Jane Doe: injusticia

Jane Doe

Jane Doe
¡Bienvenidos! Les explico un poco de qué va el blog: «Diario de una Jane Doe» es el espacio que encontré para dejar salir todo eso que me gusta o lo que no, lo que me molesta o lastima, y lo que amo, los invito a hacer lo mismo en los comentarios. En «Rincón Literario» encontrarán «Recomendaciones» donde recomiendo libros, «Hablemos de…» que es un espacio para charlar sobre temas relacionados a la literatura incluyendo noticias sobre el mundo literario, en «Libro del mes» podemos charlar sobre un libro específico elegido para ese mes; «Conociendo autores» es un lugar para hacer eso exactamente, conocer un poco de los grandes autores detrás de las letras. Bajo el título «De Tinta y Papel» voy a subir unos relatos/cuentos/historias cortas que escribo. Por último, en «Rincón de entretenimiento» tenemos, por un lado, «Series de TV» donde podemos recomendar y hablar de series, y en «K-dramas» hacemos lo mismo que con series pero esta vez de dramas coreanos :) Espero que se queden, ¡y que empiece el viaje!
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domingo, 8 de noviembre de 2020

No quiero ser madre
noviembre 08, 20200 Comments

 



Queridas personas que tanto se preocupan por mi vida,


Si hay algo que detesto con cada célula de mi ser es que me digan lo que debería o no hacer con mi vida y mi cuerpo. No sé qué les hace pensar que está bien y pueden saber qué es mejor para mí cuando no son ellos los que tienen que vivir con las consecuencias de esas acciones. ¡Alguien ilumíneme!


Cada vez que digo que no quiero jamás, nunca, ni en un millón de años, ni por toda la comida en el mundo, ser madre y que no estoy particularmente interesada en casarme me quedan mirando como si hubiera perdido la cabeza. Y no obtengo estas reacciones de gurisas de mi edad (no por lo general, al menos, un avance supongo, ¡yupi!), sino de mujeres más grandes que yo y de hombres (vaya sorpresa, ¿no? Nótese el sarcasmo). Ni siquiera me dan la oportunidad de expresarles cómo me siento y pienso al respecto, ah, no, se me adelantan y le restan importancia con un: «cuando crezcas vas a querer hijos» y «todavía te falta madurar». Así que ser responsable me hace inmadura, interesante, se aprenden cosas nuevas todos los días. Antes me hacía hervir la sangre (y dependiendo de cómo me agarres, puede que todavía lo haga), ahora no me queda más que mirarlos con lástima, son todo lo que jamás querría ser.


De chica me ponía como una fecha límite: bueno, hacé todo lo que quieras hacer antes de los treinta porque en esa década te tenés que embarazar, no antes, no después, ahí. A los treinta termina tu vida, ¡pero no importa porque otra empieza! (¿Nadie más ve lo tóxico de ese pensamiento?) Y así vivía, estirándolo año a año, un año más, treinta y uno, otro más, treinta y dos, treinta y tres, treinta y cinco parece un buen número… después quedé en: ok, a los cuarenta, pero adoptá mejor a esa edad, no hace falta que lo tengas creciendo adentro, además, hay tantos niños que necesitan hogar… Y entonces me di cuenta, la epifanía me pegó y me pegó fuerte: podés elegir no ser madre. Fue como si el cielo se abriera y los ángeles empezaran a cantar, ese peso en mis hombros desapareció y frente a mí se abrieron un millón de caminos con la desaparición de la maternidad. Fue mágico, liberador, pude respirar tranquila. Mi vida y sueños ya no tenían fecha límite.


He aquí mis razones para tomar dichas decisiones (no que le tenga que explicar una mierda a nadie, pero acá va):


Primero que nada, ni me gustan los humanos (no la gran mayoría, de todas maneras) y los niños son particularmente molestos (no los odio, solo los prefiero a años luz de mí) y no los encuentro en lo más mínimo adorables (las caras que tengo que fingir cuando se supone que hacen algo «lindo» es doloroso. ¡Solo puso dos piedras juntas, por favor…!). No tengo una gota en mí de instinto maternal, crecí con la mejor madre que cualquiera pudiera tener (casi siento lástima por el resto) y me hace ver la maternidad como algo que es realmente importante, es crucial y particularmente difícil. Tenés que hacerlo todo lo mejor que puedas: dar todo, ser todo, sacrificar todo por tus hijos, ponerlos siempre antes, olvidarte de vos, al menos por los primeros veinte años de su existencia (imaginate el incremento en años si tenés más de uno). Tenés que estar dispuesto a ser un padre, y, claramente, yo no estoy para nada dispuesta a serlo. Lo tenés que hacer bien o no hacerlo en absoluto, por eso elijo no hacerlo.


