Jane Doe

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¡Bienvenidos! Les explico un poco de qué va el blog: «Diario de una Jane Doe» es el espacio que encontré para dejar salir todo eso que me gusta o lo que no, lo que me molesta o lastima, y lo que amo, los invito a hacer lo mismo en los comentarios. En «Rincón Literario» encontrarán «Recomendaciones» donde recomiendo libros, «Hablemos de…» que es un espacio para charlar sobre temas relacionados a la literatura incluyendo noticias sobre el mundo literario, en «Libro del mes» podemos charlar sobre un libro específico elegido para ese mes; «Conociendo autores» es un lugar para hacer eso exactamente, conocer un poco de los grandes autores detrás de las letras. Bajo el título «De Tinta y Papel» voy a subir unos relatos/cuentos/historias cortas que escribo. Por último, en «Rincón de entretenimiento» tenemos, por un lado, «Series de TV» donde podemos recomendar y hablar de series, y en «K-dramas» hacemos lo mismo que con series pero esta vez de dramas coreanos :) Espero que se queden, ¡y que empiece el viaje!

lunes, 6 de junio de 2022

Parejas que no me gustaron en dramas
junio 06, 20220 Comments

 








A veces las diferencias culturales juegan un rol muy importante, otras veces simplemente no es para vos, otras es la manera en que el drama está escrito… y a veces es simplemente un desastre. Todos somos diferentes y tanto como nos gustan algunas cosas, también hay otras que no (duh). No quiero ser negativa ni tirar hate a los que disfrutan de estos dramas, ni los actores ni el drama; solo quiero compartir mi opinión.






Sinopsis: basado en el webtoon «Tienda de conveniencia Saet Byul», Backstreet rookie, este drama nos cuenta la historia de Choi Dae Hyun, un joven responsable, amable, atractivo y torpe quien se encuentra por casualidad con Jung Saet Byeol, una estudiante rebelde de secundaria, y su grupo de amigas. Ella le pide que él le compre cigarrillos, él lo hace y ella se queda con su número de teléfono. Sus vidas no se vuelven a cruzar hasta 3 años más tarde cuando ella empieza a trabajar en la misma tienda de conveniencia de la que él es encargado.


Opinión: ¡Este drama! ¡Todo lo que esperé para que lo pusiera en Viki! Soy fan de Ji Chang Wook, así que desde que salió lo quería ver… solo para decepcionarme completamente. Tengo problema con esos dobles estándares que tan bien se ven en el drama. La chica principal tiene serios problemas, serios: es violenta, obsesiva y bastante creepy. Me emocioné porque ella parecía ser toda badass y eso, resultó ser un desastre, no da empoderamiento, da miedo. Su comportamiento obsesivo con él es asqueroso, ella se vive forzando en él, no da, gente. Solo porque sepa pelear y sepa defenderse no quiere decir que esté bien que use la violencia por donde sea que vaya. Si fuera un hombre haciendo las cosas que ella hace, todos saldrían a decir algo (incluso para el machismo normalizado en los doramas). Y después está el temita de la manera en que representan al amigo de Chang Wook… es un VERDADERO DESASTRE, media pila, gente. No me gustó la representación de «mujer fuerte», no me gustó la representación de escritores, no me gustó la manera en que trataron las rastas (como si fuera sinónimo de suciedad, sin hablar de la apropiación cultural), no me gustó la violencia y eso de que el consentimiento solo vale cuando un hombre quiere besar a una mujer y no a la inversa. NO.






Sinopsis: a Park Hoon lo secuestran junto a su padre y se los llevan a Corea del Norte, donde crece, estudia para ser cardiólogo y se enamora de Song Jae Hee. Pero debido a una serie de eventos, él la pierde y termina de regreso en Corea del Sur. Él nunca se rinde en la búsqueda de su amada, lo que le trae muchos problemas, terminando preso por tratar de ingresar a Corea del Norte innumerables veces. Para ganar dinero y traer a su amada de Corea del Norte empieza a trabajar en un hospital, es entonces cuando se encuentra con una anestesióloga idéntica a su amada, pero con otra identidad.


Opinión: Ah… la pareja principal… como que no, no tenían… química, supongo, no había nada que me hiciera querer verlos terminar juntos. Parecía un romance forzado. Él tenía que haber terminado con la doctora amiga, ella era la verdadera genia, mucho mejor que la histérica principal. Y si de villanos increíbles (o más bien, anti-héroes) se trata, como siempre, Park Hae Jin es un genio total (fue mi personaje preferido en todo el desastre de drama ese).






Sinopsis: Park Soo Ha es un adolescente capaz de leer los pensamientos de las personas tras un accidente en el que su padre falleció, él está en la búsqueda de la mujer que lo ayudó y él prometió proteger 10 años atrás. Jang Hye Sung es una defensora pública que no encuentra ni una pizca de satisfacción en lo que hace. Pero entonces conoce a Soo Ha, quien la ayuda a resolver sus casos con su habilidad sobrenatural.


Opinión: Otro drama que ni siquiera pude terminar. Todo mal con este. La pareja principal… esa diferencia de edad demasiado grande todavía me molesta. No podía ver romance en eso cuando ella lo había conocido a él siendo un niño… y se vuelven a encontrar cuando él todavía está en el liceo. Simplemente no pude con este.






Sinopsis: basado en el webtoon «I Know But» de Jung Seo, en Nevertheless seguimos a Yoo Na Bi, una estudiante de arte que, a pesar de querer tener citas, ya no cree en el amor debido a una mala experiencia con su relación anterior. Na Bi conoce al encantador y popular Park Jae Uhn, otro estudiante de arte a quién todos le dan igual y quien no está interesado en lo más mínimo en tener una relación romántica.


Opinión: Miré el drama por… bueno, exactamente por todas las razones que todos lo que lo miramos lo hicimos: el dramatismo de todo, la toxicidad de la relación entre ellos dos. Pero sinceramente, quería verlos sufrir para después darse cuenta que no era para que terminaran juntos, de verdad esperaba que no terminaran juntos, estaba tan feliz cuando se separaron y ella empezó a poner límites, era algo nuevo en un drama, dejar atrás la relación tóxica y abrirte a una relación más saludable… ¡Pero no, claro que no podía haber final feliz! ¿Final saludable y razonable? Ah, no, no, no hacemos eso acá. ¡Odié que terminaran juntos! El second lead… ah, siempre sufrimos por los second lead y este no fue la excepción. El second lead, tenía que haberse quedado con él…






Sinopsis: esta versión del manga «Hana Yori Dango» nos cuenta sobre cómo la vida de Geum Jan Di cambia por completo cuando luego de salvar la vida de un estudiante a punto de suicidarse recibe una beca para asistir a una escuela de élite (donde este estudiante asiste). Ella por ser la chica nueva y por venir de una familia humilde sufre bulling, y el que peor la trata es Gu Jun Pyo el líder de los F4, un grupo de los cuatro chicos más atractivos y ricos del colegio. Poco a poco esta enemistad va cambiando y Jun Pyo comienza a tener sentimientos por Jan Di, pero ella tiene sentimientos no correspondidos por otro integrante de los F4, el sensible Yoon Ji Hoo. ¿Cómo terminará este triángulo amoroso adolescente?


Opinión: Ah… ¿quién no ama cuando un abusador se sale con la suya y termina con la persona a la que lastimó y le hizo la vida imposible por mucho tiempo? 😑 DETESTO, y cuando digo DETESTO, digo: LO ODIO CON TODO MI CORAZÓN PORQUE ES UN INSUFRIBLE, ARROGANTE, NARCISISTA, ABUSADOR. Gu Jun Pyo y Geum Jan Di… ¿¡CÓMO PUDIERON TERMINAR JUNTOS?! Sé que este drama es un clásico y lo amé en su tiempo, pero todo lo que él le hizo a ella, lo horrible que la trató… todo para que ella lo «curara», lo «hiciera un mejor hombre». CÓMO ODIO ESOS CONCEPTOS, igual que en Nevertheless. ES ALTAMENTE TÓXICO Y PARA NADA REALISTA (este mensaje es realmente dañino, y más para jóvenes que están empezando a aprender del mundo y de las personas y relaciones). NADIE PUEDE «ARREGLAR» o «MEJORAR» A OTRA PERSONA, eso solo lo puede hacer UNO MISMO.






Sinopsis: Kim Je Ha es un ex-soldado traicionado y abandonado por su escuadrón, luego de esto, decide convertirse en guardaespaldas. Es contratado por Choi Yoo Jin, una mujer ambiciosa y egoísta, esposa del candidato presidencial Jang Se Joon. Pero el candidato a presidente tiene un gran secreto que podría poner en peligro su futuro como presidente: él tiene una hija fuera del matrimonio llamada Go Ahn Na, una joven que fue encerrada y asilada del resto del mundo durante toda su vida, pero ella logra escapar y ahora quiere vengarse por todo lo que le hicieron. Así, Je Ha se convierte en su guardaespaldas.


Opinión: Odié la pareja en sí más que nada porque detesté el personaje de ella. La típica damisela esperando ser rescatada. Para peor, con todo el maltrato que sufrió se volvió súper aniñada, realmente tenía la mentalidad de una niña, y que estuviera en una relación amorosa… ay, no sé, no me parecía que ella estuviera preparada para ningún tipo de relación. Me daba cosita (náuseas) cuando actuaba toda infantil y si bien lo entiendo desde la perspectiva del sufrimiento psicológico y emocional, por esas mismas razones no me parecía correcto que tuviera pareja, ni mucho menos. No estaban en una situación de igualdad, a eso voy, estaban muy lejos de estarlo, ella tenía un muy largo camino por recorrer sola antes de terminar con él.






Sinopsis: Eun Tae Hee es una joven que no cree en el amor y cree que todos los que se dejan llevar por el amor son patéticos. Por otro lado está Kwon Shi Hyun, un joven atractivo y único heredero del conglomerado JK Group que con sus otros dos mejores amigos se creen invencibles, haciendo todo lo que quieren cuando quieren sin importarles las consecuencias. Una cosa lleva a la otra y Tae Hee se convierte en el objetivo del grupo con el que ellos jugarán: Shi Hyun debe seducir a Tae Hee para luego dejarla con el corazón roto. ¿Conseguirá Shi Hyun enamorar a Tae Hee y ganar la apuesta o será él el que termine enamorándose?


Opinión: A ver, esto es lo mismo que con Nevertheless. Quise ver el drama por todo eso de parejas tóxicas. No quería que terminaran juntos y… OTRA VEZ ME HACEN CREER QUE VA A TERMINAR BIEN: CADA UNO POR SU LADO CUANDO, ¡ZAZ! Creías. Ay, sí, él se arrepiente al final, bien por él, ¿y qué? Naturalmente debería arrepentirse, debería rogar por perdón, no quiere decir que lo merezca. Y ella, sinceramente, ella se merecía alguien mejor. Él la manipuló, jugó con ella, le mintió y todo para diversión suya y de sus amigos. ¡GUA-CA-LA! A todos nos encanta un poco de toxicidad, pero me parece que la historia nunca debería terminar con ellos juntos, sin importar todos los años que pasaran, sin importar cuánto él pudiera haber cambiado. Pero bueno, es mi opinión. Sabía en qué me metía, y la verdad, me gustó bastante el dramatismo y la tensión, mi único problema es el final.



Bueno, ahora les toca a ustedes. ¿Cuáles son parejas en dramas que no soportaron o no les gustaron para nada?

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lunes, 7 de febrero de 2022

Doramas de comedia romántica, parte 2
febrero 07, 20220 Comments

 






Para este febrero les traigo la segunda parte de lista de dramas coreanos de comedia romántica. ¿Qué mejor, no? Acá les dejo la primera parte por si les interesa. ¡Empecemos!







¿Qué tienen en común Oh Yoon Seo, una actriz famosa pero muy mala en su trabajo que debido a controversias tuvo que desaparecer de los ojos del público por un rato, y Kwon Jung Rok, un frío y estricto abogado excelente en su trabajo? Muy poco, pero, ¿capaz su interés por las leyes? Decidida a no perder la batalla y volver su nombre a lo que era antes, la inocente y atolondrada Yoon Seo se interesa en un papel de una abogada, por lo que debe acepta trabajar obteniendo experiencia como secretaria en una firma de abogados, específicamente como la secretaria del estricto abogado Jung Rok . ¿Qué puede salir mal?








Esta aparente chica normal, esconde un secreto: viene de una familia de mujeres fuertes, no solo fuertes, sino súper fuertes. Entre enredos termina envuelta en un triángulo amoroso entre su amigo de toda la vida y un exitoso director de una compañía de videojuegos. Las apariencias engañan, ¿pero podrá mantener su secreto oculto de este joven director que la observa de cerca?







Yoon Se Ri, es una rica y exitosa heredera surcoreana que tiene un accidente mientras vuela en parapente y termina aterrizando (bah, «aterrizando» es un decir, cae en un árbol) del otro lado de la frontera: en suelo norcoreano. Ella no sabe en dónde se encuentra realmente y termina siendo encontrada por Ri Jung Hyuk, un oficial del ejército norcoreano, y sus hombres. Ella supone un peligro para ellos, pero a su vez ellos suponen un peligro para ella. Sin embargo, todo empieza a cambiar cuando se empieza a formar una amistad entre los soldados y la heredera, y más específicamente, cuando ella y Jung Hyuk comienzan a enamorarse. Países enemigos, sus vidas en juego, un amor imposible. Pero no hay de qué preocuparse, ¿no?







Sung Duk Mi es una excelente curadora de arte y una fangir de medio tiempo. Ella oculta su vida de apasionada fan profesional, pero su nuevo jefe, Ryan, famoso ex pintor y ahora director de una exitosa galería, descubre su secreto. Ella se interesa por su idol y Ryan se empieza a interesar por ella, ¿cómo terminará la historia de estos dos que ya de entrada no se llevan muy bien?







Ma Dong Chan es PD de un exitoso programa de televisión de finales de los 90. Go Mi Ran es una chica fuerte que trata de ganarse la vida para ayudar económicamente a su familia y salir adelante. Cuando ella, Dong Chan y más personas participan en el proyecto de congelación para el programa de televisión, se suponía duraría solo 24hs, pero terminan despertándose 20 años más tarde. Su aspecto y su memoria quedaron estancados en 1999, cuando iniciaron el proyecto, pero ya todo cambió: el año, la tecnología, sus vidas, sus familiares y amigos crecieron y siguieron adelante con sus vidas. Además de eso hay otro problema: su temperatura debe ser de 31.5°C si quieren sobrevivir. En medio de toda esta locura, encuentran en el otro alguien que entiende exactamente por lo que están pasando. Dos completos extraños que buscan consuelo en el otro, ¿serán capaces de adaptarse a estas nuevas circunstancias y realidad en la que despertaron?







Do Min Joon es un extraterrestre que aterrizó en Corea del Sur durante la dinastía Joseon. A tres meses de volver a su planeta conoce a Cheon Song Yi, una extravagante actriz exitosa que le hace cambiar su perspectiva en cuanto a la humanidad y por quien empieza a desarrollar sentimientos. ¿Podrá ser su amor más fuerte que las diferencias que los separan?



¿Ya vieron alguno de estos dramas? ¿Cuál es su preferido? Yo ahora que me puse a escribir sobre Melting me softly me entraron ganas de volver a verlo, es uno de mis dramas coreanos preferidos *ojos de corazón*. ¡Que disfruten este San Valentín con estos dramas de comedia romántica. ¡Hasta la próxima!


P.D.: Para todos ustedes románticos empedernidos, acá les dejo un post sobre mis parejas de doramas preferidas, ya que estamos en el tema...

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viernes, 4 de febrero de 2022

Libros de romance para leer este febrero
febrero 04, 20220 Comments

 





Me parece adecuado avisar que no soy la persona más adecuada para recomendar libros de romance, pero acá les traigo algunos... ya que estamos en ese mes. Bueno, ¡empecemos de una vez!
P.D.: Si suena que estoy poniendo los ojos en blanco, es porque probablemente lo esté. ¡No me hagan caso y ustedes disfruten de todo el romance y demás!






Primeros amores, inocencia, adolescencia y el dolor de crecer… meh, ese último apenas se toca; pero entienden el punto. No hay nada tan caótico y dramático como el primer amor y esto queda demostrado en esta trilogía. Son libros súper románticos y adorables, si te interesa todo este tema del primer amor y lo adorable de él, entonces entrale a estos libros.






Drama, drama, y más drama. Porque cuando pensás que ya pasó el drama… ah, no, se vuelve más dramático. Así que el vecino sexy, eh… ja, buena suerte. El drama no es para todos, pero para los que disfrutan de este, no podés no leer estos tres libros.






Viste cuando te dicen: si querés llorar, llorá. Bueno, este libro no te lo dice: te lo provoca. No entres a estos libros sin una caja de pañuelos al lado… ¡Hey, esto también se aplica para el de arriba! Bueno, a Colleen no podés leerla sin pañuelos al alcance de la mano. Este es más delicado y dulce que el anterior, me parece. Slammed es drama doloroso, este es drama más tierno… creo.






Vampiros, metamorfos, híbridos, súper poderes. Sangre, drama, adolescencia, inmortalidad, primeros amores… ¿¡qué más podés pedir!? Esta es una serie de romance adolescente llevado a la oscuridad de la noche… ¿no suena poético? Como sea, si sos de los que disfrutan de la fantasía y criaturas de la noche, ¡no te puede faltar este libro ícono de toda una generación!






