Queridas
ruinas,
Hay
veces que me siento menos humana y más como una casa en ruinas. Siento que no
siento nada. Pienso y pienso y mis ideas se traban en un espiral de desprecio y
enojo continuo.
Muchas
veces… ok, la mayor parte del tiempo siento enojo,
rabia. Esa rabia pronto se transforma en ira reprimida, me atraviesa en oleadas como ecos que a pesar de ser
fáciles de controlar, no me hacen la existencia más llevadera. Y cuando no
siento eso (el otro 2% del tiempo), lo que siento es tristeza… no, tristeza no
es la palabra. ¿Impotencia? ¿Desesperanza?
Esa palabra que las encierre a todas ellas, cualquiera que sea esa palabra, si
es que existe.
Entre
la ira perpetua y la desesperanza agobiante no sé con cuál quedarme. Las dos
son una verdadera mierda que me empujan a poner más candados en esta casa vacÃa
que se cae a pedazos; de todas maneras, no se confundan, soy perfectamente
consciente de mis acciones.
A
pesar de todo, creo que más detesto ese breve infinito vacÃo que queda entre la
transición desde ese 98% y 2%. Ese eco de la nada es más abrumador que la ira y desesperanza juntas; soy capaz
de escuchar el retumbar de esas emociones que dejaron al pasar, pero no soy
capaz de sentir nada.
Pero
bueno, es lo que hay supongo.
Atte.,
Jane.
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