Muchos dicen: «cuando tengas hijos te sale natural», pero la obvia verdad es que no pasa así con todos. Si todo se resolviera mágicamente para todos, entonces no habrían tantos bebés abandonados, violencia doméstica y humanos atrofiados, seamos realistas, gente. Si todo fuera magia y corazones, el mundo no sería la mierda que es. Y además, si lo haces lo mejor que podés, todavía te puede salir una patética excusa de ser humano. ¡Ugh, qué dolor de cabeza!


No me interesa pasar por los dolores y después hincharme como un pez globo (ya estoy lo suficientemente inflada como van las cosas), no shame a las embarazadas, no es mi intención ofenderlas, pero no quiero eso para mí. No quiero el proceso, no quiero el después, no quiero nada de todo eso. Ya hay demasiados humanos en el mundo, ¿para qué contribuir en algo tan negativo? Tengo otras cosas que quiero hacer en mi vida como viajar por el mundo, publicar libros, convertirme en una escritora, aprender nuevos idiomas, salir a bailar y volver a casa cuando salga el sol, conocer nuevas culturas, etc.; ser madre no entra, no hay espacio ni ganas para eso. Criar un humano es un gastadero de plata, energía, tiempo y vida; gracias, pero paso. Prefiero, después, cuando pueda darme el lujo de hacerlo, adoptar perros de la calle y darles la mejor vida que pueda, animales sobre humanos, naturalmente.


Sigo sin entender por qué carajos critican a las mujeres que eligen ser responsables; elijo no arruinarme la vida y la de otro probable ser humano inocente. Yo sé bien qué tipo de madre sería: la que no es madre, la que nunca quiso serlo, la que lo ve como una carga y algo que le arruinó la vida, la ausente, a la que le chupa un ovario la criatura; decime loca pero no me parece bien ser así. Yo sé que no puedo y no quiero, así decido no comprometerme solo porque debería aspirar a eso. Mi objetivo está en un lugar completamente diferente, bebé. Si querés y elegís ser madre, es completamente válido, ¡you go girl! Andá por lo que querés, luchá con uñas y dientes por eso, justo como yo lo hago. ¿Por qué mi elección es menos valida que la tuya?


Solo quiero que todas las mujeres sepan que son más que vientres. Ser madre es una elección, no una obligación. Tu cuerpo, tus reglas. Tu vida, tus decisiones.




Atte., Jane Doe


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miércoles, 4 de noviembre de 2020

Conociendo autores: Jane Austen
noviembre 04, 20200 Comments

 









Para abrir este segmento, quiero hacerlo con la increíble e inigualable Jane Austen (mi escritora preferida). Acá quiero adentrarme en su biografía, hablar un poco de su vida personal y el tipo de persona que fue (bah, lo que podemos descifrar de las letras que dejó atrás y lo que decían aquellos cercanos a ella). Esta mujer es una verdadera inspiración y de las escritoras más importantes de todos los tiempos (ya sé suena dramático pero no tiene una gota de mentira).




Jane Austen vivió en la época gregoriana, período de la industrialización donde las distintas clases sociales fueron cambiando ya que aparece una nueva forma de riqueza. La revolución agraria tuvo como consecuencia el crecimiento de la población inglesa y con esto empezó el famoso éxodo del campo a la ciudad (¿soy la única teniendo flashbacks de las clases de historia del liceo?). A parte de esto también estaban las guerras napoleónicas, que fueron de 1804 a 1815, que dieron más lugares en el ejército que había crecido con la expansión del colonialismo (¿hermosos tiempos, no? Para ser un hombre europeo blanco, digo). La época gregoriana fue más que nada un período de cambios sociales: se construyeron orfanatos, hospitales, surgieron las escuelas dominicales, se hicieron campañas de abolición de la esclavitud, se reformaron las prisiones, entre otras cosas.