Sinceramente… TODOS LOS LIBROS ESCRITOS POR ESTA GENIA DE LA LITERATURA. Pero me contuve y solo puse lo que tiran más al romance (todos lo hacen, pero creo que estos son los más románticos). Aunque… pensándolo bien, Emma probablemente debería estar acá, pasa que saqué otra cosa de ese libro que me pegó más fuerte que el romance.


Bueno, Orgullo y Prejuicio es el libro de enemigos a amantes, no digo que no existieran antes que este, pero como que es el número 1 en este tema, nunca mejor tratado, nunca mejor escrito. Si les interesa hablar sobre el libro, acá tienen el link al post del libro del mes.


Sentido y Sensibilidad me desesperaba de a ratos, pero por mucho que me desesperaba saber cómo iban a terminar estas dos hermanas, no podía dejar de leerlo. Jane Austen es muy buena escribiendo malos entendidos y cosas que parecen ser una cosa y resultan ser otra. Muchos dicen que este fue el precursor a Orgullo y Prejuicio, y, sinceramente, lo veo. Tratan temas diferentes, pero lo veo… vagamente.


Persuasión fue el primer libro que leí de ella y tiene un lugar muy especial en mi corazón. El tema del amor a lo largo del tiempo, me gustó bastante eso; la naturaleza humana y cómo no hay que dejarse manipular cuando uno está convencido de algo. Esta es mi segunda pareja preferida de Jane (Lizzy y Darcy por siempre #1).






Ángeles caídos, demonios, inmortalidad, un amor imposible que transcurre a lo largo de los siglos. ¿¡No suena tentador?! Lo que parece ser un primer amor adolecente termina siendo… bueno, lo que termina siendo. La atmósfera gótica y fría de este libro es magnética; ¿quién es el bueno y quién el malo? Eso es otro punto a su favor ;)






Bueno, es obvio y seguro que este libro sí o sí necesita un millón de cajas de pañuelos para leerlo. Otro más del primer amor adolescente, solo que… bueno, más trágico. ¿Lo más trágico de todo? Que no hay nada de fantasía en todo el asunto, es algo real que pasa en la vida real. Si las enfermedades terminales no te incomodan, entonces te aseguro que no te vas a arrepentir de este libro, que te va a hacer llorar tanto como te hace reír.




Eso es todo por hoy. ¿Ya leyeron estos libros? ¿Les interesó alguno? ¿Tienen recomendaciones de libros de romance? ¡Déjenme saber todo eso en los comentario!

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lunes, 31 de enero de 2022

Libro del mes: Orgullo y Prejuicio
enero 31, 20220 Comments




En este libro del mes vamos a charlar sobre este magnífico e inmortal clásico por Jane Austen: Orgullo y Prejuicio. El anterior fue Hush, hush, el oscuro romance adolescente por Becca Fitzpatrick, si les interesa, ¡pásense por el link!





Jane Austen fue una autora inglesa que vivió durante la época gregoriana. Sus obras reconocidas por su maravilloso sentido del humor y personajes entrañables son admiradas por lectores a lo largo del tiempo; sin importar cuántos años tengas o en qué época estés viviendo, es seguro que vas a encontrar puntos en común con los personajes o las situaciones en las que se encuentran; sus historias son realmente inmortales. Si te interesa saber más sobre esta increíble escritora, te invito a que visites este link donde te cuento más en profundidad sobre quién fue y conocemos un poco más sobre su biografía.


Orgullo y Prejuicio es el segundo libro de la autora. Este sigue la historia de la vivaz Elizabeth Bennet y su complicados encuentros y desencuentros con el estirado Mr. Darcy. Envueltos en malentendidos y prejuicios la trama se va desarrollando (y enrollando) con el orgullo de ambos interponiéndose entre ellos. Este clásico es el preferido de todos aquellos lectores fanáticos de las historias de enemigos a amantes, si sos uno de ellos este libro no puede faltar en tu biblioteca.


Por último: voy a estar estudiando la historia desde la edición bilingüe de Planeta (ya saben que soy amante de estas ediciones) y la edición de Pingüino, aunque va a ser más que nada desde la edición de Planeta y voy a hacer algunas traducciones por mi cuenta, pero el número de páginas va a ser desde la edición bilingüe.



















Una pausa para apreciar ese primer párrafo. No hay comienzo de libro más icónico y perfecto que este. Es una obra de arte dentro de otra obra de arte. Presenta el tono de la novela y el tema que se va a tratar. Lo leés y al instante sabés qué historia es.


Desde el comienzo los personajes son presentados a la perfección, los ves con claridad con solo unas pocas palabras de cada uno, es una de las cosas que hacen tan increíble escritora a Jane Austen. Los primeros personajes en ser presentados son los padres, el señor y la señora Bennet. Perfecto ejemplo este intercambio en la primera página del primer capítulo entre ambos, el señor Bennet pregunta:



«—¿Está casado o soltero?

—¡Oh!, soltero, querido, por supuesto. Un hombre soltero y de gran fortuna; cuatro o cinco mil libras al año. ¡Qué buen partido para nuestras hijas!

—¿Y qué? ¿En qué puede afectarlas?

—Mi querido señor Bennet —respondió su esposa—, ¿cómo puedes ser tan bobo? Te comunico que estoy pensando en casarlo con una de ellas.

—¿Ese es el motivo que le ha traído aquí?»



Las intenciones de la señora Bennet son claras como el día (porque ella misma lo dice): casar sus hijas, más específicamente, casar a una de sus hijas con este joven adinerado. El del señor Bennet… molestarla con sus comentarios y aparente falta de interés (él sí se importa por el futuro y felicidad de sus hijas, a su manera, pero lo hace. Es más, fue unos de los primeros en ir a visitar al tan esperado señor Bingley), su esposa es una dramática por naturaleza, pero él también hace de todo un teatro; son entretenidos, tan diferentes pero algo parecidos a la vez. Es… no sé si cómico o triste (al menos para alguna de sus hijas) que las considere poco interesantes o inteligentes, pero ya de entrada deja ver su preferencia por Lizzy. ¡Che, yo creí que los padres no tenían favoritos! Este definitivamente no es el caso para estos dos. Para el padre es su segunda hija y para la madre la primera (aunque me parece que más que la mayor es la menor, pero bue).



«—¡Estoy harta del señor Bingley! —chilló su esposa.

—Siento mucho oír eso; ¿por qué no me lo contaste antes? Si lo hubiese sabido esta mañana, no habría ido a su casa. ¡Mala suerte! Pero como ya le eh visitado, no podemos rechazar ahora su amistad.»

Capítulo 2, página 16.



El señor Bennet consigue exaltantemente lo que quiere: una reacción de sus hijas y mujer que después de pasada la sorpresa inicial, quedan como locas. Es gracioso como todos estaban encantados con Bingley pero en cuanto ven a Darcy quedan encantados con él y su billetera pero en media hora se hace detestar por todos y ya no les interesa más.



«[…] pero fue su amigo el señor Darcy el que pronto centró la atención del salón por su exquisita personalidad, era un hombre alto, de agradables facciones y de aspecto ennoblecido. Pocos minutos después de su entrada ya circulaba la noticia de que su renta era de diez mil libras al año. Los señores confesaban que era un hombre de mucha clase; las señoras opinaban que era mucho más guapo que Bingley, siendo admirado durante casi la mitad de la velada, hasta que su conducta produjo tal disgusto que hicieron cambiar el curso de su buena reputación; se reveló que era un hombre orgulloso, que ambicionaba estar por encima del resto y demostraba su rechazo al ambiente que le rodeaba; ni siquiera sus extensas posesiones en Debyshire podían salvarle ya de mostrarse odioso y antipático y de que se considerase que no valía nada comparado con su acompañante.»

Capítulo 3, páginas 20 y 22



Cómo la plata cambia la apariencia de las personas y todo, ¡es como magia! Una vez se enteran de que es más rico que Bingley ya también es más atractivo que este a los ojos de las mujeres y ser rico también lo hace automáticamente un buen hombre… Pero claro, después se dan cuenta que no es de hablar mucho y no le gusta bailar y aunque siguen sin conocerlo, definitivamente es una mala persona. Detestable. ¿Soy yo o estas cosas se siguen viendo hoy en día? Jane Austen es una genia, solo eso.


Entiendo que en una comunidad donde todos se conocen (y juzgan) entre sí la llegada de alguien nuevo siempre causa revuelo. Las apariencias importan, y mucho más en el 1800, si no pretendés (como mínimo) ser sociable entonces no te va a ir bien. TODOS fueron rápidos en sacar conclusiones de Darcy sin siquiera conocerlo. Obvio fue grosero con lo que dijo de las mujeres del lugar y sobre Lizzy, pero incluso antes de escucharlo, ella ya lo miraban feo por no andar por ahí de sonrisitas y conversaciones triviales con gente que ni conocía a diferencia de Bingley. Debe ser la introvertida asocial en mí, pero entiendo a la perfección a Darcy, y la contestación a Bingley cuando le dice que vaya a ser sociables, lo sentí a flor de piel… obviamente, menos la parte en la que se mete con la reina del sarcasmo Elizabeth Bennet; hay límites, Darcy, hay límites. Y sí, es un orgulloso engreído grosero prejuicioso, pero no voy a negar que lo entiendo.



«—Ven, Darcy —le dijo—, tienes que bailar. No aguanto verte ahí de pie, solo y con esa actitud imbécil. Es mejor que bailes.

—No pienso hacerlo. Sabes cómo lo odio, a no ser que conozca personalmente a mi pareja. En una fiesta como ésta me sería insoportable. Tus hermanas están comprometidas, y bailar con cualquier otra mujer de las que hay en el salón sería un castigo para mí.

—No deberías ser tan exigente y cascarrabias —se lamentó Bingley— ¡Por lo que más quieras! Palabra de honor, nunca había visto tantas muchachas tan atractivas como esta noche; y hay algunas que son singularmente hermosas.

estás bailando con la única chica guapa del salón —dijo el señor Darcy mirando a la mayor de las Bennet.

—¡Oh! ¡Ella es la criatura más hermosa que he visto en mi vida! Pero justo detrás de ti está sentada una de sus hermanas que es muy guapa y apostaría que muy simpática. Deja que le ruegue a mi pareja que te la presente.

—¿A cuál te refieres? —y, volviéndose, miró por un instante a Elizabeth, hasta que sus miradas se cruzaron, él apartó rápidamente la suya y dijo con frialdad: — No está mal, aunque no es lo bastante guapa como para seducirme; y no estoy de humor para hacer caso a las jóvenes que han despreciado otros. Es mejor que regreses con tu pareja y disfrutes de sus sonrisas porque estás perdiendo el tiempo conmigo.»

Capítulo 3, páginas 22 y 24.



Como para no hacerlo tu enemigo mortal después de un comentario de esos… Además, dice mucho de la personalidad de Lizzy que cuente a sus allegados lo que Darcy dijo de ella como un chiste y restándole importancia, claro que algo tuvo que molestarla, pero elige burlarse y no darle más importancia de lo que merece; transformar algo negativo en un chiste es un súper poder casi, ¿no les parece? Aunque la madre solo habla de Darcy para llamar la atención del padre, muestra que algo se preocupa por su hija al salir a su defensa… bueno, casi en su defensa; pero es mejor que nada… creo.


Jane es una persona bastante reservada, hasta con su hermana más cercana; pero a Lizzy es a quién le deja ver con más claridad cómo se siente y cómo piensa. Solo a Lizzy elige contarle sus verdaderos sentimientos. Y también se ven con claridad las personalidades de ambas en esta escena cuando hablan de Bingley a principios del capítulo 4:



«—Es todo lo que un hombre joven debería ser —dijo ella—, sensato, alegre, con sentido del humor; jamás había conocido modales tan desenvueltos, tanta naturalidad con una educación tan completa.

—Y también es apuesto —replicó Elizabeth—, lo cual nunca está demás en un joven. De forma que es un hombre completo.

—Me sentí muy alagada cuando me sacó a bailar por segunda vez. No esperaba semejante cumplido.

—¿No lo esperabas? Yo sí. Ésa es una gran diferencia entre nosotras. A ti los cumplidos siempre te cogen de improvisto, a , jamás. Era lo más normal que te sacara a bailar por segunda vez. No pudo pasar por alto que eras cinco veces más guapa que todas las demás mujeres que había en el salón. No agradezcas su galantería por eso. Bien, es cierto que es muy agradable, apruebo que te guste. Te han gustado muchas personas más estúpidas.

—¡Querida Lizzy!

—¡Oh! Sabes perfectamente que tienes cierta predisposición a que te guste toda la gente. Nunca vez un defecto en nadie. Todo el mundo es bueno y agradable en tus ojos. Nunca te he oído hablar mal de un ser humano.

—No quisiera ser injusta al censurar a alguien; pero siempre digo lo que pienso.

—Ya lo sé; y es eso lo que me sorprende. Con el buen juicio que posees, ¡estar tan ciega a las locuras y tonterías de los demás! La afectación y la candidez son bastante normales, se ve por todas partes. Pero ser cándido sin alardes ni premeditación, quedarse con lo bueno de cada uno, mejorarlo más, y no decir nada de lo negativo, eso solo lo haces tú. Y también te complacen sus hermanas, ¿no es así? Sus modales no se parecen nada a los de él.»

Capítulo 4, página 28.



La dinámica entre Darcy y Bingley es medio parecida a la de Jane y Lizzy. Como que se complementan bien. Darcy es más práctico, realista y racional mientras que Bingley anda en las nubes, es bastante inocente e impulsivo; Darcy lo cuida de que se mande cagadas monumentales. Pero Bingley le hace bien a Darcy, como que lo mantiene más humilde y le da otra perspectiva de las cosas, y Darcy necesita otras perspectivas.


Lo agresivo pasivo de la señora Bennet es de terror con los Lucas, especialmente cuando se encuentran con Charlotte después del baile. Y acá vamos de nuevo con los prejuicios hacia Darcy. Él es directo (lo que muchas veces se confunde con ser grosero, él no dice lo que piensa de mala manera o para lastimar, simplemente dice lo que piensa), asocial, reservado y tímido, y ya por eso es desagradable y orgulloso… Y, sí, es orgulloso, pero no trata mal a nadie en el baile, simplemente se mantuvo alejado. Sí fue grosero con Lizzy, pero no se suponía que ella supiera de eso tampoco, no fue como que él dijo esas cosas adrede para lastimarla o molestarla. Igualmente, entiendo que la gente tienda a confundir ser orgulloso con ser reservado… Pero, che, ¿es tan malo ser orgulloso? Joda. Bueno, digo, un poco no hace mal… Ahora, las palabras de mamá querida con relación al trato de Darcy con su hija son perfección. Si dijeran eso de mi hermana o una de mis amigas, le saltaría a la yugular como ella.



«—Te suplico que no le metas en la cabeza a Lizzy que se disguste por sus malos tratos, ya que es un hombre tan desagradable que sería una desgracia gustarle. La señora Long me dijo que había estado sentada a su lado por media hora y que no había articulado palabra.

—¿Estás segura, mamá? ¿No te equivocas? Yo vi al señor Darcy platicar con ella.

—Sí, claro; porque ella al final le preguntó si le gustaba Netherfield y él no tuvo más remedio que responder; pero la señora Long dijo que a él parecía molestarle que le dirigiera la palabra.

—La señorita Bingley me dijo —comentó Jane— que él no solía hablar mucho, a no ser con sus amigos íntimos. Con ellos es inimaginablemente simpático.

—No me creo una palabra, querida. Si fuese tan simpático habría hablado con la señora Long. Pero ya me imagino qué pasó. Todo el mundo dice que el orgullo no le cabe en el cuerpo, y me jugaría lo que fuera a que oyó que la señora Long no tiene coche y que fue al baile en uno de alquiler.»

Capítulo 5, página 36.



Empezamos bien, pero basta. Ya se vuelve ridículo. ¿De dónde sacó eso? Y seguimos sacando conjeturas de su personalidad como si fuera 100% cierto a pesar de no conocerlo en absoluto. Pero, querida Lizzy, esa promesa de nunca bailar con él va a volver para probarte lo contrario más temprano que tarde. Es lo que dicen de escupir para arriba, ¿no?








Lo que me pasa con Mary es que a veces estoy medio de acuerdo con ella y otras en las que no estoy en absoluto. Ella es inteligente, sí, pero es joven y le falta experiencia. La teoría está casi la mayoría de las veces bien, ahora en la práctica, ese es otro tema completamente diferente. De todas maneras, en este caso estoy de acuerdo con ella:







Y como siempre, nadie la escucha. Elizabeth le saca la ficha al instante a las hermanas de Bingley, son falsas e intereseras, solo le prestan atención a Jane porque es linda y buena, también es fácil de manipular ya que es más inocente que Lizzy y solo ve cosas buenas de la gente, no toda la imagen. Son imbancables estas mujeres. Ya sabemos que Jane es muy reservada, lo que lleva a las palabras de Charlotte respecto al asunto del casamiento. En esa época una mujer no podía darse el lujo de casarse por amor (a menos que estuvieras en una situación como la de Emma Woodhouse), el casamiento era una transacción y Charlotte entendía esto a la perfección, ella busca un futuro estable y eso significa casarse con alguien que esté bien económica y socialmente, es una mujer práctica y realista, contrario a Jane y Elizabeth que son un poco más románticas y tienen en mente casarse por amor, Jane estoy segura que se casaría con alguien que no amara con tal de ayudar o salvar a su familia; pero, como bien sabemos, Lizzy ni por eso se casaría sin amor. Es interesante las posiciones de las tres respecto al tema, todas son válidas y entendibles. Es irónica la parte en que Lizzy le dice a Charlotte que ella no cree que su amiga se case sin amor solo para asegurarse un futuro… sutil presagio. Lizzy le resta importancia porque ella no piensa así, a pesar de que su amiga literalmente le está diciendo eso en ese momento.



