


Atte., Jane.





P.D.: esta Jane come, respira y vive sarcasmo… por si no había quedado claro ya. La canción de este domingo es These Boots Are Made For Walkin’ de Nancy Sinatra.
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domingo, 6 de octubre de 2019

No todos somos lo que parecemos
octubre 06, 20190 Comments









Queridas segundas impresiones,

Como bien saben, por lo general no le presto mucha atención a la gente. Es más, ni bien alguien se presenta, ya me olvidé del nombre. Así que la primera impresión de una persona por lo general en mí no cuenta con mucho peso, ahora la segunda sí.

Hay veces que alguien dice o actúa de tal manera y ya me cae mal, la gran mayoría de las veces hacen cosas que me da igual, y la minoría de las veces me caen bien, y con el tiempo terminan convirtiéndose en nuevos amigos. Bueno, nunca me pasó que de sopetón estuviera rodeada de gente que aborreciera de tal manera; apenas sí podía verles las caras.

¿No les pasó de no conocer a las personas con las que conviven pero tampoco importarles un bledo conocerlas, simplemente quieren poner miles de kilómetros de distancia entre ustedes? Me pasaba eso, hasta que tuvimos un problema que nos obligó a charlar.

Es increíble lo rápido que pude cambiar la idea que tenés de alguien con solo dos palabras de esa otra persona. Solo tenés que abrirte y darles la oportunidad. Entonces pueden pasar dos cosas: tus sospechas se confirman o se hacen añicos. Me pasó lo segundo.

A veces solo tenés que darles una oportunidad, no todos son lo que parecen. Ya debería saberlo bien, ya que toda mi vida fui una de esas personas. Yo siempre había sido la que estaba del otro lado de esa realidad, era a la que juzgaban, no la que juzgaba.

Siempre me confundían con asquerosa pero después decían que era en realidad «re buena»… idiotas, solo les decía lo que querían escuchar para que no me rompieran lo ovarios. Como siempre confundían mi timidez en antipatía, a lo largo de los años empecé a tomar ese papel y dejar de lado la timidez, que ahora ya no existe y solo queda desagrado. ¿Si todos creían que era antipática porque no hacer bien el papel? Y además creo que es un paso hacia adelante, la timidez es una verdadera mierda, te hace sentir mal e incómoda, la antipatía al menos me permite pararme más firme y sostenerles la mirada.

Me pasaba que siempre hablaba bajo y la mayoría de las veces nadie me escuchaba, cuando entraba a una habitación y saludaba, la otra persona nunca respondía porque jamás me escuchaba. Cuando tenía que entrar a un lugar lleno de gente directamente no abría la boca y me limitaba a mirar el piso. Después aprendí a mantener la frente en alto y aislar al resto, cosa que no siempre hacía conscientemente ya que dos por tres estaba imaginando alguna escena nueva para mis historias o cosas por el estilo.

Mi punto es que me cerré de tal manera que no le di la oportunidad a nadie más. Y estaba bien con ello, hasta hace unos días atrás. Ya no sé qué pensar o hacer. A veces está bueno abrirse, cosas buenas pueden salir de ello, y si salís lastimada en el proceso, bueno, es aprendizaje. Bah, o eso dicen.

Bueno, creo que todo esto es para decirles, segundas impresiones, que les voy a dar una oportunidad. Quién sabe, puede que todo salga mucho mejor de lo que esperaba.


Atte., Jane.

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domingo, 22 de septiembre de 2019

Enjaulada
septiembre 22, 20190 Comments









Querida prisión,

Una semana atrás, cuando estábamos de compras con mi familia, pasamos por una veterinaria. Siempre creí que las veterinarias estaban para ayudar a los animales, cuidarlos; resulta que estuve equivocada toda mi vida. Las veterinarias son para ayudar a los humanos a manejar sus mascotas y, a veces, ayudarlas a ellas también. Afuera de la veterinaria, en exposición y listos para la venta había aves encerradas en tres diferentes jaulas de tamaño mediano. No las conté, pero en una de las jaulas había al menos diez aves coloridas no muy chicas y de diferentes especies. Decime loca, pero eso no me parece muy humanitario que se diga.