En cuanto a literatura, resurgió la novela que trajo a primer plano la discusión de si era un género literario de calidad o no (tiempos de locos, tiempos de locos). Según Ian Watt esto se dio por el crecimiento de la clase media que no se educó leyendo los clásicos y a los que tampoco les importaba los temas que se trataban en estos; también influenció que la imprenta hiciera más accesible conseguir libros a las clases con menos recursos. Más de la mitad de los escritores de novelas eran mujeres que a gracias a la escritura lograban independizarse económicamente (realmente fascinante). Pero, como ya sabemos, no todo lo que brilla es oro y a pesar de que era algo positivo, también es cierto que la calidad de muchas de las novelas no era muy buena (y con «calidad» hablamos de que estaban llenas de clichés que venían de la novela gótica).


La educación de los niños se daba en las escuelas dominicales o, en el caso de los ricachones, por una institutriz y tutores (ah, y también era común mandar a los niños varones irse a vivir con sus tutores). Existían algunas (me aclaro la garganta teatralmente) «escuelas para damas» pero (eran un asco) no tenían «buena reputación» porque la educación no era buena (ja, eso es quedarse cortos, eran un desastre esas «escuelas». Si les interesa el tema y en vez de leer un libro de historia optan por un clásico, les recomiendo leer Jane Eyre de Charlotte Brontë que trata el tema). En el Emilio de Rousseau él aseguraba que todos los males de la época se originaban en la sociedad y para cambiarlo había que transformar al hombre a través de la educación (y para sorpresa de nadie) la mujer quedaba excluida de esto. Es más, cuando se la menciona, se dice que la mujer debe obedecer a su esposo y ser educada (otra vez me aclaro la garganta teatralmente) para «cumplir con sus deberes de esposa y madre» (sorpresa, sorpresa). Habían unos cuantos tratados de conducta para mujeres en la vuelta (oh, sí, señor), enseñando doctrinas morales y enfocando la educación a aspectos domésticos, religiosos y a los «talentos»; alejándola a como diera lugar de conocimientos que provocarían que la mujer fuese «poco deseable ante los ojos de los hombres» (che, lo más loco es que algunas de estas pelotudeces se mantienen hasta el día de hoy... media pila, ¿no? Digo, no es como si hubieran pasado 100 años ni nada por el estilo). Estos «talentos» eran diferentes habilidades que toda mujer que buscaba marido debía poseer para atraer su atención: leer, dibujar, cantar, escribir, coser, tocar algún instrumento, bordar y atender la casa (y si sos de los míos y ya leíste Orgullo y Prejuicio, esto te suena conocido porque la genia de Austen puso lo que pensaba de esto en un intercambio de palabras entre Mr. Darcy y Lizzy).



Jane Austen nació en Steventon el 16 de diciembre de 1775. Fue la séptima hija de ocho, siendo ella y su hermana mayor, Cassandra, con la que era muy unida, las únicas mujeres. Tres de sus hermanos fueron al ejército, sí que ella sabe del tema y lo demuestra a través de sus obras. Todos en la casa leían mucho las novelas de la época (dato curioso: ella toma el título «Orgullo y Prejuicio» de una frase de la novela Cecilia de Frances Burney). Jane defiende la novela como género literario de calidad, abriendo camino a discusiones sobre la literatura en casi todas sus novelas, pero no sin dejar de ser crítica de las «novelas de segunda categoría», burlándose de ellas (un muy claro ejemplo es su obra La abadía de Northanger). A los 16 años ya había escrito un buen número de historias, de joven escribió Juvenila, que contenía parodias de la literatura de la época, para entretener a su familia.


Su familia pertenecía a la burguesía agraria, que es donde sitúa a la mayoría de sus obras. Su padre, George Austen, era párroco anglicano y tutor (probablemente ella y su hermana recibieron educación de este, que daba clase a los pupilos que vivían en su casa). Sus obras se caracterizan por describir a la perfección la sociedad rural gregoriana pero no tanto los cambios políticos que estaban pasando con la llegada de la modernidad (algo por lo que recibió algunas críticas con el paso del tiempo. Yo digo que ella eligió un un problema que tratar y lo hizo magníficamente).