«—Bueno —dijo Charlotte—. Deseo de todo corazón que a Jane le salgan bien las cosas; y si se casase con él mañana, creo que tendría más posibilidades de ser feliz que si se dedica a analizar su carácter durante doce meses. La felicidad en el matrimonio es solo cuestión de suerte. El que una pareja crea que son iguales o se conozcan bien de antemano, no les va a traer la felicidad en absoluto. Las diferencias se van acentuando cada vez más hasta hacerse incompatibles; siempre es mejor saber lo menos posible de los defectos de la persona con las que vas a compartir tu vida.

—Me hacer reír, Charlotte; es absurdo. Sabes que es absurdo; además tú jamás obrarías de esa manera.»

Capítulo 6, página 42.



Lizzy está tan concentrada en su hermana y Bingley que sumado al comentario grosero de Darcy hacia ella y su comportamiento con el resto solo ayudan a que ella lo ignore por completo. Pero los lectores vemos como él se va interesando más y más en ella… a su manera, porque sigue siendo orgulloso y reservado. Le cuesta creer y/o aceptar que ella está a su nivel, se siente avergonzado incluso por interesare en ella. Sinceramente no tengo palabras para defenderlo en esto. Ella ya tiene una opinión formada sobre él y no es muy positiva que se diga, y es una opinión que solo va de mal en peor, justo cuando él empieza a cambiar la suya y empieza a ver cosas agradables en ella. De todas maneras, él no se anima a acercarse demasiado y se limita a observarla de lejos (pero no tan de lejos). Tengo una teoría y ustedes por favor díganme lo que piensan de ello: pero Charlotte desconfía (como mínimo) que Darcy está interesado en su amiga. Tengo otra teoría con respecto a Charlotte de la que voy a hablar más adelante.


Acá y allá hay pequeñas, casi imperceptibles, pistas de la manera en que los pensamientos y sentimientos de Darcy hacia Elizabeth van cambiando a medida que se da la oportunidad de conocerla. Como cuando estaba observando/juzgando/mirado con malos ojos como las personas de la reunión bailaban y decía que eso era cosa de «salvajes» pero cuando Sir William los presenta para que bailen él enseguida quiere hacerlo… pero claro, es rechazado por ella; lo que, por alguna razón, solo hace que él se siente más interesado/intrigado por ella.



«—De verdad, señor, no tenía la más mínima intención de bailar. Le ruego que no piense que he venido hasta aquí para buscar pareja.

El señor Darcy, con toda corrección le pidió que le concediese el honor de bailar con él, pero fue inútil. Elizabeth estaba decidida, y ni siquiera sir William, con todos sus argumentos, pudo persuadirla.

—Usted es maravillosa en el baile, señorita Eliza, y es muy cruel por su parte negarme la satisfacción de verla; y aunque a este caballero no le plazca este entretenimiento, estoy seguro de que no tendría inconveniente en darnos satisfacción durante media hora.

—El señor Darcy es muy cortés —dijo Elizabeth sonriendo.»

Capítulo 6, página 48.



Compiten por quién es más sutil. Y después aparece la señorita que grita desesperación. Su actitud es todavía peor que la de Darcy, pero supongo que es entendible hasta cierto punto… niña rica mimada que no tiene idea de nada y se cree más importante de lo que realmente es. Los juzga por diversión diciendo que se creen la gran cosa cuando no lo son, y todo lo que le falta es un espejo. Y además de narcisista, también celosa y manipuladora… como si se pudiera manipular a Darcy.



«Elizabeth los miró con coquetería y se retiró. Su resistencia no le había perjudicado nada a los ojos del caballero, que estaba pensando en ella con placer cuando fue interrumpido por la señorita Bingley.

—Adivino por qué está tan pensativo.

—Creo que no.

—Está pensando en lo insoportable que le sería pasar más veladas de esta manera, en una sociedad como ésta; y por supuesto, opino lo mismo. ¡Nunca he estado más molesta! ¡Lo insípidos y ruidosos que son! ¡La insignificancia de toda esa gente y qué importancia se dan! Lo que daría por oír sus críticas sobre ellos.

—Sus conjeturas son totalmente erróneas, le aseguro. Mi mente estaba ocupada en cosas más placenteras. Estaba meditando sobre el gran placer que pueden proporcionar un par de ojos bonitos en el rostro de una mujer agraciada.

La señorita Bingley inmediatamente fijó sus ojos en su cara, deseando que él le dijese qué dama había inspirado tales pensamientos. Con gran intrepidez, el señor Darcy respondió:

—La señorita Elizabeth Bennet.

—¡La señorita Elizabeth Bennet! —repitió la señorita Bingley—. Me deja perpleja. ¿Desde cuándo es su favorita? Y dígame, cuándo tendré que felicitarlo?

—Ésa es precisamente la pregunta que esperaba que me hiciera. La imaginación de una dama va muy rápido, salta de la admiración al amor y del amor al matrimonio en un abrir y cerrar de ojos. Sabía que me daría la enhorabuena.

—Si lo toma tan en serio, creeré que es ya cosa hecha. Tendrá usted una suegra encantadora, de veras; y ni que hablar, estará siempre en Pemberley con usted.

Él la escuchaba con perfecta indiferencia mientras ella seguía disfrutando con las cosas que le decía; y al comprobar, por la actitud de Darcy, que todo estaba salvo, dejó de correr su ingenio durante largo rato.»

Capítulo 6, páginas 48 y 50.



Y entonces Elizabeth va a ver y cuidar de su hermana mayor que está enferma en la casita de su pretendiente. Y, seamos sinceros, llegados a este punto ni tan sutil es ya que Darcy está interesado en ella:



«La introdujeron en el comedor donde estaban todos reunidos menos Jane, y donde su presencia causó gran sorpresa. La señora Hurst y la señorita Bingley no daban crédito a que hubiese caminado tres millas sola, tan temprano y con un tiempo tan desapacible. Elizabeth quedó convencida de que la despreciaron por ello. Sin embargo, la recibieron con mucha cortesía, pero en la actitud del hermano había algo más que deferencia: había buen talante y amabilidad. El señor Darcy habló poco y el señor Hurst menos. El primero fluctuaba entre la admiración por la luminosidad que el ejercicio le había dado a su rostro y la duda de si la ocasión justificaba el que hubiese venido sola desde tan lejos. El segundo solo pensaba en su desayuno.»

Capítulo 7, página 58.



Las hermanas de Bingley son insufribles. Estas dos brujas se potencian de una manera… ni bien Lizzy puso pie fuera de la pieza empiezan a hablar pestes de ella. Desde el pelo, al vestido sucio porque caminó desde su casa para asegurarse de que su hermana estuviera bien, a sus modales, la manera en que habla, todo les sirve. Lo que hacen los celos… ¡Y no se les pasa nada! Y si no es suficiente, entonces inventan algo más para hacerla quedar mal… pero los ojos de Bingley y Darcy ven otra cosa:



«—Demuestra un entrañable cariño por su hermana —dijo Bingley.

—Temo, señor Darcy —observó la señorita Bingley en un susurro—, que esta aventura habrá afectado bastante la admiración que sentía usted por sus hermosos ojos.

—De ningún modo —respondió Darcy—; con el ejercicio se pusieron todavía más brillantes.»

Capítulo 8, página 64.



Son patéticas. Y ahora que terminaron con Lizzy siguen con su condescendencia hacia la pobre Jane y su terrible familia y falta de conexiones; ¡y todavía se burlan de que eso no la va a llevar a ningún lado! ¿Esas son tus queridas amigas, Jane? ¡Con amigas así! Bingley sale a su defensa, pero Darcy tiene otra postura; acá volvemos a ver lo diferentes que son, Bingley defendiendo a su mujer y el otro siendo realista.



«—Aunque todo Cheapside estuviese lleno de tíos suyos —exclamó Bingley—, por ello serían las Bennet menos atractivas.

—Pero les disminuiría las posibilidades de casarse con hombres que representen algo en el mundo —respondió Darcy.»

Capítulo 8, página 64.



Sí, dale, Darcy, a ver cómo terminás.







Antes de otra gran crítica a la posición de la mujer en la sociedad de la época, Darcy encuentra la manera de mencionar a Lizzy cuando le preguntan por su hermana y él responde que es un poco más alta que ella. Estas escenas donde hablan del tema es una de mis escenas preferidas en el libro.



«—Me sorprende —dijo Bingley— que las jóvenes tengan tanta paciencia para asimilar tanto, y lleguen a ser tan instruidas como lo son todas.

—¡Todas las jóvenes instruidas! Mi querido Charles, ¿a qué te refieres?

—Sí, todas. Todas pintan, forran biombos y hacen monederos. No conozco a ninguna que no sepa hacer todas esas cosas, y nunca he oído hablar de una dama por primera vez sin que se me dijera que era instruida.

—Tu lista de lo que abarcan comúnmente esos méritos —dijo Darcy— tiene mucho de auténtica. La palabra se aplica a mujeres que no lo merecen más que por hacer monederos o forrar biombos. Pero no estoy de acuerdo contigo en cuanto a lo que se refiere a tu aprecio de las damas en general. De todas las que he conocido, no puedo vanagloriarme de conocer más que a una media docena que sean totalmente instruidas.

—Ni yo, es verdad —dijo la señorita Bingley.

—Entonces —observó Elizabeth— debe ser que su concepto de una mujer instruida en muy exigente.

—Sí, es muy exigente.

—¡Oh, ciertamente! —exclamó su fiel asistente—. Nadie puede estimarse realmente instruido si no sobrepasa en mucho lo que se encuentra por regla general. Una mujer debe tener un conocimiento profundo de música, canto, dibujo, baile y lenguas modernas. Y además de todo eso, debe poseer un algo singular en su aire y manera de andar, en el timbre de su voz, en su amabilidad y modo de expresarse; pues de lo contrario solo merecería el calificativo más que a medias.

—Debe poseer todo esto —añadió Darcy—, y a ello hay que añadir algo más implícito en el desarrollo de su inteligencia por medio de abundante lectura.

—No me asombra ahora que conozca únicamente a seis mujeres instruidas. Lo que me extraña es que conozca a alguna.

—¿Tan estricta es usted con su propio sexo que duda de que esto sea posible?

—Yo jamás he visto una mujer así. Jamás he visto tanta capacidad, tanto gusto, tanta aplicación y tanta elegancia juntas como usted las define.»

Capítulo 8, páginas 68 y 70.



Y claro, si compitieran por quién es la reina de idiotas estas dos van cabeza a cabeza. Pasaron totalmente por alto punto el de Lizzy, ella solo estaba apuntando a que las exigencias para las mujeres de la época eran ridículas y prácticamente inalcanzables, pero estas otras dos boludas van con que estaba tirando abajo a las mujeres para ella resaltar. The fuck? ¿Cómo llegaron a eso? Y después la típica contestación de Darcy… ¿Vuelan palos para todos lados o es mi impresión?



«—Elizabeth —dijo la señorita Bingley cuando la puerta se hubo cerrado tras ella— es una de esas muchachas que tratan de hacerse queridas por el sexo opuesto desacreditando al suyo propio; no diré que no dé resultado con muchos hombres, pero en mi opinión es un truco rastrero, una mala artimaña.

—Indudablemente —respondió Darcy, a quien iba dirigida principalmente esa observación— hay bajeza en todas las artes que las damas a veces se rebajan a utilizar para cautivar a los hombres. Todo lo que tenga que ver con la astucia es abominable.»

Capítulo 8, página 70.



Es físicamente doloroso tener que leer la parte en que mamá Bennet va a Netherfield con sus dos hijas más jóvenes. Como siempre exagerando todo, haciendo un teatro de la vida y drama de las cosas más insignificantes, agrandando por demás a su hija mayor y menospreciando a las menores. Entiendo que quiera casarla de una vez, pero señora, ¡algunos límites están para no cruzarlos! Además, estar tan a la defensiva no te deja bien parada. Ay, no, esa escena sobre el campo y la ciudad con Darcy… doloroso, extremadamente doloroso. Y cuando habla de Charlotte y encima dice que no le gusta regodearse con la superioridad de sus hijas… ¡cuando es todo lo que hace! No. No puedo.







Ay, Elizabeth, Elizabeth… querida Elizabeth. Así que ella se da cuenta que Dary la está mirando/observando más de lo natural y su instinto natural le dice que él la está juzgando negativamente. Aunque, bueno, sinceramente no veo fallas en su lógica, pensaría igual de estar en su situación. Me parece fantástica esta interacción (cuenta como tal, ¿no?), así que acá se las dejo:



«La señora Hurst cantó con su hermana, y, mientras se empleaba en este cometido, Elizabeth no podía evitar percibir, cada vez que volvía las páginas de unos libros de música que había sobre el piano, de la frecuencia con la que los ojos de Darcy se fijaban en ella. Le era difícil pensar que fuese objeto de admiración ante un hombre de tal rango; e incluso sería más extraño que la mirase porque ella le desagradara. Por fin, solo pudo pensar que llamaba su atención porque había algo en ella peor y más censurable, según su concepto de la virtud, que en el resto de los asistentes. Esta suposición no la disgustaba. Le agradaba tan poco, que la opinión que tuviese sobre ella, la tenía sin cuidado.»

Capítulo 10, página 88.



Y Darcy ya está bastante más interesando en ella de lo que pretendía. Para el lector es más obvio por el narrador omnisciente, pero claro, para Lizzy va a ser más complicado entender a Darcy. Y es la segunda vez que ella rechaza bailar con él. Él se da cuenta que está interesado en ella pero se cree seguro porque ella no está a su nivel, así que no hay peligro de enamorarse y terminar casándose con ella. Ja.




 




Y claro, los celos de la Bingley tienen que estar presentes, lo que no se da cuenta es que con cada palabra y mal comentario con respecto a los Bennet se entierra más. Así que, amiga, seguí así que vas por buen camino… o lo opuesto. Y Darcy cada vez se interesa más por Lizzy, no se da cuenta que corre tanto peligro como su amigo; ella no lo nota, porque sus pensamientos no van en esa dirección, pero el lector, como mínimo lo sospecha. Él, a pesar de su timidez y lo mucho que le cuesta relacionarse con gente que no conoce, trata de acercarse a ella. Creo que este intercambio entre Elizabeth y Darcy los describe a la perfección y su relación.




 




Todo bien pero no me parece que eso sea un defecto… y, ¿por qué ser precavido implica odiar a todo el mundo? (¿Me puse muy defensiva al respecto?) Darcy es bueno sacando la basura de su vida, simplemente limpiar tu entorno de gente tóxica, es inteligente y práctico; si no te sirve, a otra cosa mariposa, ¿no?


La retirada de las hermanas Bennet de Netherfield afectó a todos más o menos igual; parece de agrado de todos menos de Bingley. Jane ya consideraba demasiado seguir en la casa, y las hermanas de este son tan falsas y tóxicas que, aunque actúen de una manera en su presencia, sienten que mientras más lejos las tengan mejor (aunque apenas pasen a Jane), Darcy ya se veía en peligro de que Lizzy le gustara todavía más y Elizabeth ya estaba podrida de todos menos de Bingley. Claro, esto no es de agrado de la señora Bennet y aunque su padre se haga el que no le importa, extrañó a sus hijas mayores.


Collins es desagradable y la señora Bennet es demasiado la mayor parte del tiempo, pero entiendo que viene desde un lugar de amor por sus hijas. A ella Collins no le gustaba porque lo veía como un extraño que venía a quitarle todo a sus hijas; pero si él muestra interés en alguna de ellas para casarse, entonces es más que bienvenido, ya que eso supondría que estarían salvadas y no quedarían en la nada luego de la muerte de su esposo. Ella las quiere casadas por la seguridad de ellas. Si bien la señora Bennet es muy molesta (todo el tema de querer casarlas a como dé lugar independientemente de sus sentimientos, ser una chusma bárbara, hablar sin pensar y el dramatismo de ser hipocondríaca), tiene razón. En esa época ser mujer venía de la mano de ser esposa. Si no te encontrabas un buen marido, estabas en el horno. Ella solo quiere lo mejor para sus hijas, lo que en la época significaba casarse con un hombre que tuviera estabilidad monetaria y social.



«—Siento mucho el infortunio de sus bellas hijas; pero voy a ser precavido, no quiero adelantarme y parecer imprudente. Lo que sí puedo asegurar a esas jóvenes, es que he venido dispuesto a admirarlas. En principio, no diré más, pero quizás, cuando nos conozcamos mejor…».

Capítulo 13, página 112.



Y como buen baboso después sigue tirando elogios a diestra y siniestra tratando de pescar algo. Collins es el típico tipo que dice una cosa y después va y hace otra (seguro más adelante van a aparecer ejemplos), va para donde la corriente lo lleve y hace lo que los demás le dicen, y con «demás» me refiero a la vieja bruja (o sea: la Lady Catherine). Se hace el caballeroso con las hermanas pero está allí para su propio beneficio, le importa una mierda la situación de sus primas solo ve la manera de sacar provecho de la situación y quedar como el salvador. Quiero decir: es digno «caballero» de su época. Ay, dios, y todo su «¿Cumplidos que halagan a las mujeres», ¡puaj! Y las burlas de los Bennet se le pasa bien sobre la cabeza. Para mejor, en cuanto mamá adorada interviene y le dice que su hija mayor no está disponible Collins se da vuelta como una tortilla; bien rápido cambia de objetivo como si no lo quedara de otra, y más obvio no podía ser.


