Queridas
mujeres,
Es una verdad
universalmente conocida que todas y cada una de nosotras, mujeres, necesitamos la aprobación de un hombre. Quiero decir, si estás teniendo un dÃa terrible no hay nada
que te suba el ánimo como un caballero gritándote groserÃas en la calle. Es
algo que todas sabemos bien, ¿verdad mujeres?
Ah, sÃ. Esa
hermosa y cálida sensación de cosificación/objetivización. De ser reducida a una
cosa para la diversión de otros y dejar de ser humano. ¡Se siente como la gloria!
Ser convertida en un objeto que sirve para placer de brutos con falta de
autoestima.
¡Pero si es
para eso que estamos! Para hacer sentir mejor al género masculino cuando
empiezan a temblar por la falta de pelotas y atención. De vez en cuando todos
necesitamos un recordatorio de que en realidad no somos tan cagones como aparentamos
y que en realidad sà tenemos dos neuronas funcionando… apenas.
Sabemos bien
que nuestro dÃa no está completo sin algún inteligente caballero gritándonos
cosas que ya sabemos de nuestro propio cuerpo. Siempre necesitamos esas
palabras de uno de ellos. Duh. De esa
manera estamos matando a dos pajaritos de un tiro, ya saben, nuestra confianza
y empoderamiento crece con su virilidad.
¡Y no les pasa
que lo disfrutan todavÃa más cuando van caminando solas de noche por calles no
tan transitadas! No hay nada como esa subida de adrenalina en la que temés por
tu vida y seguridad, es genial.
Pero, ¿saben
qué? Creo que ellos saben estamos muy fuera de su liga, demasiado arriba y por
eso intentan bajarnos a su nivel. Ya que no hay mejor manera de llamar la
atención de una mujer que haciéndola sentir náuseas, ¿no?
¡Ja, Mr. Darcy es
un poroto comparado con estos brutos dos neuronas micropenes de hoy en dÃa!
Pero ya saben, chicas, no hay que generalizar. Generalizar en cuanto a estos
mal llamados «hombres» (de puro pedo humanos), porque nunca en mi vida me crucé
con una mujer que disfrutara que cerdos sin sentido común le gritaran groserÃas
por la calle.
Pero allá
ellos, nosotras conocemos nuestro valor. Y lo sabemos por nosotras mismas, por
quienes somos, no gracias a ellos. No somos piezas de exhibición, somos seres
humanos. No estamos para complacerte, es la manera en que nuestro cuerpo está
hecho. Esto no es un juego, es nuestra vida.
Y después se
quejan cuando devolvemos el golpe.
Atte.,
Jane.
P.D.:
esta Jane come, respira y vive sarcasmo… por si no habÃa quedado claro ya. La
canción de este domingo es These Boots Are Made For Walkin’ de Nancy
Sinatra.
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