Aparentemente no había sentido interés por ningún hombre hasta que conoció a Thomas Lefroy a los 20 años, pero en una carta a su hermana le cuenta que todo había terminado porque él no podía casarse con ella debido a motivos económicos (si miraste la película Becoming Jane te debe doler tanto como a mí). Tanto Jane como Cassandra nunca se casaron (aunque sus historias son algo diferentes, no difieren tanto, Cassandra estuvo comprometida con un hombre que fue pupilo de su padre pero, y de nueva el tema monetario, como no tenían un hogar ni suficiente plata, decidieron esperaron un tiempo para que él pudiera hacer un poco de dinero, lamentablemente en este tiempo él muere antes de poder casarse).


Entre 1795 y 1799 empezó a escribir los primeros borradores de Sentido y Sensibilidad, Orgullo y Prejuicio y La abadía de Northanger; probablemente también escribió Lady Susan por esa época. En 1797 su padre trató de publicar Orgullo y Prejuicio (que era la preferida de la familia) pero fue rechazada por el editor (ja, pobre abombado, lo que se habrá arrepentido después del éxito de la obra).


En 1803 con el seudónimo de «Mrs. Ashton Dennis» vendió La abadía de Northanger por 10 libras a la editorial Richard Crosby and Son, sin embargo, la obra no se publicó hasta 14 años más tarde (¡¿QUÉ!?). En enero de 1805 muere su padre, dejándolas a ella, su hermana y madre en una muy mala posición económica. Ellas dependían económicamente de sus hermanos y la pequeña cantidad que su hermana mayor había heredado de su difunto prometido. En 1809 se trasladan a Chawton - Hampshire donde su hermano Edward podía darles un lugar para vivir en una casa dentro de una de sus propiedades.


Sentido y Sensibilidad fue aceptada por una editorial entre 1810 y 1811 y fue publicada anónimamente bajo la autoría de «By a Lady». Recibió 140 libras esterlinas por ella y obtuvo críticas favorables. Con el éxito publicó Orgullo y Prejuicio, que vendió en noviembre de 1812 y se publicó en enero de 1813. Con eso, su identidad empieza a difundirse; James Austen-Leigh contó de la puerta chirriante que Jane no quiso arreglar porque le avisaba de la llegada de quien la fuera a visitar, entonces le daba el tiempo suficiente para guardar el manuscrito en el que estuviera trabajando antes de que entraran, ella realmente no quería que nadie más aparte de su familia cercana supiera que era escritora. En mayo de 1814 se publica Mansfield Park, todos los ejemplares se vendieron en 6 meses.


Ella creía fervientemente que toda la educación que los niños necesitaban venía de unos padres ejemplares, como lo expresa a través de Elisabeth en Orgullo y Prejuicio: «No tenemos institutriz, todo lo hacemos por nosotros mismos». Pese a su supuesto «aislamiento literario» estaba al tanto de las tendencias, cosa que queda clara en sus obras, sobre todo a los temas relacionados con la mujer y su rol. Ninguna de sus heroínas estaba interesada en esos «talentos» que debían poseer las mujeres, ella defendía la educación liberal de la mujer, asegurando que nada tenían que hacer estos «talentos» ya que para ella la falta de sensatez a nadie servía y solo llevaba a la mujer a la ruina (lo que les decía que aparece claro en Orgullo y Prejuicio).




Comenzó Persuasión en agosto de 1815 y en diciembre del mismo año publicó Emma. Al año siguiente publicó otra edición de Mansfield Park que no tuvo el éxito de sus obras anteriores y le hizo perder casi todo lo que había ganado con Emma. Entonces su salud empieza a deteriorarse, ella le confiesa a su sobrina que habría preferido «escribir menos y leer más», convence a su familia de no llevar sus primeros trabajos a una editorial y se propone mejorar su escritura. A principios de 1817 comienza Sanditon pero tiene que abandonarla por su deteriorada salud (lo que habría sido esa novela, leí lo poco que llegó a escribir y la curiosidad no me dejó dormir por días).


La llevan a Winchester para recibir tratamiento, allí fallece a los 41 años el 18 de julio de 1817. Sus últimas palabras fueron: «No quiero más nada que la muerte». En aquellos tiempos no se sabía, pero se cree que la causa de su muerte fue la enfermedad de Addison. En su testamento le deja todo a su hermana. Sus restos están enterrados en la Catedral de Winchester.