Y acá es cuando vamos de mal en peor, o, en otras palabras: de Collins a Wickham. El «encantador» Wickham es un manipulador de primera, pero, de todas, maneras yo esperaba que Lizzy lo viera. Teniendo en cuenta lo observadora que es y lo buena que es juzgando carácter, sorprende que se deje influenciar tan fácil por Wickham, alguien a quien conoce todavía menos que al mismísimo Darcy. Acá nos damos cuenta de lo grande que pueden ser tanto su orgullo como su prejuicio, y juntos se potencias de una manera… Su desagrado por Darcy llega a cegarla en cuanto a Wickham; ella ya se había hecho una opinión fija sobre Darcy y parecía que cualquier enemigo de él lo tomaba como un aliado suyo. Wickham con solo hablar un rato con ella vio lo fácil que era de convencer de algo que ella ya quería creer: Darcy es un hombre desagradable, orgulloso, egoísta e inclusive malvado.



«—¡Qué extraño! —exclamó Elizabeth—. ¡Qué espanto! Me sorprende que el propio orgullo del señor Darcy no le haya impulsado a ser justo con usted. Porque, aunque solo fuese por esa razón, es demasiado orgulloso para no ser honrado; y falta de honradez es como debo mencionar a lo que ha hecho con usted.

—Es curioso —respondió Wickham—, porque casi todas sus acciones has sido guiadas por el orgullo, que ha sido con frecuencia su mejor consejero. Para él, está más unido a la virtud que ningún otro sentimiento. Pero ninguno de los dos somos consecuentes; y en su conducta hacia mí, había impulsos incluso más fuertes que el orgullo.

—¿Es posible que un orgullo tan abominable como el suyo le haya impulsado en alguna ocasión a hacer algún bien?».

Capítulo 16, página 140.



Típico de Jane no ponerse ni de un lado ni del otro y creer lo mejor de todos. Y como ya sabemos, Elizabeth está tan empecinada en hacer a Darcy el malo de la película que hace rato tiró la racionalidad por la ventana, Wickham le dio la excusa perfecta para poner a Darcy en este papel de una vez por todas (además de que él mismo tampoco ayuda mucho a su situación); y bueno, también es obvio que tiene tremendo flechazo con el recién llegado, por mucho que trate de ocultarlo y negarlo. Es gracioso que ninguna de las dos hermanas conoce realmente a ninguno de los dos hombres en cuestión pero hablan como si lo hicieran.


Es cómico el arrepentimiento instantáneo de Elizabeth después de preguntarle a su primo si planeaba aceptar ir al baile de Bingley. Enseguida desconfía que podría ser el objetivo de Collins y por mucho desagrado que eso le cusa prefiere ignorarlo y lidiar con el futuro problema cuando sea un problema del presente. Ella se jura ignorar por completo a Darcy en toda la noche y no se molesta en esconder su mal humor ante Bingley, más bien trata de denotarlo. Pero entonces ella está muy concentrada quejándose de su mala suerte con Charlotte cuando Darcy sale de la nada y le pide el próximo baile y ella acepta… otro momento de arrepentimiento inmediato para Elizabeth.







Entiendo que Charlotte está hablando de dinero cuando dice que Darcy vale más que Wickham, pero en todos los sentidos eso es correcto. Hay algo fuera de tema que me descolocó por un rato, pero dijo que un solo baile duraba media hora, ¡media hora! Cuando decían que los bailes eran para conocerse no jodían, era en serio. Como sea, la escena entera esa del baile es pura perfección, esa ida y vuelta entre los dos, con Lizzy presionándolo y hablando hasta por los codos porque cree que es la mejor manera de molestarlo. Igual me encanta la respuesta de Darcy al comentario sobre Wickham:



«—El señor Wickham está dotado de tan gratos modales que ciertamente puede hacer amigos con facilidad. Que sea capaz de conservarlos es menos seguro.»

Capítulo 18, página 156.



Apenas sir William Lucas menciona (muy fuera de lugar) a Bingley y Jane, Darcy se pone en modo amigo protector. Sus intenciones son buenas… todo lo demás está mal. De todas maneras, rápidamente vuelve su atención a Elizabeth, con cada una de las contestaciones sarcásticas de ella, parece que él se interesa más y más por ella. ¡Elizabeth hasta lo hace reír! ¡Reír! Es alguien completamente diferente con Lizzy, pero ella no lo ve todavía, sigue muy cegada por su desagrado hacia él y sigue deslumbrada por Wickham. ¡Ah!, y el acto final del baile:



«[…]—Recuerdo haberle oído decir en una ocasión, señor Darcy, que usted raramente perdonaba; que cuando había fraguado un rencor, era implacable. Supongo, por lo tanto, que será muy prudente en concebir resentimientos.

—Lo soy —contestó Darcy con voz segura.

—¿Y no se deja cegar alguna vez por los prejuicios?

—Espero que no.

—Los que no varían jamás de opinión deben asegurarse bien antes de juzgar.

—¿Puedo preguntarle cuál es el motivo de estas preguntas?

—Conocer su carácter, simplemente —dijo ella, tratando de esconder su seriedad—. Estoy intentando decifrarlo.

—¿Y a qué conclusiones ha llegado?

Ella sacudió su cabeza.

—A ninguna. He oído cosas tan contradictorias de usted que no consigo sacar ninguna.

—Reconozco —respondió él con seriedad—que las opiniones acerca de mí pueden ser muy variadas; y desearía, señorita Bennet, que no esbozase mi carácter en este instante, porque tengo argumentos para temer que el resultado no favorecería a ninguno.

—Es que si no lo hago ahora, puede que no tenga otra ocasión.

—De ningún modo desearía impedir cualquier satisfacción suya —respondió él fríamente.»

Capítulo 18, páginas 158 y 160.



La envidiosa N°1 no pierde tiempo y apenas Lizzy y Darcy se separan después del baile va directo a Elizabeth con malas intenciones, solo quería molestar y/o romperle el corazón diciéndole lo malo que realmente es Wickham; pero es la menos indicada para abrirle los ojos. Con decirle lo malo que es Wickham solo lo deja más alto en ojos de Lizzy, ya que ella desprecia tanto como a Darcy a la señorita Bingley. Es increíble que Lizzy diga que los demás no pueden opinar de Wickham porque no lo conocen… ¡cuando ella misma no lo conoce tampoco! Se jacta de ser tan buena juzgando personalidades, pero resulta que no es tan buena como creía. Elizabeth Bennet es tan orgullosa y prejuiciosa como el señor Darcy, es como si compitieran por el primer lugar (por eso son la #OTP N°1).


Es como si toda la noche se estuviera preparado para el desastre explosivo como gran cierre. Desde Collins siendo… bueno, siendo Collins, creyéndose superior y tratando a los Bennet como si fueran su beneficencia para luego presentarse a Darcy completamente incapaz de leer las reacciones de este; hasta su madre hablando abiertamente y estridentemente sobre el casamiento ventajoso y lo bueno que esto sería tanto para Jane como para el resto de las hermanas en la cena teniendo a Darcy sentado justo en frente de ellas… ¡para después ser grosera al referirse a él cuando Lizzy trató que cerrara la boca! Y claro, después seguimos con Mary cantando y haciendo el ridículo frente a todos tan analfabeta al leer el ambiente que la rodeaba como Collins; pero claro, papá viene al rescate, solo que en vez de ayudar la deja más en evidencia frente a todos. Collins vuelve a hacer el ridículo con Darcy gritando su monólogo, ya saben, por si Darcy tenía problemas auditivos. Y si a Darcy le quedaba alguna duda de lo malo que sería el matrimonio para su amigo, con eso se confirmó todo. La pobre Elizabeth ve todo esto pasar desde los ojos de Darcy, ella ve lo que él ve y se avergüenza. Ese baile, esa noche sería la que cerrara el pacto para que Jane y Bingley se casaran, pero les salió el tiro por la culata.


Veo lo que hace Charlotte, sutil, pero ahí está. Collins la tiene acorralada y atormentada a Lizzy (no muchas cosas cambian sin importar los años que pasen, ya veo), pero ella tiene a Charlotte cerca y esta buena amiga se encarga de interceder para salvarla o hacer su carga un poco más leve. Desafortunadamente Charlotte no puede estar ahí cada vez que Collins elige poner incómodas a las personas, especialmente a Elizabeth. Así que en la mañana, y sin desperdiciar tiempo, le pide matrimonio a Lizzy. Parece difícil de creer, pero es todavía peor que el pedido de matrimonio de Darcy, al menos para mí. Llegó el momento de preocuparse, ella trata de escapar pero al final se da cuenta que es mejor sacárselo al pesado de encima de una vez por todas. No puedo creer que Collins diga que le gusta más Elizabeth por el hecho de que ella no quería escuchar lo que él tenía que decirle… ¡no lo dijo! ¿¡Es enserio?! ¿Cuándo un «no me interesa» se convirtió en un «acepto encantada de la vida, mi señor»? Como si sus razones para ir a visitar a los Bennet no fueran obvias desde un principio, se atreve a habla de sentimientos… ¿¡De qué sentimientos habla, señor!? ¡Si cambió de Jane a Elizabeth a Charlotte más rápido que el tiempo que le llevó a Lizzy creerle a Wickham!


Y acá vamos de nuevo con su complejo de salvador. Está ahí para salvar a Elizabeth y sus hermanas de la perdición, o lo que sea; él no desconfía por un segundo que ella lo vaya a rechazar (como alguien que conocemos bien), ¡porque no tiene razones para hacerlo! Él es tan genial y superior que sería ridículo que lo rechazara. Él no le está preguntando si acepta su mano en matrimonio, le está contando cómo va a ser su vida después de unirse en matrimonio. Me parece gracioso, y con gracioso me refiero desagradable, lo que le dice la vieja bruja de Bourgh a Collins:



«Señor Collins, tiene usted que casarse. Un clérigo como usted debe casarse. Elija bien, elija una mujer de buena familia por mi bien; y por el suyo, procure que sea una persona activa y útil, sin pretensiones pero capaz de sacar buen partido a ingresos modestos. Este es mi consejo. Busque una mujer así cuanto antes, tráigala a Hunsford, y la visitaré.»

Capítulo 19, página 180.



¡Señora! Es profesional metiéndose en los asuntos ajenos, eso seguro, la N°1 (che, como que hay muchos número 1 en distintos, campos). Pero al tema en cuestión: Collins no entendiendo un «no» por lo que es: un «no». Entiendo la actitud de Elizabeth de ser educada con él aunque siga siendo un pesado desconsiderado, si sos mujer, seguro pasaste por algo parecido en tu vida. Yo ya habría perdido la paciencia con él desde el primer momento en que abrió la boca, seguro no sería tan considerada.



«—Después de lo que acabo de decir —exclamó Elizabeth— me parecen inexplicables sus esperanzas. Le aseguro que no soy una de esas jóvenes, si es que existen, tan osadas que arriesgarían su felicidad al azar de que las soliciten una segunda vez. Procedo con la mayor seriedad en mi rechazo. Usted no podría hacerme feliz, y estoy convencida de que soy la última mujer en el mundo que podría hacerlo feliz. Es más, si su amiga lady Catherine me conociera, me da la sensación que concluiría que soy, en todos los aspectos, la menos adecuada para usted.»

Capítulo 19, página 182.



Después de decirle que no se quiere casar con él, después de repetirle que no está interesada en él, Collins sigue insistiendo. Y eso (aparte de muchas otras cosas), son lo que lo diferencian de Darcy, al menos lo que diferencian sus proposiciones desastrosas. Pero claro, sabemos muy bien que Darcy es un hombre orgulloso, así que no solo el respeto por Elizabeth lo hicieron retroceder, sino que su orgullo también podría haber provocado que no insistiera; pero digo, Collins no tiene orgullo, no tiene vergüenza ni sentido común, no tiene capacidad de leer el ambiente, no tiene absolutamente nada además de idiotez y estabilidad económica.



«—Cuando tenga el honor de hablarle nuevamente de este tema, espero conseguir contestación más positiva que la que me ha dado ahora; aunque estoy lejos de creer que es usted cruel conmigo, pues ya sé que es la costumbre incorregible de las mujeres rechazar a los hombres la primera vez que se declaran, y puede que me haya dicho todo esto solo para hacer más profunda mi petición como corresponde a la auténtica delicadeza del carácter femenino.

—Realmente, señor Collins —exclamó Elizabeth con vehemencia— me confunde usted en demasía. Si todo lo que he dicho hasta ahora lo interpreta como un estímulo, no sé de qué modo expresarle mi rechazo para que se convenza definitivamente.

—Debe permitir que presuma, mi querida prima, que su rechazo a mi propuesta ha sido solo de boquilla. Mis razones para pensar así son: no creo que mi mano sea indigna de su aceptación ni que la posición que le ofrezco deje de ser altamente atractiva. Mi posición social, mis conexiones con la familia De Bourgh, y mi parentesco con usted son grandes circunstancias a mi favor; y debería considerar que, a pesar de muchos atractivos, no es seguro que alguna vez reciba otra propuesta de matrimonio. Su fortuna es, por desgracia, tan escasa que, con toda probabilidad, anulará los efectos de su encanto y buenas cualidades. Así pues, como debo concluir que usted no es sincera en su rechazo, debo elegir atribuirlo a su deseo por acrecentar mi amor con el suspenso, de acuerdo con la práctica acostumbrada por las mujeres distinguidas.

—Le aseguro, señor, que nunca he pretendido hacer ostentación de semejante clase de elegancia que consiste en atormentar a un hombre respetable. Preferiría que me hiciese el cumplido de creerme sincera. Le agradezco una y mil veces el honor que me ha hecho con su proposición, pero me es imposible aceptarla. Mis sentimientos, en cada aspecto, me lo impiden. ¿Se puede hablar más llanamente? No me considere como una mujer elegante que pretende atormentarlo, sino como un ser racional que dice la verdad de corazón.

—¡Es siempre encantadora! —exclamó él con un aire de torpe galantería—, y estoy firmemente convencido que mi proposición será aceptada cuando sea sancionada por la autoridad de sus excelentes padres.»

Capítulo 19, páginas 182 y 184.



¿Y esa es la reacción y accionar de un caballero? Ignorar los deseos de quien dice amar, no aceptar un «no» por respuesta, tirándola abajo para ponerse en un lugar superior donde él sería su salvador y confiar en que los padres decidan por ella si se sigue negando. Encantador.


Entiendo el accionar de la madre… o más bien sus razones por querer casarla con el cabeza de chorlito, pero solo hasta cierto punto. En cuanto la señora Bennet menciona que Lizzy es terca el Collins ya como que empieza a durar: él necesita a alguien que pueda manejar a su antojo (o crea poder manejar, porque un boludo como ese complicado que logre manipular a nadie, ¡por suerte!) y Elizabeth no es ese tipo de persona, no es ese tipo de mujer. Y bueno, el señor Bennet es un genio, sus contestaciones y sentido del humor son geniales. Los dos se preocupan por sus hijas, solo que desde diferentes perspectivas: la señora Bennet, como mujer (que además carecía de recursos y conexiones), sabía la importancia de casarse con alguien que le conviniera en cuanto a situación económica, el amor no tiene lugar; por otro lado, el señor Bennet, siendo hombre, nunca tuvo que preocuparse por su situación (o no demasiado ya que su posición era buena, o mediocre, pero no mala) entiende lo importante que es el amor en un matrimonio (porque sabe lo detestable que es este sin amor). Si bien hay respeto en el matrimonio de ellos, no hay amor y dado que viene desde diferentes lugares, piensan diferente al respecto.


Poco a poco vamos viendo como Charlotte se va acercando discretamente a Collins, y todo lo que puedo decir al respecto es: ¡vamos, chica, conseguite esos billetes! Y lo digo sinceramente. Pero dejemos eso en pausa de momento y pasemos a otro drama más grande: Bingley se va y la arpía de su hermana le manda la carta a Jane.



«—Así es, Jane; debes creerme. Nadie que los haya visto juntos puede dudar de su afecto hacia ti. La señorita Bingley tampoco lo duda, no es tan necia. De haber visto la mitad del afecto en los ojos del señor Darcy hacia ella, ya habría ordenado su vestido de novia. Pero el caso es el siguiente: no somos lo suficientemente ricas ni lo suficientemente distinguidas para ellos; y si está tan ansiosa de ver a su hermano casado con la señorita Darcy, se debe a que si ese matrimonio se lleva a cabo, a ella le resultará mucho más fácil pescar al señor Darcy; en lo que hay cierto nivel de ingenuidad, y me atrevo a decir que lo lograría si la señorita De Bourgh no estuviera en el camino. Pero, mi querida Jane, no puedes realmente creer que porque la señorita Bingley te diga que su hermano admira mucho a la señorita Darcy, sea él en menor grado sensible a tus méritos que cuando se despidió de ti el jueves, ni que está en el poder de su hermana persuadirlo de que, en lugar de estar enamorado de ti, esté en su lugar muy enamorado de su amiga.

—Si nuestra opinión sobre la señorita Bingley fuese idéntica —contestó Jane—, tal vez tu explicación al respecto me sosegaría. Pero me consta que eres injusta con ella. Caroline es incapaz de engañar a nadie; y todo lo que puedo esperar de este asunto es que se esté engañando a ella misma.»

Capítulo 21, página 200.



Elizabeth viendo a través de las máscaras y Jane siendo molestamente inocente (*pone los ojos en blanco*). Sacando de pausa el tema de Charlotte y Collins: no sorprende, después de captar las pistas y cómo piensa Charlotte respecto al matrimonio, que ella aceptara su mano. Jamás se podría juzgar o culpar a Charlotte por aceptar: pensó no solo en ella, sino que en su familia y sus hermanas menores; cumplió con su deber, además de que ella nunca buscó amor en el matrimonio, solo estabilidad, y consiguió lo que buscaba (y aunque los padres calculando la muerte del señor Bennet para que su hija se quede con la casa es un tanto grosero… es la realidad, pero de todas maneras… amigos, eh).