Primero que nada, no tenían espacio suficiente para estar todas allí, ensoquetadas juntas. Ellas trataban de volar o encontrar un lugar en el que descansar pero no lograban encontrarlo, entonces seguían volando, saltando, tratando de escalar las barras de metal; pero no hay salida para ellas. En otra había palomas blancas, no me acuerdo qué había en la tercera, pero me parece que también eran aves de colores como las de la primera jaula.

Quiero dejar algo en claro, las aves no me parecen que sean un animal que representa la libertad, no creo que exista tal animal. Las aves solo hacen lo que pueden hacer, volar es su manera de moverse de un lado al otro tanto como el nuestro el caminar. Si ellas trataran de caminar o dar saltos para todos lados (lo cuál sería ridículo ya que: ¿por qué mierda tendrías tus pies en la tierra cuando podés tener las alas abiertas en las nubes?), serían presa fácil para los predadores de mayor tamaño. No les queda de otra, necesitan volar para sobrevivir, no lo eligen, están obligadas a hacerlo si quieren vivir.

Pero verlas allí, enjauladas, todas apretadas… no sé. Tocó un nervio en mi interior. Las aves no se suponen que tengan que estar encerradas para entretener a los humanos, deberían estar en su hábitat natural, volando, haciendo lo que hacen. No es joda, los humanos hacen mierda todo lo que tocan.

Después, ese mismo día (si mal no recuerdo), íbamos caminado y una tipa tenía en la mano un pájaro blanco. Cruzó la calle y se lo puso en el hombro. Cuando pasamos caminando por ella y un grupito de otras tres personas estaban hablando de cómo ella no tenía miedo que el ave se escapara ya que le había cortado las alas. Otro le respondió que al que él tenía no le habían cortado las alas pero no corría riesgo de escaparse, nunca lo había intentado. Probablemente el ave ni siquiera supiera cómo volar… A los dos animales le quitaron esa posibilidad, esa cosa que los hace ser quién son, que son parte de su naturaleza.

¿Y todo eso por qué? «Ay, pero son lindos de ver. Y les damos todas las comidas, los tenemos prolijitos, los tratamos bien, los tenemos adentro de la casa. Los cuidamos». Los cuidan… claro, ¡claro que los cuidan!

Siempre me molestó ver pájaros enjaulados, pero lo hecho, hecho está. ¿Porque qué vas a hacer con esos animales que tenés en cautiverio en tu zoológico personal? Si los largás en tu patio probablemente se vayan volando y no sobrevivan un día… porque no tienen idea cómo ser lo que nacieron para ser. A los humanos les encanta domesticar todo, transformar todo en algo más parecido a ellos mismos. Y sinceramente, es repugnante. Porque, ¿quién mierda elegiría ser un patético ser humano cuando podés ser cualquier otro animal?

La libertad es algo bastante complicado, nadie nunca es verdaderamente libre, ningún tipo de animal, ya sea humano o ave. Siempre estamos atados a algo, es algo con lo que siempre batallé internamente. Pero, ¿qué es la libertad realmente?

Para mí es tener opciones, tener poder de decisión, poder elegir, sí, estás limitado dentro de esas posibilidades, pero podés elegir. Sigo sin saber qué viene antes, ¿la libertad es consecuencia de la felicidad o viene esta después de la primera? Algunos creen que amar te hace un ser libre, yo tengo mis dudas al respecto, pero cada quién con lo suyo supongo.

No sé qué harás vos, yo por mi parte quiero ser capaz de romper las cadenas auto-impuestas y poder abrir tu puerta, la puerta de esta jaula social que me impide ser quién quiero ser, que me impide llegar a donde quiero llegar. Ya es hora de liberarme de vos, jaula de la que hice mi hogar tantos años atrás.



Atte., Jane

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