Persuasión y La abadía de Northanger se publicaron a finales de 1817 en una edición combinada de 4 volúmenes. Como con sus demás novelas, su nombre no fue revelado, solo se menciona que es la misma autora de las obras anteriores. En su epitafio no se menciona que fuera la escritora de las novelas; pero en 1872, después de que James Edward Austen-Leight publicara sus «Memorias», se añade una placa donde revela que era escritora, se lee: «She opened her mouth with wisdom and in her tongue is the law of kindness», «Abrió su boca con sabiduría y en su lengua reside la ley de la bondad».


El único retrato que se considera auténtico es un dibujo que aparece en las «Memorias» que es una reinterpretación de un dibujo hecho por su hermana; este se puede encontrar en la National Gallery de Londres. Así mismo, en la British Library se puede encontrar una libreta, regalo de su padre, donde escribió sus primeras historias; allí también están los primeros manuscritos de los últimos 2 capítulos que decidió no usar de Persuasión y un escritorio de madera. Hay 2 museos dedicados a ella: el Jane Austen Centre en Bath, un museo público en una casa gregoriana en Gay Street cerca de donde vivió durante 1805, y el Jane Auste’s House Museum en la casa de Chawton en Hampshire donde vivió de 1809 a 1817.


Como con todo, hay quienes la admiran y quienes no. Hay quienes piensan, como Marilyn Butler, que sus novelas solo perpetuaban las construcciones sociales que sujetaban a la mujer al matrimonio ya que sus heroínas por lo general encontraban la felicidad y subían de escalafón social al casarse con el radiante caballero adinerado; (como mencioné antes) también se la critica por no hablar de la situación de la sociedad del momento, en cuanto a sirvientes, esclavos, etc., aunque el tema de la esclavitud aparece en Mansfield Park. También hay quienes piensan lo opuesto, como Sandra Gilbert y Susan Gubar en su obra La loca del ático, ya que los personajes principales de dichas novelas hacían lo opuesto, defendiendo una buena y justa educación para la mujer (¿en dónde se paran ustedes? Yo creo que era una mujer del 1800 muy avanzada en cuanto a perspectivas, ella creía que la mujer merecía más de lo que tenía y no lo ocultaba, el romance en sus novelas no lo hace menos cierto. Nadie me va a hacer creer que Lizzy es menos fuerte una vez acepta casarse con Darcy, porque no tiene sentido).


Con Jane surge un nuevo estilo de novela. En sus obras se tratan historias cotidianas del día a día de la época, es una narración sencilla que te mantiene impaciente por saber lo que va a pasar en el próximo capítulo, son personajes e historias eternas que a pesar de llevarse a cabo en otro siglo, es fácil ver alguno de esos sucesos y personajes en el presente. Son historias dirigidas por sus personajes entrañables. Hay belleza en su sencillez, y la manera en que juega con la ironía siendo sutil pero imposible de ignorar, es fantástico.




Se le pueden criticar muchas cosas, pero no hay duda de que Jane Austen es una de las escritoras más importantes, no solo por su posición en cuanto a la educación y el rol de la mujer, sino que también por su escritura. Hay una película que mencioné antes: Becoming Jane, no es 100% verídico (digo, es una película, tenían que contar una buena historia interesante y atrapante que vendiera), pero es muy buena si te interesa Jane, y, bueno, es una buena película para llorar un rato :) ¡Se las recomiendo! Y ustedes, ¿qué piensan de Jane? Déjenmelo saber en los comentarios, ¡hasta la próxima!

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domingo, 25 de octubre de 2020

Maquillaje
octubre 25, 20200 Comments

 





Querida aceptación,


Soy el tipo de persona que prefiere no ir maquillada todo el día, soy del tipo que se enoja cuando el requisito en un trabajo es que esté maquillada cuando no les exigen lo mismo a los hombres; soy el tipo de chica que se enoja cuando le dicen que no está «arreglada» solo por no ocultar sus imperfecciones. No tengo nada en contra de las personas que se maquillan todos los días, simplemente no soy yo. Cada quién con lo suyo, pero no está bueno exigirlo cuando somos todos tan diferentes.


Desde chica me costó mirarme en los espejos, iba por la vida tratando de evitar mi reflejo. Pero cuando me maquillaba… cuando me maquillaba era la única vez que soportaba ver mi cara (no me gustaba verme, pero al menos era un poco más tolerable). Y eso me destruyó. Me destruyó disfrutar verme y no reconocerme, porque cuando me reconocía, me odiaba.