«[…]Las hermanas menores abrigaron esperanzas de ser presentadas en sociedad un año o dos antes de lo que lo habrían hecho de no ser por la circunstancia actual; y los muchachos se vieron libres del temor de que Charlotte se quedase soltera. La propia Charlotte estaba tranquila. Había ganado su partida y tenía tiempo para disfrutarlo. Sus reflexiones eran en general optimistas. Ciertamente Collins no era ni inteligente ni agradable; su compañía era molesta, y su cariño por ella debía de ser imaginario. Pero, de todas maneras, él sería su esposo. A pesar de que Charlotte no poseía gran opinión de los hombres ni el matrimonio, casarse siempre había sido su objetivo; era la única colocación para honrosa para una joven bien educada con escasa fortuna, y aunque no se pudiese asegurar que fuese una fuente de felicidad, siempre sería el más feliz recurso contra la necesidad. Este recurso era lo que acababa de conseguir, ya que a los veintisiete años de edad, sin haber sido nunca bonita, era una verdadera suerte para ella. Lo menos placentero de todo era la sorpresa que se llevaría Elizabeth Bennet, cuya amistad valoraba más que la de cualquier otra persona. […]»

Capítulo 22, página 206.



Mamá Bennet solo se acuerda de Mary cuando se da cuenta de que podían utilizarla a su favor para casarla con Collins, y de las hermanas, sí veo que sería la más compatible con él, pero por suerte para ella se libró de semejante castigo. Elizabeth es demasiado dura con su amiga, si ya sabía que pensaban muy diferente al matrimonio no tiene nada que sorprenderse. Siento decirlo, Lizzy, pero no se trata de vos. ¿No les pasa que les da tristeza y miedo que tu vida dependiera del casamiento? Con casarte o podías hundirte y al resto de tu familia, o salvarla, en especial a tus hermanas menores; ¡qué horror que tu felicidad, estabilidad y futuro dependiera de un hombre de esa manera! Me gusta lo que dice Jane al respecto (aunque en cuanto a la última parte de su discurso estoy con Elizabeth… hasta cierto punto, claro está):



«—Querida Lizzy, no debes tener esos sentimientos. Arruinarán tu felicidad. No tienes en consideración las diferentes circunstancias y la forma de ser de las personas. Ten en cuenta la respetabilidad del señor Collins y el carácter firme y prudente de Charlotte. Recuerda que ella pertenece a una familia numerosa y en lo que se refiere a la fortuna, él es un muy buen partido; y decídete a creer, por el bien de todos, que ella pueda sentir cierto afecto y estima por nuestro primo.

—Por darte el gusto intentaría creer casi cualquier cosa, pero nadie más se beneficiaría con ello, porque si sospechase que Charlotte siente algún tipo de interés por el señor Collins, tendría peor opinión de su inteligencia de la que ahora tengo de su corazón. Querida Jane, el señor Collins es un hombre orgulloso, pedante, grosero y necio; lo sabes tan bien como yo; y como yo también debes saber que la mujer que se case con él no puede estar perfectamente cuerda. No debes defenderla aunque sea Charlotte Lucas. Por una persona en concreto no debes trastocar el significado de principio y de integridad, ni intentar convencerte a ti misma o a mí, de que el egoísmo es prudencia o que la insensibilidad ante el peligro es un seguro de felicidad.»

Capítulo 24, página 224.



Hasta el señor Bennet juzga a Charlotte por su elección de marido (fácil para él, nació hombre, ni siquiera considera otra perspectiva tan simple como la supervivencia); y quiero decir, Collins es incasable, al menos hoy en día, pero en aquella época poco importaba la persona y sí el dinero y posición social; y Charlotte se consiguió un hombre fácil de manejar, boludo y en buena situación social y económica. Tomó una decisión con la cabeza no el corazón, pero es mujer, de una manera u otra la van a juzgar por sus decisiones; cuando no es demasiado sentimental es demasiado racional. Es tan gracioso como triste que las madres tomen los casamientos de sus hijas como una competencia entre ellas, la que consiga que sus hijas se casen primero, gana.








La importancia de las apariencias queda perfectamente al descubierto en cuanto Darcy se va y Wickham empieza a largar mentiras por todo el pueblo. Darcy era frío, poco sociable, no era abierto, ni de hablar o sonreír con desconocidos, pero Wickham parece ser exactamente lo opuesto, encantador, sociable, simpático, ¿qué razones tienen para desconfiar de él si es tan simpático? Bueno, esa es la primera razón: es demasiado simpático y «abierto». ¿Quién digno de confianza larga toda esa historia sobre ser una pobre víctima a gente que ni siquiera conoce? Su máscara es tan fácil de ver, pero todos están muy ocupados odiando a Darcy como para ver nada más, justo como Elizabeth.


Si bien es cierto que Lizzy no toma en serio este enamoramiento pasajero con Wickham, porque sabe que no es más que eso y una unión entre ambos sería irresponsable, sabe que de realmente enamorarse de él (cosa que duda que pase), no va a ser capaz de alejarse de él; todo lo que puede prometerse a sí misma y a su tía es ser precavida y no dar un paso sin pensar antes. Curioso como Elizabeth no tiene problema para entender a Wickham y sus razones para casarse, o no hacerlo (y, más adelante, hasta al coronel Fitzwilliam), pero no logra entender a Charlotte; aunque entiendo que la decepcionó que alguien que le importaba tanto, su mejor amiga, eligiera casarse con semejante excusa de ser humano.


Y finalmente llegó el horrible momento de conocer a la bendita Lady Catherine de Bourgh. Ya su actitud de superioridad molesta, pero peor es cuando empieza hablar. Como es de esperar y bien sabemos ya, nuestra protagonista no es de las que se dejan pisotear.



«—[…] ¿Ha sido presentada en sociedad alguna de sus hermanas menores, señorita Bennet?

—Sí, señora, todas.

—¡Todas! ¡Cómo! ¿Las cinco a la vez? ¡Qué raro! Y usted es solo la segunda. ¡Las menores presentadas en sociedad antes de casarse las mayores! Sus hermanas menores deben ser muy jóvenes…

—Sí, la menor todavía no tiene dieciséis años. Quizá ella sea demasiado joven para haber sido presentada en sociedad. Pero lo cierto, señora, es que opino que sería muy injusto que las hermanas menores no puedan disfrutar de la sociedad y sus atractivos porque las mayores carecen de recursos o deseos de contraer matrimonio pronto. La última de las hijas posee tanto derecho a los placeres de la juventud como la primera. ¡Y ser retenidas por un motivo como ese! No creo que sería lo más justo para fomentar el cariño fraternal y la delicadeza de pensamientos.

—A fe mía —exclamó Su Señoría—, para ser usted tan joven da sus opiniones de modo muy seguro. Dígame, ¿qué edad tiene?

—Con tres hermanas menores ya crecidas —contestó Elizabeth con una sonrisa—, Su Señoría no puede esperar que lo confiese.»

Capítulo 29, página 272.



Elizabeth ya tuvo su buena dosis de vergüenza por su familia, ahora le toca a Darcy sufrir por ello gracias a Su Señoría. ¡Qué mujer tan grosera! Como sea, los intentos de Darcy de acercarse a Lizzy disimuladamente son adorables. Cada vez que él trata de acercarse o abrirse a ella, ella le sale con una de sus contestaciones.




 




No les digo, todas sus sonrisas las tiene reservadas para Lizzy. Todas sus idas y vueltas son fascinantes. Todos ven que hay algo pasando entre ellos, todos menos Lizzy, ¡llegados a un punto hasta Darcy lo ve!



«—Dígame, por favor, de qué se le acusa —exclamó el coronel Fitzwilliam—. Me gustaría saber cuál es su conducta entre extraños.

—Se lo diré, pero prepárese para algo horrible. Ha de saber que la primera vez que le conocí fue en un baile, y en ese baile, ¿cómo cree usted que se comportó? Pues no bailó más que cuatro piezas, a pesar de escasear los caballeros, y más de una dama se quedó sentada por falta de pareja. Señor Darcy, no puede decir que no.

—No tenía el honor de conocer a ninguna de las damas que habían venido, a no ser que las que lo hicieron conmigo.

—Cierto, y en un baile nunca hay posibilidad de ser presentado… Bueno, coronel Fitzwilliam, ¿qué toco ahora? Mis dedos están aguardando sus órdenes.

—Quizá me habría juzgado mejor —añadió Darcy— si hubiese rogado que me presentaran. Pero no sirvo para hacerlo a desconocidos.

—Vamos a preguntarle a su primo por qué se comporta así —dijo Elizabeth sin dirigirse más que al coronel Fitzwilliam—. ¿Le preguntamos cómo es posible que un hombre de talento y bien educado, que ha vivido en el gran mundo, no sirva para complacer a extraños?

—Puedo responder yo mismo a esta pregunta —replicó Fitzwilliam— sin interrogar a Darcy. Eso es porque no quiere tomarse el trabajo.

—Reconozco —dijo Darcy— que no poseo la gracia que otros tienen de conversar fácilmente con las personas que nunca he visto. No puedo hacerme a esas conversaciones y fingir que me intereso por sus cosas como ocurre normalmente.

—Mis dedos —repuso Elizabeth— no se desenvuelven sobre este instrumento del modo magistral con que he visto hacerlo a los de otras mujeres; no tienen la misma fuerza ni la misma agilidad, y no pueden producir idéntico efecto. Pero siempre he pensado que era culpa mía, por no haberme querido tomar el trabajo de practicar. No porque mis dedos no sean aptos, como los de cualquier otra mujer, para tocar con soltura.

Darcy sonrió y le dijo:

—Tiene usted toda la razón. Ha utilizado el tiempo mucho mejor. Nadie que tenga el privilegio de escucharla podrá ponerle peros. Ninguno de nosotros interpreta ante extraños.»

Capítulo 31, páginas 286 y 288.



Todos reaccionamos a diferentes circunstancias de diferentes maneras, es la belleza de la diversidad, todos somos diferentes. Reaccionar o actuar como se espera no te hace mejor o peor, va en la personalidad de cada uno y no está bueno querer cambiar y amoldar las personalidades a un mismo molde. ¡Eso sería horrible! Simple opinión.


Entonces Darcy llega sin avisar pensando que había alguien más en la casa, pero solo encuentra a Lizzy. Con cada cosa que él dice pretende observarla, observar sus reacciones y lo que realmente piensa y cómo se siente respecto a los temas que tratan. Lizzy no capta una, naturalmente, solo piensa en él como el desagradable de siempre y todos sus comentarios los relaciona con Bingley y Jane.



«Darcy aproximó un poco más su asiento al de Elizabeth y dijo:

—No tiene usted obligación de mostrarse tan apegada a su residencia. No siempre debió de vivir en Longbourn.

Elizabeth pareció perpleja, y el caballero cambió de actitud. Volvió a colocar su silla donde estaba, tomó un diario de la mesa y mirándola por encima, preguntó con frialdad:

—¿Le gusta a usted Kent?»

Capítulo 32, página 294.



Ja, Darcy tratando de ser discreto… Los personajes no lo ven (cosa que es entendible porque sus acciones se contradicen todo el tiempo), pero él trata de acortar la distancia entre ambos. Es gracioso porque él va, le hace las preguntas que considera necesarias y se va (bueno, se va cuando llegan Charlotte y su hermana, pero como que ya tenía lo que necesitaba), tan rápido como llegó, se fue; cortito y al pie. Creo que Charlotte es la capitana del barco, ¿no les parece?



«—¿Qué significa esto? —preguntó Charlotte en cuanto se marchó—. Mi querida Eliza, él debe estar enamorado de ti, pues si no, nunca habría venido a vernos con esta franqueza.»

Capítulo 32, página 294.



Pero las esperanzas de Charlotte por ello se tambalean cuando no puede deducir las acciones y actitudes de Darcy hacia su amiga. Él la observa, eso seguro, pero no logra descifrar de qué manera la observa, parece demasiado serio y carente de calidez para ser afecto. Pero bueno, aunque prefiere a Darcy para su amiga, si no puede ser él, su primo no está nada mal. ¡Esas son amigas!, ¿no? Como sea, podríamos tener dudas como lectores hasta entonces, pero una vez él comienza a encontrarla en sus paseos, se digna a acompañarla y a hablar (por muy poco que sea, es todo un logro para él), ya está todo dicho: él está interesado. No hay más vueltas al asunto.


La escena en que Elizabeth se encuentra con Fitzwilliam y hablan de ellos dos sin realmente hablar de ellos, ya saben, es interesante. Y entonces la verdad sale a la luz: Darcy es el culpable no solo del corazón roto de su hermana mayor, sino que es culpable de arruinar un buen futuro para ella. Como si Elizabeth necesitara otra razón para detestarlo. Y justo cuando Elizabeth lo detesta más que nunca y cuando tiene los sentimientos a flor de piel, él vuelve a aparecer de sorpresa, pero esta vez para proponerle matrimonio. Hay malos momentos y después está esta atrocidad.







No empezó mal… pero debería haber terminado ahí, porque si ella con eso ya le iba a contestar que no, con lo que siguió se catapultó.



«El pasmo de Elizabeth fue inenarrable. Se quedó mirándolo fijamente, sonrojada, indecisa y en silencio. Él lo interpretó como un signo favorable y continuó manifestándole todo lo que sentía por ella desde hacía tiempo. Se explicaba bien, pero no solo de su amor tenía que referirse, y no fue más expresivo en el tema de la ternura que en el del orgullo. La inferioridad de Elizabeth, la humillación que significaba para él, los obstáculos de familia que el buen juicio le había hecho anteponer siempre a la estimación. Hablaba de estas cosas con un ardor que reflejaba todo lo que le herían, pero todo ello no era lo más favorable para apoyar su petición.»

Capítulo 34, página 308.



¿Señor, se siente bien? ¿Siquiera se escuchó? Porque de haberlo hecho y razonado hubiera pedido disculpas y desaparecido de su vista. Digo, siempre es un excelente movimiento decirle que la amás justo antes de decirle que la creés inferior a vos y estar con ella sería humillante. ¡Es lo que toda chica quiere escuchar! Es como Collins, se creen que le están haciendo un favor al casarse con ella; quiero decir, ellos están en mejores condiciones económicas y sociales que Elizabeth, ¡claro que ella va a aceptar sin pensarlo dos veces! (-_-) La contestación de Lizzy es perfectamente la bajada a realidad que necesita Darcy.



«—En estos casos creo que se acostumbra a expresar cierto agradecimiento por los sentimientos expresados, aunque no puedan ser igualmente correspondidos. Es natural que se sienta esta obligación, y si yo pudiera sentir algún sentimiento de gratitud, se lo agradecería. Pero no puedo; nunca he ambicionado su consideración, y usted me la ha concedido muy en contra de su voluntad. Siento haber hecho daño a alguien. Sin embargo no lo he hecho a propósito y espero que ese daño dure poco tiempo. Los mismos sentimientos que, según dice, le impidieron darme a conocer sus intenciones durante tanto tiempo, vencerán sin problemas ese sufrimiento.»

Capítulo 34, página 310.



¡Y se da el lujo de enojarse con su contestación! Realmente necesitaba a Lizzy para bajarlo a la realidad.



«—También podría yo preguntar —replicó Elizabeth— por qué con tan claras intenciones de ofenderme y de insultarme me dice que le gusto en contra de su voluntad, contra su buen juicio y hasta contra su carácter. ¿No es ésta una excusa para mi falta de amabilidad, si es que en realidad la he cometido? Pero tengo otras razones. Usted sabe que las tengo. Aunque mis sentimientos no hubiesen sido contrarios a los suyos, aunque hubiese sido indiferentes o incluso favorables, ¿cree usted que habría algo que pudiese tentarme a aceptar al hombre que ha sido el culpable de arruinar, quizás para siempre, la felicidad de mi más querida hermana?»

Capítulo 34, página 312.



Realmente le sobran excusas a Elizabeth para pensar mal de él y él solo sigue empeorando su caso. Y todavía Darcy se da el lujo de no demostrar ni una gota de remordimiento y en lugar mirarla con una sonrisa de incredulidad (algo sexy… ¡pero ese no es el caso! No me refería a esto cuando decía que tenía sus sonrisas guardadas para ella) para responder con tranquilidad:



«—No tengo intenciones de negar que hice todo en mi poder para separar a mi amigo de su hermana, ni que me alegro del resultado. He sido más considerado con él que conmigo mismo.»

Capítulo 34, página 312.



Sin. Vergüenza. ¡A dónde lleva el orgullo! El mismísimo Darcy comete el mismo crimen que todos cometen contra él. Él no es bueno expresándose, mucho menos expresando sus sentimientos, Jane tampoco es de mostrar sus sentimientos, es precavida, como Darcy; irónico. ¿Nunca se le pasó eso por la cabeza? ¿Nunca se le ocurrió que capaz no fuera el único en la faz de la tierra que oculta sus sentimientos? Toda esa aparente calma de Darcy se desmorona cuando Elizabeth menciona a Wickham. Es como si los malos entendidos, las cosas que sí entendieron bien del otro, los prejuicios y el orgullo, todo explota en esta escena. Mentiras y verdades colisionan entre sí, al igual que el orgullo y el prejuicio (tuve que). Los dos tienen la razón hasta cierto punto y los dos están equivocados hasta cierto punto.



«—¡Y esa —gritó Darcy mientras se paseaba como un poseso por el cuarto— es su opinión sobre mí! ¡Ese es el aprecio en que me tiene! Le doy las gracias por habérmelo explicado tan francamente. Mis faltas, según sus cálculos, son grandísimas. Pero puede —añadió deteniéndose y encarándose con ella— que esas ofensas hubiesen sido pasadas por alto si no hubiese herido su orgullo con mi sincera confesión de los reparos que durante largo tiempo me impidieron tomar una resolución. Me habría ahorrado estas amargas acusaciones si hubiese sido más experto y le hubiese escondido mi lucha, ensalzándola al hacerle creer que había dado este paso impulsado por la razón, por la reflexión, por una incondicional y pura inclinación, por lo que sea. Pero me asquea todo tipo de engaño y no me reprocho de los sentimientos que he revelado, eran naturales y justos. ¿Podría esperar que me agradara la inferioridad de sus conexiones, que me felicitase por la perspectiva de tener unos parientes cuya condición en la vida es tan inferior a la mía?

La cólera de Elizabeth crecía a cada momento; aun así intentó con todas sus fuerzas expresarse con tranquilidad cuando dijo:

—Se equivoca usted, señor Darcy, si supone que lo que me ha herido es su manera de declararse; si se figura que me habría evitado el mal rato de rechazarlo si se hubiera comportado como un caballero.

Elizabeth se dio cuenta de que estaba a punto de interrumpirla, pero pasó por alto y continuó:

—Usted no habría podido ofrecerme su mano de ninguna forma que me hubiese tentado a aceptarla.»

Capítulo 34, página 314.



Compiten por quién dice las palabras más hirientes. No quiero sonar infantil, ¡pero Darcy empezó! Y Elizabeth claramente lo terminó.







¡Cuánta intensidad! Y tan repentinamente como empezó, terminó. Después de eso Darcy vuelve a ser un hombre de pocas palabras cuando le entrega tan rápido como puede la carta a Elizabeth antes de irse al próximo segundo. Esa carta deja todavía más confundida a Elizabeth, esta es otra nueva faceta de Darcy que ella descubre.


Elizabeth reconoce que la postura de Darcy en cuanto a su familia es acertada, ella reconoce y siente vergüenza por ellos, ella ve lo que él ve y entiende su punto. Obviamente él se equivocó en cuanto a los sentimientos de su hermana, y no debió interponerse entre ellos, pero lo hizo porque creía que protegía a su amigo de un amor unilateral (y lo salvaba de una familia de locos, eso también pesa) y entiende de dónde viene, entiende que alguien que no conociera a Jane, entendería que ella no está interesada. Bingley conocía a Jane mejor que Darcy y creía que había algo entre los dos, pero se dejó convencer fácilmente por su amigo, en quién más confiaba para tomar decisiones importantes; personalmente creo que Darcy tiene tanta culpa como Bingley, él sabía bien cómo era Jane, pero bue. Ahora, la historia de Wickham sí que le da vuelta la realidad. Le cuesta creer, le cuesta entender, pero una vez lo hace, se da cuenta de lo equivocada que estaba en cuanto a ambos; se da cuenta que se dejó llevar por los prejuicios y ve lo grande que es su orgullo. Es completamente entendible el desagrado de Darcy hacia Wickham ya que quiso aprovecharse de su hermana menor, ¡hasta actuó muy civilizado! Y además se tuvo que bancar verlo en todos lados y ver que todos lo adoraban cuando solo era una máscara y él conocía al verdadero Wickham.



«Llegó a avergonzarse de sí misma. No podía pensar en Darcy ni en Wickham sin reconocer que no había sido objetiva sino absurda, que había estado ciega y llena de prejuicios.

“¡De qué modo tan desvergonzado he obrado –pensó–, yo que me vanagloriaba de mi sagacidad! ¡Yo que me en enorgullecido de mi talento, que he despreciado el generoso candor de mi hermana y he halagado mi orgullo con recelos inútiles o censurables! ¡Qué deshonroso es todo esto, pero cómo merezco esta humillación! Si hubiese estado enamorada de Wickham, no habría actuado con tan penosa ceguera. Pero el orgullo, y no el amor, ha sido mi locura. Complacida con la preferencia del uno y ofendida con el desprecio del otro, me he echado desde el principio en brazos de la presunción y de la ignorancia, huyendo de la razón en cuanto se trataba de cualquiera de los dos. Hasta hoy no me conocía a mí misma.”»

Capítulo 36, página 338.



Pero a pesar de que la carta cambió muchas cosas de lugar en su interior y Lizzy empieza a entender a Darcy, no la hizo amarlo en un abrir y cerrar de ojos y un matrimonio sin amor no es una opción para ella. Sí se sentía culpable y sentía vergüenza por la manera en que lo había tratado, pero hasta ahí. Él fue grosero y le faltó el respeto, una cosa no quita la otra.


Uno de los problemas que llevan al desastre de Lydia y Wickham escapándose juntos es que Elizabeth sabía quién era él en realidad y no se lo dijo a su padre, sabía que él no era bueno; pero, primero: no era su secreto para contar, segundo: ella daba por sentado que él no se interesaría jamás en ninguna de las Bennet por su falta de fortuna, nunca creyó que sus hermanas, específicamente Lydia, estuvieran en peligro por ello. Y siguiendo la lógica de que él solo seguía la plata tiene razón. Tampoco le cuenta a Jane que Darcy fue el que la separó de Bingley porque, ¿qué bien haría eso ahora? De todas maneras, me parece que al menos esto tendría que haberle contado.


Y entonces llega el temido viaje de la menor Bennet. Uno está ahí, leyendo como todo se va al carajo. El padre no se importa, la madre es una boluda, de Lydia solo tengo cosas negativas que decir, así que prosigamos, y Elizabeth y Jane tiene 0 control sobre la situación. Creí que el padre era sensato, creí que no le gustaba cómo funcionaba la sociedad, y para eso tiene que entender cómo funciona. ¿Cómo NO puede ver cómo el comportamiento de una de las hermanas afecta al resto? Las mujeres en especial eran vigiladas bajo lupa, un error y estaban condenadas (cosa que queda clara más adelante); de la madre esperar que entienda algo es una pérdida de tiempo, pero al menos él debería verlo… pero claro, es hombre, ¿qué va a entender de los peligros de estar del lado equivocado de la sociedad?



«—Si supieras —replicó Elizabeth— de los grandes daños que nos puede acarrear a todos lo que diga la gente del proceder alocado e indiscreto de Lydia, y los que ya nos ha acarreado, estoy segura de que pensarías de manera muy diferente.

—¡Que ya nos ha acarreado! —exclamó el señor Bennet—. ¿Ha hecho huir a alguno de tus pretendientes? ¡Pobre Lizzy! Pero no te desplomes. Esos jóvenes tan delicados que no pueden soportar tales tonterías no valen la pena. Ven, dime cuáles son los refinados galanes a quienes ha echado atrás la locura de Lydia.

—No me entiendes. No me quejo de eso. No denuncio peligros concretos, sino generales. Nuestro prestigio y nuestra respetabilidad ante la gente serán perjudicados por la extrema ligereza, el desdén y la locura de Lydia. Perdona, pero tengo que hablarte sin tapujo. Si tú, querido padre, no quieres tomarte la molestia de reprimir su desenfreno, de enseñarle que no debe consagrar su vida a sus actuales pasatiempos, dentro de poco será demasiado tarde para que se corrija. Su carácter se afirmará y a los dieciséis años será una coqueta incorregible que no solo se pondrá en ridículo a sí misma, sino a toda su familia; coqueta, además, en el peor y más ínfimo grado de coquetería, sin más atractivo que su juventud y sus regulares prendas físicas; ignorante y de cabeza vacía, incapaz de reparar en lo más mínimo el desprecio general que provocará su afán de ser admirada. Kitty se encuentra en el mismo peligro, porque irá a donde Lydia quiera; vana, ignorante, perezosa y absolutamente incontrolada. Padre, ¿puedes creer que no las criticarán y las despreciarán en dondequiera que vayan, y que no envolverán en su desgracia a las demás hermanas?»

Capítulo 41, página 375.



Y todo lo que Lizzy tiene como respuesta es que él espera que su viajecito le muestre a Lydia su propia insignificancia. Sería lo ideal, claro, pero, de nuevo: demasiado arriesgado; no solo para Lydia, que ES DEMASIADO JOVEN Y MALCRIADA PARA ENTENDER NADA, sino, también, para el resto de las hermanas. Una de las mejores cualidades de Elizabeth es que no se preocupa por posibles futuros problemas, si tiene la oportunidad de impedirlos, lo intenta, pero si falla (como es el caso), se consuela en saber que hizo lo que tenía que hacer y lo intentó.


Wickham no tiene vergüenza, eso ya lo sabemos muy bien y después queda todavía más claro. Pero este último intercambio de palabras entre Lizzy y él cuando mencionan a Darcy es una genialidad:



«—Sus modales son muy diferentes a los de su primo.

—Sí, en efecto. Pero creo que el señor Darcy impresiona más favorablemente a medida que se lo conoce mejor.

—¡Ciertamente! —exclamó Wickham con una mirada que Elizabeth no pasó por alto—. ¿Y por favor, podría preguntarle…? —pero, reprimiéndose, continuó en tono más alegre—: Esa mejora, ¿se refiere acaso a su trato? ¿Se ha dignado portarse más cortésmente que de costumbre? Porque no puedo creer —continuó en voz más baja y seria— que haya mejorado en lo fundamental.

—¡Oh, no! En lo fundamental continúa siendo el de siempre.

Wickham no sabía si alegrarse con sus palabras o desconfiar de su contenido. Había algo en el rostro de Elizabeth que le hizo escuchar con ansiosa atención y recelo lo que la joven dijo a continuación:

—Al decir que gana con el trato, no quiero dar a entender que su modo de ser o sus maneras hayan mejorado, sino que, al conocerle mejor, más fácilmente se comprende su forma de actuar.»

Capítulo 41, páginas 378 y 380.



Ja, él sabe que ella sabe. Ya no tiene compañera con la que hablar pestes de Darcy, va a tener que buscarse otra.


No soy ninguna psicóloga ni mucho menos, pero la razón por la que las hermanas Bennet son tan románticas puede ser porque ven en sus padres un matrimonio carente de amor. Se quieren hasta cierto grado, pero no hay amor y es obvio para todas. Entiendo que la señora Bennet sea perfecta para burlarse justo como Collins, quiero decir, está ahí, no podés no hacerlo, pero el señor Bennet como su esposo debería al menos respetarla, en vez de ser el primero en burlarse de ella, debería ser el primero en defenderla. Lizzy es práctica, cierto, pero ella ve lo que un matrimonio sin amor hace y no quiere eso para ella, por eso solo se va a casar por amor.


Jane Austen tiene estos sutiles momentos en los que hace que el narrador omnisciente le hable al lector, uno de mis preferidos y el más marcado, me parece, es este:



«No es el objetivo de esta obra el de dar una descripción del condado de Derbyshire, ni de ninguno de los renombrados lugares que atravesaron: Oxford, Blenheim, Warwick, Kenelworth, Birmingham y todos los demás, son conocidos por todos. No vamos a mencionar más que a una pequeña parte de Derbyshire. […]»

Capítulo 42, página 388.



Entonces llegan a la casita de Darcy y Lizzy está tipo: no es que me arrepienta, pero… ¡carajos qué lugar! Lizzy somos todos, sinceramente. Todos los que realmente conocen a Darcy hablan bien de él, y Lizzy recién ahora empieza a darse cuenta de eso. No soy una persona romántica, en absoluto, ¡pero estos dos! ¡Cuando se ven repentinamente en Pemberley y se ponen todos nerviosos y se sonrojan apenas se ven! Es adorable.


Él como que apenas la ve se tira sin pensar en ir a encontrarla, entonces se acuerda que ella lo mandó a la mierda y las cosas terminaron horribles entre los dos. Pero, por otro lado, el mínimo de respeto dice que al menos tiene que ir a saludarlos. Y para peor, él todavía la ama… pero ella lo rechazó. Pobre, todo eso pasándole por la cabeza sin aviso y de un segundo al otro.


Y, bueno, gente, frente a nosotros tenemos a un hombre cambiado… o al menos un hombre que trata de caerle mejor a la mujer de quien está enamorado. Él quiere mejorar su simpatía por ella, él mejora por ella, intenta ser más civilizado y no grosero. Y eso hace que ella naturalmente se pregunte:



«¿Por qué está tan cambiado? ¿A qué se debe? No puede ser por , no puede ser por causa que sus modales se hayan moderado tanto. Mis reproches en Hunsford no pueden haber efectuado una transformación de este calibre. Es imposible que todavía me ame.»

Capítulo 43, página 408.



Emm, sí, querida Lizzy, esa es exactamente la razón. ¡Y encima le pide presentarla a su hermana quien la quiere conocer! Lo que significa que le estuvo hablando de ella. ¿Todavía tenés dudas, Lizzy? Porque a los tíos no les queda duda alguna de que él la ama, ahora, no están muy seguros de como ella se siente… ni ella lo sabe. Nunca creí que Elizabeth podría ponerse tan nerviosa. Es el efecto Darcy, supongo.



«Los señores Gardiner acogieron a Bingley con el mismo aprecio que Elizabeth. Hacía tiempo que tenían ganas de conocerlo. A decir verdad, todos les presentes les inspiraban la más calurosa curiosidad. Las sospechas que acababan de generar sobre Darcy y su sobrina les llevaron a concentrar su atención en ellos examinándolos con lupa, aunque con disimulo, y muy pronto se dieron cuenta de que al menos uno de ellos estaba muy enamorado. Los sentimientos de Elizabeth eran algo confusos, pero era evidente que Darcy rebosaba de cariño por ella, a todas luces.

Elizabeth, por su parte, tenía mucho que descubrir. Debía adivinar los sentimientos de cada uno de sus interlocutores y al mismo tiempo tenía que frenar los suyos y hacerse simpática a todos. Bien es verdad que lo último, que era lo que más miedo le daba, era lo que con más seguridad podía conseguir, pues los interesados estaban ya muy inclinados en su favor. Bingley estaba listo, Georgiana lo anhelaba y Darcy estaba determinado a ello.»

Capítulo 44, página 418.



Lizzy descubre que lo que la gente decía de Georgiana no era cierto. ¿Por qué la gente tan fácilmente confundía (y confunde) timidez con arrogancia? Son claramente diferentes, lo único que tenés que hacer es prestar el mínimo de atención y razonar, y no demasiado, debería agregar. La hermana de Darcy es extremadamente tímida y tan torpe socialmente como su hermano mayor, bueno, hasta es peor que él, ¡quién iba a decirlo!



«[…] No lo odiaba, eso no; el odio se había esfumado hacía mucho y durante casi todo ese tiempo se había avergonzado de haber sentido contra aquella persona una aversión que pudiera recibir ese nombre. El respeto debido a sus valiosas cualidades, aunque admitido primero contra su voluntad, había contribuido a que cesara la beligerancia de sus sentimientos y éstos habían evolucionado hasta convertirse en afectuosos ante la importante prueba en su favor que había oído y ante la buena disposición que él mismo había mostrado el día anterior. Pero por encima de todo eso, por encima del respeto y la estima, sentía Elizabeth otro impulso de benevolencia hacia Darcy que no podía olvidarse. Era gratitud; gratitud no solo por haberla amado, sino por amarla todavía lo suficiente para olvidar toda la altanería y mordacidad de su despecho y todas las injustas acusaciones que lo acompañaron. Él, que debía considerarla –así lo suponía Elizabeth– como a su mayor enemiga, al encontrarla casualmente parecía deseoso de conservar su amistad, y sin ninguna demostración de hostilidad ni afectación en su trato, en un asunto que solo a los dos competía, solicitaba la buena opinión de sus amigos y se decidía a presentarle a su hermana. Este cambio en un hombre tan orgulloso no solo tenía que inspirar perplejidad, sino también gratitud, pues había que atribuirlo al amor, a un amor apasionado. Pero, aunque esta impresión era alentadora y muy contraria al desagrado, no podía definirla con exactitud. Lo respetaba, lo estimaba, estaba agradecida con él y deseaba vivamente que fuese feliz. No necesitaba más que saber hasta qué punto deseaba que aquella felicidad dependiera de ella, y hasta qué punto redundaría en la felicidad de ambos que utilizase el poder que imaginaba poseer todavía de persuadirle a renovar su proposición.»

Capítulo 44, páginas 424 y 426.



Es una lástima que las hermanas de Bingley vuelvan a aparecer, pero al menos Caroline tuvo lo que buscaba: un comentario de Darcy en cuanto a Elizabeth… lástima que no era lo que quería escuchar. A veces los juegos de arpía no salen bien, ¡quién iba a decir!



«—Recuerdo que la primera vez que la vimos en Hertfordshire nos extrañó que tuviese fama de guapa; y recuerdo sobre todo que una noche en que habían cenado en Netherfield, usted dijo: “¡Si ella es una belleza, su madre es un genio!”. Pero después pareció que le iba gustando y creo que la llegó a considerar guapa en algún tiempo.

—Sí —replicó Darcy, sin poder contenerse más—, pero eso fue cuando empecé a conocerla, porque hace ya muchos meses que la tengo por una de las mujeres más hermosas que he visto.

Dicho esto, se fue y la señorita Bingley se quedó muy satisfecha de haberle obligado a revelar lo que solo a ella le dolía.»

Capítulo 45, página 434.



El comentario fuera de lugar de Darcy (aunque gracioso, hay que aceptarlo) sobre Lizzy y su madre. Es como Lizzy diciendo que jamás bailaría con él y jamás le caería bien… sigan así ustedes dos.