Elijo maquillarme cuando me pinta sacar esa parte creativa por ese lado, probar combinaciones de sombras y labiales. Ya no siento la necesidad de ocultar mis imperfecciones y que el maquillaje para mí es un arma de doble filo, así que lo uso con cuidado. Trato de usar el maquillaje para resaltar las cosas positivas que puedo encontrar en mi cara, pero no paso el límite de cambiar mi apariencia porque sé que es peligroso para mí hacerlo.


Alguien puede elegir no usar maquillaje porque simplemente no es ese tipo de persona. Porque no le importa, porque no le preocupa su apariencia, porque le importa y está cómoda con ella. Porque no se quiere lo suficiente como para tomarse el tiempo o porque se ama lo suficiente como para no hacerlo. Las razones de una persona para hacerlo pueden ser las razones de otra para no hacerlo.


Pero tampoco está bien que apunten con el dedo y critiquen a chicas que usan maquillaje todo el día todos los días de la semana (porque vaya que lo he escuchado). El maquillaje es una manera de expresión. Para muchas es relajante, unas aman el proceso, otras el resultado. Para algunas es una manera de pasar el rato y otras lo hacen por simple rutina.


El maquillaje puede ser tanto un arma defensiva, como un escudo. Puede ser otra obra de arte (en serio, ¡esos videos de maquillaje son fuera de serie! ¡El talento!), y también puede ser su pintura de guerra. Algunas lo usan para resaltar cosas de su personalidad, otras lo hacen para camuflarlo. Todos tenemos nuestras propias razones, y ninguna es más o menos válida que la otra. Diferente, no mejor o peor.


Lo cierto es que hay tantas realidades como personas en el mundo. Cualquiera que sea tu razón, está bien. Lo que no está bien es juzgarla por usar maquillaje, tampoco está bien juzgarla por no usarlo. Cada quién con lo suyo, es mucho mejor cuando nos apoyamos mutuamente. El maquillaje, nada más ni nada menos, es solo una manera de expresión, ya sea si está presente o no.



Atte., Jane Doe.




P.D.: Otro punto importante es el de los hombres, ¡ya déjense de joder a los hombres que eligen maquillarse! Como si el maquillaje los hiciera menos hombre… Tengo noticias: no lo hace, ¡no tiene sentido! Si a él le gusta y lo quiere hacer, ¿en qué carajos te afecta a vos? ¿No te gusta? No mires.


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domingo, 29 de diciembre de 2019

Nada me queda mejor que sentirme seguro de mi mismo
diciembre 29, 20190 Comments










Queridos dobles estándares,

Hay dos actitudes/palabras que me molestaron sobremanera en esta pasada semana.

Primero: (algo que encontré hilarante) hombres y mujeres sintiéndose ofendidos por ver tetas de otras mujeres. Digo, es obviamente obligatorio que las mujeres usen sostén ya que los pezones de la mujer son una fuente constante de «vulgaridad». Es completamente razonable que los pezones femeninos ofendan a los demás cuando las de los hombres se pasean por la calle desde que tengo uso de razón. Amigo, yo vengo viendo tetas masculinas desde bebé y no me ves quejándome por semejante ofensa (y todavía tengo que lidiar con el hecho de que la gran mayoría sean al menos cinco veces más grandes que las mías, shame on you all).

No se puede cambiar la mentalidad de la sociedad sin que alguien empuje el cambio. Si mis pezones te ofenden, mirá a otro lado, es tu problema no el mío, yo no tengo por qué lidiar con tus inseguridades.

Segundo: (esta me dio más lástima del criticón que risa por lo imbécil de semejante pensamiento tóxico) una persona diciéndole a otra que tiene que adelgazar. Los humanos no estamos para complacer la vista de los demás (bueno, no la mayoría de las veces y definitivamente este no era el caso). Si la persona 2 se siente bien, cómoda y feliz en su propio cuerpo, la personita 1 uno no es nadie para andar diciéndole qué hacer o dejar de hacer con su cuerpo. Todos venimos en formas y colores diferentes, no existe un único envase de belleza, hay miles, infinitos. No está bien lastimar a otro por tus propios cánones de belleza, es patético, necestitás mirarte a un espejo (uno metafórico).