Lydia es víctima de su educación… o más bien, la falta de ella. Su madre solo colaboró para hacer peor su personalidad y su padre la ignoró por completo. Lydia es egoísta, vanidosa, ingenua, enamorada del amor, no tiene muchas luces y es impulsiva, es joven y no tiene idea de nada, pero actúa como si lo supiera todo; ya saben, típico adolescente. Sus padres tenían el deber de educarla y hacerle ver su situación y la realidad. Con sus acciones Lydia no solo se afecta a ella misma, sino al resto de sus hermanas. Y lo peor de todo, ella nunca aprende la lección, todos resuelven todo para ella, bueno, Darcy lo hace; y aunque es una suerte que lo hiciera; nadie hizo entrar a razón a Lydia, sigue tan egoísta e ignorante como siempre. Es un caso perdido, y perdón, mi simpatía va a hasta ahí no más, no me cae bien, para nada, su futuro es horrible y carente de amor o calidez, puede no aprender de sus errores, pero sí paga por ellos. Ya sabemos que Wickham es un oportunista manipulador que se aprovecha de muchachas jóvenes, de él no sorprende nada a estas alturas.







Lizzy siente todo destruirse: un buen futuro, un posible futuro con Darcy, las posibilidades de matrimonio. Eso vale tanto para ella como para sus hermanas, y el dolor de la realidad la hace quebrarse frente a Darcy. Ella no es de las que muestran su dolor, y el último al que querría mostrárselo sería a Darcy, ella siente como que tocó fondo y él está siendo testigo de eso; como si él hubiera tenido razón todo el tiempo sobre su familia y la acción de Lydia lo estuviera probando. Él siente que no está ayudando en nada estando ahí y sabe que lo último que ella quiere es que él la vea así, por lo que decide marcharse. Me encantaría saber qué pasaba por la cabeza de Darcy en esos momentos. ¿Ya sabía que trataría de resolver la situación? ¿Todavía no se había decidido? ¿Estaba sorprendido y apenado por lo que esto significaba para Lizzy y su posible futuro juntos? ¿Solo se preocupaba por el bienestar de ella? ¡Ojalá existiera una novela desde la perspectiva de él! Una oficial, al menos.


¡Y el descaro de la madre! ¡El descaro! No la cuidó cuando tenía que hacerlo, ¿qué la hace delirar y hacerla creer que podría protegerla en esa situación? Wickham es el verdadero culpable de todo, pero los padres no hicieron lo que tenían que hacer. Pero claro, hasta la más inteligente de las jóvenes podría caer bajo los encantos del manipulador doble cara del Wickham, ni que hablar Lydia.



«—Aunque sea una desgracia para Lydia, para nosotras puede ser una lección provechosa: la pérdida de la virtud en una mujer es irreparable, un solo paso en falso lleva en sí la ruina final; su reputación no es menos débil que su hermosura, y nunca será lo bastante precavida en su conducta hacia las indignidades del otro sexo.»

Capítulo 47, página 462.



Si los dobles estándares son fuertes hoy en día antes era mil veces peores. Entiendo el punto de Mary y esa era una realidad para las mujeres de la época, pero no es el momento, Mary, a nadie ayuda eso ahora. Además, no solo está condenada tu hermana menor, sino vos también, no te olvides de ese detalle. Perdón, pero tengo expresarlo como lo tengo en mis anotaciones: ¡Collins, ese condescendiente infumable que nadie llamó! Metido a no dar más, desagradable como nadie. «La muerte de su hija habría sido una bendición comparada con esto.» ¿Es en serio, Collins? ¿¡En serio!? Solo mete las narices para regodearse de las desgracias ajenas y aliviarse de no haberse casado con ninguna de las hermanas Bennet. Y ni qué hablar de la dramática hipocondríaca que decía que tenía miedo de que su esposo se peleara con Wickham y muriera, dejándolos en la ruina, ahora se queja de que vuelve a la casa sin su hija malcriada y sin pelear con Wickham. Son realmente imposibles de soportar, inaguantables. Decí que al menos el padre reacciona y entiende que ignorar la educación de sus hijas menores no es la manera, ahora se va a poner «severo» con las dos más jóvenes, especialmente con Kitty.


El desastre se arregla de puro culo y a la madre le preocupa que su hija no tenga vestido para el casamiento… ¡de pedo se casaron, agradezca y cierre el pico! Entiendo que el papel de Jane es de ser la ingenua niña bondadosa que solo piensa bien de todo el mundo porque cree que todo el mundo es bueno, ¡aunque estén siendo crueles frente a sus ojos!; da ganas de decirle: Jane, querida, cerrá la boca y abrí los ojos, ya cansás. Elizabeth ve que ahora resuelta la situación de Lydia su situación no mejora mucho, ahora más que nunca una relación entre ella y Darcy es imposible; no hay manera que sabiendo lo que él sabe quiera unirse a su familia, si antes estaba reacio a ello, ahora es simplemente imposible, y Lizzy lo entiende desde su perspectiva.


Esta es la última vez que voy a mencionar a Lydia y Wickham. Dos indeseables. Una ignorante egoísta, el otro manipulador oportunista. Se merecen el uno al otro. ¡El rostro para volver de la manera en que lo hicieron! Como si no hubieran hecho nada malo, como si todo estuviera perfectamente bien. Wickham cree a Elizabeth tan idiota como Lydia y su madre, ella sabe la basura que es él en realidad, ¿¡cómo se atreve?! ¡Y todo a costas de Darcy, sin vergüenza desagradable! Wickham es el tipo de villano que amás odiar.


Y pasando a mejores temas, es momento de que otras verdades salgan a la luz: Darcy todopoderoso nuestro salvador silencioso. Después tenemos a la tía shipeando a Darcy y Elizabeth como ninguna. Ya los da por casados y todo. ¿Alguien sabe su nombre de shipeo?



«Te rugo me dispenses si he sido muy presuntuosa, o por lo menos no me castigues hasta el punto de excluirme de Pemberley. No seré feliz del todo hasta que no haya dado la vuelta entera del parque. Un faetón bajo con un par de jacas sería lo ideal.»

Capítulo 53 página 520.



Como ya especifiqué antes, no voy a hablar de cierto indeseable, solo me voy a concentrar en Lizzy. Las respuestas pasivas-agresivas de Elizabeth son perfección. Las sutilezas son lo suyo tanto como las respuestas perfectas a comentarios fuera de lugar.



«Se levantó de su asiento y salió de su meditación al notar que alguien e aproximaba; y antes de que pudiera alcanzar otra vereda, Wickham la abordó.

—Temo interrumpir su solitario paseo, apreciada hermana —le dijo colocándose a su lado.

—Así es, en efecto —replicó con una sonrisa—, pero no quiere decir que la interrupción me incomode.

—Sentiría hacerlo. Nosotros hemos sido siempre buenos amigos. Y ahora somos algo más.

—Cierto. ¿Y los demás han salido?

—No lo sé. La señora Bennet y Lydia se han marchado en coche a Meryton. Me han dicho tus tíos, querida hermana, que has estado en Pemberley.

Elizabeth respondió afirmativamente.

—Te envidio ese placer, y si me fuera posible pasaría por allí de camino a Newcastle. Supongo que verías a la anciana ama de llaves. ¡Pobre señora Reynolds! ¡Cuánto me quería! Pero me figuro que no mencionaría mi nombre delante de ustedes.

—Sí lo hizo.

—¿Y qué dijo?

—Que habías entrado en el ejército y que andabas por malos caminos. Ya sabes que a tanta distancia las cosas se exageran.

—Claro —contestó él mordiéndose el labio.

Elizabeth creyó haberlo callado, pero Wickham pronto dijo:

—Me sorprendió ver a Darcy el mes pasado en la capital. Nos encontramos varias veces. Me gustaría saber qué estaba haciendo en Londres.

—Puede que preparase su matrimonio con la señorita de Bourgh —dijo Elizabeth—. Debe de ser algo insólito para que esté en Londres en esta época del año.

—Desde luego. ¿Lo viste cuando estuviste en Lambton? Creo que los Gardiner me dijeron que sí.

—En efecto; nos presentó a su hermana.

—¿Y te agradó?

—Muchísimo.

—Es verdad que he oído decir que en estos dos últimos años ha mejorado extraordinariamente. La última vez que la vi no prometía mucho. Me alegro de que te gustase. Espero que le vaya bien.

—Le irá bien. Ha pasado ya la edad más comprometida.

—¿Pasaste por el pueblo de Kimpton?

—No me acuerdo.

—Te lo digo, porque esa es la rectoría de la que debía haber sido titular. ¡Es un lugar precioso! ¡Y qué casa parroquial tan magnífica tiene! Me habría convenido desde todos los puntos de vista.

—¿Te habría gustado hacer sermones?

—Muchísimo. Lo habría tomado como una parte de mis obligaciones y pronto no me habría costado ningún trabajo. No puedo quejarme, pero no hay duda de que eso habría sido lo mejor para mí. La quietud y el retiro de semejante vida habrían colmado todos mis deseos. ¡Pero no pudo ser! ¿Oíste a Darcy mencionar ese tema cuando estuviste en Kent?

—Supe de fuentes dignas de crédito que la parroquia se te legó solo eventualmente y a la voluntad del actual señor de Pemberley.

—¿Eso te ha dicho? Sí, algo de eso había; así te lo conté la primera vez, ¿te acuerdas?

—También oí decir que hubo un tiempo en el que componer sermones no te parecía tan a gusto como ahora, que entonces confesaste tu intención de no ordenarte jamás, y que el asunto se zanjó de acuerdo contigo.

—Sí, es cierto. Debes recordar lo que te dije acerca de eso cuando hablamos d ello la primera vez.

Estaba ya casi a la puerta de la casa, pues Elizabeth había seguido paseando para sacárselo de encima. Por consideración a su hermana no quiso provocarlo y solo le manifestó con una sonrisa:

—Vamos, Wickham, somos hermanos. No discutamos por el pasado. Espero que de ahora en adelante no tengamos de qué discutir.

Le dio la mano y él se la besó con afectuosa gentileza, aunque no sabía qué cara poner, y entraron a la casa.»

Capítulo 52, páginas 522,524 y 526.



Los recién casados al fin se van y las noticias de que Bingley vuelve alteran a todos. Pero no a Jane, ah, no, ella está serena y nada de eso le afecta en absoluto… solo digo que a veces cuando tratamos de aclarar solo oscurecemos. Entonces llega Bingley con Darcy y las hermanas están nerviosas por ellas mismas y por la otra. Encima de todo ser súper incómodo para ellas, su madre, para no faltar a su costumbre, es re babosa con Bingley y recontra irrespetuosa con Darcy. Darcy fue allí por dos motivos: para ayudar a su amigo en esa situación incómoda, y segunda, Elizabeth, obviamente; él todavía está enamorado de ella pero no quiere presionarla a nada, por eso mantiene su distancia. Ya sabemos que el fuerte de Darcy no son las palabras, él demuestra su interés por ella al permanecer cerca cuando ella se acerca, además que ella está más retraída que de costumbre. Pero claro, desde afuera es fácil ver todo esto, pobre Lizzy no entiende nada. Ahora, lo que no se le escapa a Lizzy son las miradas de él hacia ella. ¡Y hasta que al fin pasa! ¡Jane y Bingley comprometidos! Ahora solo quedan los otros dos prejuiciosos orgullosos.







Restarle importancia a sus sufrimientos es típico de Elizabeth. Pero tampoco vayamos tan lejos, Lizzy, da miedo de solo pensar en otro Collins. Pero como lo bueno dura poco, la vieja bruja tiene que hacer acto de presencia.







Hay gente irrespetuosa y después está esta mujer; es otro nuevo nivel allá arriba (o abajo) que nadie nunca alcanzó. No estará acostumbrada a que le respondan de esa manera, pero a ese tipo de tratamiento está acostumbrada, ya que trata como el culo al resto del mundo… y Lizzy que no está siendo grosera, simplemente no se deja pisotear. Por muy fuera de lugar que estén los comentarios de Lady Catherine, las respuestas de Lizzy valen la pena tener que aguantarla. Hay gente paciente y después está Elizabeth Bennet… con altura la puso en su lugar.



«—Sí, lo he oído comentar; pero, ¿qué tiene que ver eso conmigo? Si no hubiera otro obstáculo para que yo me casara con su sobrino, tenga por seguro que no dejaría de efectuarse nuestra boda por suponer que su madre y su tía deseaban que se casara con la señorita de Bourgh. Ustedes dos hicieron lo que pudieron con proyectar ese matrimonio, pero su realización depende de otros. Si el señor Darcy no se siente ligado a su prima ni por el honor ni por la inclinación, ¿por qué no podría elegir a otra? Y si soy yo la elegida, ¿por qué no habría de aceptarlo?

—Porque se lo impiden el honor, la decencia, la prudencia e incluso el interés. Sí, señorita Bennet, el interés; porque no espere usted ser reconocida por la familia o los amigos de Darcy si obra usted con tozudez contra la voluntad de todos. Será usted censurada, desairada y despreciada por todas las relaciones de Darcy. Su enlace será un desastre; sus nombres no serán jamás pronunciados por ninguno de nosotros.

—Graves desgracias so ésas —replicó Elizabeth—. Pero la esposa del señor Darcy gozará, seguramente, de tal felicidad que podrá, a pesar de todo, sentirse muy satisfecha.

—¡Ah, criatura empecinada y obstinada! ¡Me da usted bochorno! ¿Es esa su gratitud por mis atenciones en la pasada primavera? Sentémonos. a de saber usted, señorita Bennet, que he venido aquí con la firme resolución de conseguir mi objetivo. No me daré por vencida. No estoy acostumbrada a someterme a los caprichos de nadie; no estoy hecha a pasar amarguras.

—Esto puede que haga más penosa la situación actual de Su Señoría, pero a mí no me incumbe.»

Capítulo 56, página 568.



Es una genia. Pero acá viene el gran problema de la época y el gran problema de los Bennet. Tienen plata, no demasiada, pero no son pobres; ahora, sí son pobres de conexiones, o sea: no se relacionan con muchas personas importantes, sus familiares más cercanos no son personas importantes. El padre no tiene conexiones porque no le interesa; ahora, está el detalle de que su madre era de un escalafón más abajo que el de ellas: ella se casó con un caballero y escaló socialmente, pero ella misma no viene con conexiones con las que contribuir a la familia. Espero haberme explicado bien, porque esto es lo que como que tira abajo a las hermanas. La pobreza de la familia no es monetaria (bueno, están bien pero no súper bien. Digo, si los comparamos con Darcy, Bingley o Lady Catherine hay bastante diferencia monetaria, naturalmente), sino en cuanto a relaciones.



«—¡No quiero que me interrumpa! Escuche usted sin rechistar. Mi hija y mi sobrino han sido hechos el uno para el otro. Por línea materna descienden de la misma ilustre rama, y por la paterna, de familias respetables, honorables y antiguas, aunque sin título. La fortuna de ambos lados es magnífica. Están destinados el uno para el otro por el voto de todos los miembros de sus casas respectivas; y ¿qué puede separarlos? Las intempestivas pretensiones de una muchacha de humilde linaje y sin fortuna. ¿Cómo puede admitirse? ¡Pero no sucederá! Si velara por su propio bien, no querría salir de la estirpe en que ha nacido.

—Al casarme con su sobrino no creería salirme de mi estirpe. Él es un caballero y yo soy la hija de otro caballero; por consiguiente, somos iguales.

—Así es; usted es hija de un caballero. Pero, ¿quién es su madre? ¿Quiénes son sus tíos y tías? ¿Cree usted que no conozco su condición?

—Cualesquiera sean mis parientes, si su sobrino no tiene nada que objetar de ellos, menos tiene que decir usted —repuso Elizabeth.»

Capítulo 56, página 570.



Y Lizzy no se deja intimidar. ¿Cómo no adorarla? Pero lo que sigue siempre me da cosita por ella; aunque sepa que todo termina bien, le dolió la intromisión de la vieja bruja.







Esa señora realmente necesitaba que alguien le dijese que «no», al menos una vez en la vida. Malcriada y caprichosa hasta de vieja. Tan horrorizada está que dice una de las líneas que más se me quedó grabada en la cabeza:



“Heaven and earth! —of what are you thinking? Are the shades of Pemberley to be thus polluted?” // «¡Por todos los santos! ¿Qué se cree usted? ¿han de profanarse así las sombras de Pemberley?».



Hasta lo escucho clarito, solo que con la voz de la Lady Catherine de la película del 2005.







Y con eso la bruja se va ofendida y horrorizada. Como para Darcy no hacerse esperanzas. Es un misterio de cómo la vieja desconfió que eso podría estar pasando entre Lizzy y Darcy. Hay muchas teorías, algunos creen que se pudo haber enterado por Collins ya que los Lucas podrían haberle mandado una carta especulado como buenos chismosos que Bingley y Darcy rondaban a las Bennet y el Collins lengua larga podría haber hablado más de la cuenta. También hay quienes especulan que podría ser la señorita Bingley que por celos fue tan lejos como para visitar a Lady Catherine y avisarle lo que pasaba, pero lo dudo mucho, esa teoría es la que menos sentido tiene. Y claro, está la otra teoría de que podría haber sido la mismísima Charlotte que desconfiaba que había algo entre los dos, esta teoría se divide en dos: los que creen que traicionó a Elizabeth y le contó a la vieja para que los separara (supuestamente por la forma en que Lizzy reaccionó a su casamiento con su primo, o que siempre estuvo celosa de ella); o que lo hizo para darle un empujón a su amiga hacia Darcy, para que los dos activaran de una vez porque conociendo a su amiga sabía que no se dejaría pisotear por la vieja bruja. ¿Qué piensan ustedes? Acá les dejo un link a un video que habla de esto, está en inglés y no tiene subtítulos, pero si les interesa y saben inglés, los invito a verlo.


Y entonces el burro metido de Collins manda la carta y el señor Bennet se burla del contenido de la carta, se burla de Collins y para peor se burla de lo ridícula de la idea de Lizzy y Darcy estando juntos. Justo cuando ella está convencida que Darcy no quiere nada con ella. Esa situación para ella es literalmente: me río para no llorar. Pero entonces Darcy aparece y tienen la oportunidad de estar solos y hablar sobre todo, empezando por encontrar a su hermana menor y al indeseable y pagarle para que se casaran.







¡AL FIN! Estoy tratando de no poner toda la escena, pero hay partes que no puedo simplemente pasarlas por alto. La parte en que se dan cuenta que tienen que agradecer la falta de sentido común y respeto a Lady Catherine por la revelación mutua de sus sentimientos en increíble (la voy a poner en inglés también porque me encanta la manera en que él lo dice, además me hace acordar a la película y me lo imagino con la voz del actor).



«—Gracias a eso concebí esperanzas que antes apenas había osado a formular. Conocía de sobra el carácter de usted para saber que si hubiese estado absoluta e irrevocablemente decidida contra mí, se lo habría descubierto a Lady Catherine con toda claridad y franqueza.

Elizabeth se sonrojó y se rió, respondiendo:

—Sí, conocía usted de sobra mi franqueza para creerme capaz de eso. Después de haberle rechazado tan detestablemente cara a cara, no podía tener reparos en decirle lo mismo a todos sus parientes.

—¿Qué me dijo que no mereciera? A pesar de que sus acusaciones eran infundadas, mi proceder con usted en aquél tiempo sirvió como la más severa prueba de ello. Mi proceder fue imperdonable, me da escalofríos pensar en ello.

—No vamos a discutir quién estuvo peor aquella tarde —dijo Elizabeth—. Mirándolo bien, los dos tuvimos nuestras culpas. Pero me parece que los os hemos ganado en modales desde entonces.

—Yo no puedo reconciliarme conmigo mismo de manera tan simple. E, recuerdo de lo que le dije e hice en aquella ocasión es y será por mucho tiempo muy penoso recuerdo para mí. No puedo olvidar su frase tan acertada: “Si se hubiese portado usted más caballerosamente.” Esas fueron sus palabras. No sabe, no puede imaginarse cuánto me han hecho sufrir, aunque confieso que tardé en ser lo bastante juicioso para reconocer la verdad que encerraban.»

Capítulo 58, páginas 586 y 588.

 

“It taught me to hope,” said he, “as I had scarcely ever allowed myself to hope before. I knew enough of your disposition to be certain that, had you been absolutely, irrevocably decided against me, you would have acknowledged it to Lady Catherine, frankly and openly.”

Elizabeth coloured and laugh as she replied, “Yes, you know enough of my frankness to believe me capable of that. After abusing you so abominably to your face, I could have no scruple in abusing you to all your relations.”

“What did you say of me, that I did not deserve? For, though your accusations were ill-founded, formed on mistaken premises, my behaviour to you at the time had merited the severest reproof. It was unpardonable. I cannot think of it without abhorrence.”

“We will not quarrel for the greater share of blame annexed to that evening,” said Elizabeth. “The conduct of neither, if strictly examined, will be irreproachable; but since then, we have both, I hope, improved in civility.”

“I cannot be so easily reconciled to myself. The recollection of what I then said, of my conduct, my manners, my expressions during the whole of it, is now, and has been many months inexpressibly painful to me. Your reproof, so well applied, I shall never forget: ‘had you behaved in a more gentlemanlike manner.’ Those were your words. You know not, you can scarcely conceive, how they have tortured me; —though it was some time, I confess, before I was reasonable enough to allow their justice.”

Páginas 587 y 589.



Bueno, a ver si puedo resumir porque se está haciendo largo. Y entonces sale el tema del cambio de actitud y comportamiento de él cuando se encuentran por casualidad en su humilde morada.



«—Me propuse —contestó Darcy— demostrarle, con mi mayor amabilidad, que no era tan despreciable como para estar dolido de lo pasado, y esperaba lograr su perdón y moderar el mal concepto en que me tenía probándole que no había menospreciado sus reproches. Me es difícil decirle cuánto tardaron en mezclarse a estos otros deseos, pero creo que fue a la media hora de haberla visto.»

Capítulo 58, página 592.



Simplemente adorable. Hay muchas personas que deberían tomar nota, un no es un no, no le busques la vuelta; si te va a ofender el rechazo, no hagas la pregunta y fue, nadie te debe nada y cualquiera está en su derecho de rechazarte. Si sus un imbécil y te comportás como tal, tomá nota de tus errores y tratá de mejorar. Y entonces la noticia del compromiso de Darcy y Elizabeth toma a todos por sorpresa porque: ¡ellos se odiaban! ¿¡Qué pasó para que ella lo odiara tanto a amarlo hasta el punto de casarse?! Nadie entiende nada, en especial su padre.



«—¿Tú única objeción —preguntó Elizabeth— es que piensas que no lo amo?

—Efectivamente. Todos sabemos que es un hombre orgulloso y desagradable; pero nada de eso importaría si de verdad te gustara.

—Pues sí, me gusta —respondió ella con lágrimas en los ojos—. Lo amo. En realidad, no es orgulloso sino muy amable. No sabes cómo es en realidad, por eso te suplico que no me insultes hablando de él de esa manera.»

Capítulo 59, páginas 602 y 604.



La principal preocupación del padre era que ella se casara sin amor, y él sabía que ella no sería feliz en un matrimonio de ese tipo, él lo sabe de primera mano; pero una vez entiende que ellos se aman y lo mucho que Darcy hizo por su familia sin esperar nada a cambio, encantado da su consentimiento. Ahora la madre… ¡la madre que juraba odiarlo y nunca quería verlo! Bueno… ahora que es el futuro esposo de su hija… no, no, el futuro súper rico esposo de su hija no le queda más que adorarlo; y sinceramente, su mayor preocupación: sus hijas nunca casándose, se resolvió, y no solo dos de sus hijas se están por casar, sino que se están por casar con grandes partidos. ¿¡Qué más puede pedir?! (Bueno, inteligencia y sentido común no se le pueden pedir porque la basura del innombrable es su yerno preferido… sin palabras).






 




Son un amor… pero no mientas Darcy, la admiraste por su impertinencia, ya todos sabemos eso.



«—Puedes llamarlo impertinencia, pues era poco menos que eso. Lo cierto es que estabas harto de cortesías, de deferencias, de atenciones hipócritas. Te disgustaban las mujeres que siempre te hablaban y miraban solo buscando tu aprobación. Yo te irrité y te interesé porque no me parecía en nada a ellas. Si no hubieses sido en realidad tan amable, me habrías odiado por ello; pero a pesar del trabajo que te tomabas para esconderte, tus sentimientos siempre eran nobles y justos; y en tu corazón, despreciabas por completo las personas que con tanta asiduidad te cortejaban. Mira cómo te he ahorrado la molestia de explicármelo; y, realmente, tomando todo en consideración, empiezo a encontrarlo perfectamente razonable. Estoy segura que no encontraste ninguna virtud en mí, pero nadie piensa en eso cuando se enamora.»

Capítulo 60, página 610.



Más claro imposible. Igualmente, Lizzy, Darcy encuentra virtudes en vos hasta con los ojos cerrados, también todos sabemos eso.



«—¿Acaso no había ninguna virtud cariñosa en tu conducta cuando Jane estaba enferma en Netherfield?

—¡Mi querida Jane! ¿Quién podría haber hecho menos por ella? Pero interprétalo como virtud, si quieres. Mis buenas cualidades están bajo tu protección ahora y puedes exagerarlas tanto como te plazca; y a cambio, me corresponde a mí encontrar ocasiones en las que contrariarte y discutir contigo tan a menudo como pueda; de modo que voy a empezar en este momento preguntándote por qué diste tantos rodeos. ¿Por qué te mostraste tan tímido cuando viniste la primera vez y luego cuando viniste a cenar? ¿Por qué, especialmente cuando viniste a casa, parecía que no te interesaba en lo más mínimo?

—Porque estabas seria y silenciosa, y no me estimulabas.

—Pero estaba azorada.

—Y yo también.

—Podrías haberme hablado más cuando viniste a cenar.

—Un hombre que sintiera menos lo haría.»

Capítulo 60, página 610.



Acá tranqui, leyendo con corazones en los ojos.



«—No te atormentes. La moral quedará perfectamente a salvo. El injustificable proceder de Lady Catherine para separarnos fue lo que aclaró todas mis dudas. No debo mi dicha actual a tu ferviente deseo de expresarme tu gratitud. No necesitaba que tú me dijeras nada. El relato de mi tía me dio esperanza y estaba determinado a saberlo todo de una vez por todas.

—Lady Catherine nos ha sido de infinita utilidad, lo que seguro la hará feliz, ya que le encanta ser útil. Pero dime, ¿por qué volviste a Netherfield? ¿Fue solo para venir a Longbourn y avergonzarse, o pensaste en obtener un resultado más serio?

—Mi verdadero propósito era verte y comprobar si podía abrigar esperanzas de que me amases. Lo que confesaba, o me confesaba a mí mismo, era ver si tu hermana todavía quería a Bingley, y, de ser así, reiterarle la confesión que ya otra vez le había realizado.

—¿Tendrás el valor de anunciarle a Lady Catherine lo que le espera?

—Probablemente me falte tiempo más que valor, Elizabeth. Pero tiene que hacerse, y si me das una hoja de papel, lo haré enseguida.

—Y si yo no tuviese que escribir otra carta, podría sentarme a tu lado y admirar tu hermosa letra, como en otra ocasión cierta señorita hizo. Pero también tengo una tía a la que no puedo ignorar por más tiempo.»

Capítulo 60, página 612.



Aww, y la carta que le manda a su tía diciéndole que es bienvenida en Pemberley y que es la persona más feliz, más que Jane incluso, porque su hermana solo sonríe mientras que ella se ríe. Y mi preferida, la carta del señor Bennet al Collins metido:



«Querido señor: tengo que molestarle una vez más con la cuestión de las felicitaciones: Elizabeth será pronto la esposa del señor Darcy. Consuele a Lady Catherine lo mejor que pueda; pero yo que usted me quedaría con el sobrino. Tiene más que ofrecer. Le saludo atentamente.»

Capítulo 60, página 614.



Es un genio, Lizzy tiene a quién salir. La vieja bruja está tan enojada que hasta espanta a los Collins, Charlotte como buena amiga está que explota de la alegría por Elizabeth, por eso no creo que ella intentara nada malo (si es que fue ella) al contarle a Lady Catherine sobre la posible unión entre ellos. Y todos (o al menos los que valen la pena) vivieron felices por siempre.







Primero lo primero, voy a avisar que solo vi la miniserie de la BBC (son los mejores llevando a la pantalla chica los clásicos) del 1997 y la película del 2005. Ah, sí, las dos grandes archienemigas de los fanáticos… por alguna razón que no termino de entender. Traté con la adaptación del 70 y la manera en que forzaron el párrafo inicial de la novela me hizo salir corriendo, no pude ni cinco minutos… no creo que ni dos; si alguien la vio, díganme si le doy otra oportunidad o no.


Bueno, por un lado tenemos a la miniserie, como es natural, los creadores tienen mucha más libertad en cuanto a tiempo. La miniserie tiene 4 capítulos de aproximadamente 45 minutos cada uno; eso siempre ayuda. Entre la película y esta serie la más fiel al libro es la serie, no tuvieron que cortar mucho, la vestimenta, el tiempo en que situaron la historia, el estado financiero de los Benett, sigue todo al pie de la letra lo escrito por Jane en el libro. Los actores unos genios, especialmente los dos principales. Y acá hicieron un mejor trabajo poniendo el principio épico de la novela… pero me siguió pareciendo algo forzado. Meh. Es una serie obviamente muy bien hecha…


¡Ah, pero la química entre todos los personajes de la película! Uf, fuera de este planeta. Si bien no fueron tan fieles al libro, tomándose libertades como el recorte de ciertos personajes secundarios, lo de adelantarlos al tiempo y hacer a los Benett mucho más pobres de lo que realmente eran (miren, les confieso que no entendía por qué en el libro seguían insistiendo en que eran pobres pero en la serie tenían tremenda casa; después miré videos y me eduqué en temas de la época: ellos eran pobres de relaciones, no conocían y no eran familiares con gente importante, cosa esencial en la época. También estaba el detalle ese que ni bien el padre muriera todo se iba al Collins y ellas apenas tendrían para vivir. Es medio complicado de entender si ya no leíste varios clásicos y sabés del tema con anterioridad, por lo que me parece bastante válido lo que el director de la peli hizo, nos mostró la pobreza en vez de hacernos imaginárnosla, el mensaje llega mejor a aquellos que no saben sobre esas cosas), los personajes son exactamente lo que leí. Me parece que los personajes estuvieron mucho mejor trabajados en la película; no creo que haya uno solo que me guste más en la serie que en la película, y, teniendo en cuenta que los personajes son los que hacen las historias en las novelas de Austen, lo considero algo muy importante. A Lydia me la banco todavía menos en la serie que en el libro, ¡y yo que creía que eso era físicamente imposible! Ah, creo que sí hay un personaje que me gustó más en la serie que en la película, el más odiado por todos: Mr. Wickham (pero tienen que leerlo como lo dice el Darcy de la película después de ser rechazado en la lluvia).


En la serie me gustó que pusieran el intercambio entre Wickham y Lizzy después del casamiento con Lydia. En la película ni se hablan, se necesitaba un poco de ese sarcasmo picante de Lizzy golpeando justo donde se necesitaba. Ah, dos personajes que me gustan más en la serie: la Georgiana de la serie es mucho más fiel que la de la película, eso sí fue una lástima, porque como que en el libro y la serie ella es tímida y callada como su hermano. ¡Ay, y en la serie hicieron que Lizzy fuera una pródiga musical! ¿¡Qué carajos?! ¡INACEPTABLE! NO.


No me hagan elegir entre uno u otro Darcy y una y otra Lizzy. El Darcy de la miniserie se concentró en la parte arrogante, mientras que el de la película en el torpe social; los dos dieron justo en el clavo con las miradas desde lejos hipnotizados por Lizzy pero queriendo hacer como si nada… y fallando miserablemente. Lo que sí les tengo que criticar a ambos es que: ¡gente, Darcy sonreía mucho más! Él sonreía con ella, cuando ella se burlaba de él o tiraba algún comentario picante, él sonreía y se reía, no con el resto, pero con ella sí, y no lo mostraron lo suficiente en ninguna de las dos adaptaciones. Las Lizzy son unas genias totales, las actrices perfectas para cada Elizabeth que les tocó interpretar. Me molestó que en la serie el pesado del Collins fuera a la casa de los Benetts para molestarlos en lugar de la carta recontra fuera de lugar que mandó, y me molestó que en la película ni pusieran nada al respecto. Y estuvo bueno que en la película le dieran más lugar a Marry, siempre de fondo, como en la familia y en el libro, pero allí estaba, en esas pocas tomas y pocas palabras. Marry se merece mucho más #justiciaparaMarry


En conclusión: no voy a elegir una y la otra… El director quería llevar el clásico a las masas, hacerlo más pasable para los jóvenes, los de la serie se concentraron en hacer una fiel interpretación del increíble clásico. Los dos lograron lo propuesto. Y habiendo dicho eso: prefiero la película. Sorry, not sorry. Colin Firth es un capo que además interpretó ¡dos veces! a Darcy, nadie le quita lo bailado; pero prefiero al Darcy torpe de la película y la química increíble que hay entre el cast. ¡Uf, y la mano! ¡La mano después de ayudar a Elizabeth a subir al carruaje! Me puede cada vez que veo la escena… y el «You hace bewitched me body and soul and I love, I love… I love you.». ¡Y la sonrisita resplandeciente con ojos brillosos cuando Lizzy conoce a su hermana! Y cuando la sigue afuera después de que ella sale corriendo, la manera en que le habla y la mira. ¡Y cuando se nota que se tienen ganas después de gritarse en la lluvia! Y cuando Lizzy le larga el famoso: «Dancing, even if ones partner is barely tolerable» y se va caminando como la reina que es. Sí, no, ya no sé cuántas veces vi esa película, pero más de las que puedo contar. Artísticamente hablando, la película está perfectamente planeada, las escenas, los diálogos, ¡esa escena del baile en Netherfield es *cheff kiss*! Si saben inglés, vean este video tipo parodia de la peli editado con partes de los stand up de John Mulaney; es muy gracioso y cada comentario va perfecto con la escena que muestran.


Bueno y ustedes, ¿cuál prefieren? ¡Se respetan todas las opiniones, así que no sean pesados!



Para cerrar:



«Lady Catherine se indignó mucho con el casamiento de su sobrino; y como abrió la puerta a toda su genuina franqueza al contestar a la carta en que él le informaba sobre su compromiso, usó un lenguaje tan grosero, especialmente al referirse a Elizabeth, que sus relaciones quedaron interrumpidas por un tiempo. Pero, al final, convencido por Elizabeth, Darcy accedió a perdonar la ofensa y buscó reconciliación. Su tía resistió por un tiempo, pero su resentimiento cedió, ya fuese por su cariño hacia su sobrino o por la curiosidad de ver cómo se conducía su esposa; de modo que se dignó a visitarlos en Pemberley, a pesar de esa contaminación que habían sufrido sus bosques, no solo por la presencia de semejante dueña, sino también por las visitas de sus tíos de Londres.»

Capítulo 61, página 622.

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