Mi cuerpo es mío para hacer lo que me venga en gana con él. Ocupate de tus asuntos que yo me ocupo de los míos; porque, no lamento informarte, mi cuerpo no existe para complacerte, cariño.

Y como las reinas Little Mix ya cantaron en Strip:


Take off all my make-up 'cause I love what’s under it
Rub off all your words, don't give a uh, I'm over it
(Jiggle all this weight, yeah, you know I love all of this)
Finally love me naked, sexiest when I’m confident



You say I ain't pretty
Well, I say I'm beautiful, it's my committee
Say we too provocative
Still look at me, look at me, look at me, yeah



Peace out


Atte., Jane Doe

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domingo, 3 de noviembre de 2019

Lista de autorreflexión
noviembre 03, 20190 Comments









Querida yo del presente,

He aquí la siguiente lista de autorreflexión:


Falta de inspiración, sin energía ni ganas de levantarme.

Miedo constante de quedarme sin ideas.

Constante enojo conmigo misma y con la sociedad.

Cansancio de la desigualdad: social, de género, razas, elección sexual, etc.

¿Quién carajos soy? ¿Quién quiero ser? Tengo una mejor idea de la segunda, pero ni la más pálida idea de la segunda.

Sensación de nada. Siento como que estoy perdida en la nada, no hay nada a mi alrededor pero tampoco hay nada dentro de mí. Hay tanta nada que ni lugar para el vacío queda ya.

Tengo que leer más.

Cada día que pasa me siento menos y menos empática hacia los humanos y más por los animales. ¿Me estaré convirtiendo en vegana o sociópata? No, ni chance de la primera y la segunda se nace, además, creo que no se supone que los sociópatas se lleven muy bien con los animales… según Mentes Criminales. Entonces no sé.

Tengo que volver a ver Fleabag.

¿Seré lo suficientemente buena? A esta pregunta sí puedo responder con seguridad: no, todavía no, pero ya casi llego.

¡Mierda, otro año en el que me la perdí, la fiesta de Halloween!

Tengo que terminar de ver Beauty and the Beast y New Girl.

¡Quiero más tatuajes, el bendito piercing en la nariz y pintarme el pelo de azul otra vez!


¿Y ahora qué vas a hacer con esta lista? Más te vale que no quede en la nada, como siempre.



Atte., Jane.


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domingo, 13 de octubre de 2019

Verdad universalmente conocida
octubre 13, 20190 Comments









Queridas mujeres,

Es una verdad universalmente conocida que todas y cada una de nosotras, mujeres, necesitamos la aprobación de un hombre. Quiero decir, si estás teniendo un día terrible no hay nada que te suba el ánimo como un caballero gritándote groserías en la calle. Es algo que todas sabemos bien, ¿verdad mujeres?
Ah, sí. Esa hermosa y cálida sensación de cosificación/objetivización. De ser reducida a una cosa para la diversión de otros y dejar de ser humano. ¡Se siente como la gloria! Ser convertida en un objeto que sirve para placer de brutos con falta de autoestima.

¡Pero si es para eso que estamos! Para hacer sentir mejor al género masculino cuando empiezan a temblar por la falta de pelotas y atención. De vez en cuando todos necesitamos un recordatorio de que en realidad no somos tan cagones como aparentamos y que en realidad sí tenemos dos neuronas funcionando… apenas.

Sabemos bien que nuestro día no está completo sin algún inteligente caballero gritándonos cosas que ya sabemos de nuestro propio cuerpo. Siempre necesitamos esas palabras de uno de ellos. Duh. De esa manera estamos matando a dos pajaritos de un tiro, ya saben, nuestra confianza y empoderamiento crece con su virilidad.

¡Y no les pasa que lo disfrutan todavía más cuando van caminando solas de noche por calles no tan transitadas! No hay nada como esa subida de adrenalina en la que temés por tu vida y seguridad, es genial.
Pero, ¿saben qué? Creo que ellos saben estamos muy fuera de su liga, demasiado arriba y por eso intentan bajarnos a su nivel. Ya que no hay mejor manera de llamar la atención de una mujer que haciéndola sentir náuseas, ¿no?

¡Ja, Mr. Darcy es un poroto comparado con estos brutos dos neuronas micropenes de hoy en día! Pero ya saben, chicas, no hay que generalizar. Generalizar en cuanto a estos mal llamados «hombres» (de puro pedo humanos), porque nunca en mi vida me crucé con una mujer que disfrutara que cerdos sin sentido común le gritaran groserías por la calle.

Pero allá ellos, nosotras conocemos nuestro valor. Y lo sabemos por nosotras mismas, por quienes somos, no gracias a ellos. No somos piezas de exhibición, somos seres humanos. No estamos para complacerte, es la manera en que nuestro cuerpo está hecho. Esto no es un juego, es nuestra vida.

Y después se quejan cuando devolvemos el golpe.


Atte., Jane.





P.D.: esta Jane come, respira y vive sarcasmo… por si no había quedado claro ya. La canción de este domingo es These Boots Are Made For Walkin’ de Nancy Sinatra.
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domingo, 29 de septiembre de 2019

Veneno y cura
septiembre 29, 20190 Comments









Querida Jane,

«Las cosas no están tan mal», me recuerdo. Porque las cosas no están tan mal, pero sí están mal. Hay cosas que escapan de mi alcance y no puedo hacer nada al respecto, tengo que aprender a dejarlas ir. Pero con respecto a esas otras cosas que sí puedo cambiar, necesito hacer algo para mejorarlas.

Estamos matando al mundo y condenando a cada ser vivo junto a él. Los humanos son lo peor que le pudo pasar al planeta Tierra, de eso no hay nadie que lo dude… y si lo hay o está viviendo en una realidad paralela o es tremendo pelotudo.

La sociedad es un asco, todavía existe la desigualdad, intolerancia a la diferencia, racismo, machismo, y otro millón de maneras de odio y violencia. «Si no sos igual a mí entonces no sos suficiente y tenés dos opciones: o cambiar o atenerte a las consecuencias».

¿Qué mierda pasa que los hombres siguen sin entender el significado de la palabra «NO» cuando una mujer se los dice? De verdad, no logro entender cómo llegaron a calcinar tantas neuronas a la vez para ni siquiera tener una funcionando más o menos bien.

El miedo es un arma peligrosa, y no muchos saben manejarla. Si supieran hacerlo, no habría desigualdad ni racismo ni nada de todo lo que está mal hoy en día.

No entiendo. Somos seres humanos, todos iguales, sin importar el color de piel, ni ojos, ni pelo. Sin importar si tenemos vagina o pene. De verdad, seguimos siendo el mismo veneno: seres humanos.

Y lo que menos logro entender es cómo hay seres humanos capaces de lastimar animales y disfrutarlo. ¿¡Por qué carajos siguen existiendo circos con animales o zoológicos!? (Y el otro millón de cosas para divertir a los seres humanos maltratando animales) ¡No tiene sentido! El solo hecho de ser seres humanos no nos da el derecho a violar los derechos de los demás, de hacer lo que nos venga en gana. Eso prueba que el ser humano, claramente no es el animal más inteligente, y tampoco el primero en la cadena alimenticia, y lo sabemos muy bien, por eso recurrimos a la violencia, por miedo e inseguridad. Patético.

Pero, ¡hey! No todo está tan mal. Hay personas que se dan cuenta de todo esto y se mueven para cambiarlo, o al menos hacer su mejor esfuerzo por mejorarlo. Hay marchas, campañas, grupos e individuos. Esa gente es la que sostiene nuestra jodida sociedad, si no fuera por ellos, ya nos habríamos ido todos al… bueno, a un lugar todavía peor que este.

Entonces sí hay esperanza. Unas gotas al menos. Mientras sigan existiendo personas inteligentes, valientes, de mentes y corazones abiertos, vamos a estar bien. Ahora, hay que asegurarse de que sean al menos la mitad de nuestra población, porque en cuanto empiece a bajar su número: adiós planeta y adiós humanidad.

Jane, no te quedes estática. ¡Hacé algo, tratá de ayudar y mejorar nuestra situación! Después de todo, no estás sola en esto. No podemos rendirnos y bajar los brazos antes siquiera de empezar a pelear. Preferible morir en el intento que morir en la indiferencia.



Atte., Jane.

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domingo, 22 de septiembre de 2019

Enjaulada
septiembre 22, 20190 Comments









Querida prisión,

Una semana atrás, cuando estábamos de compras con mi familia, pasamos por una veterinaria. Siempre creí que las veterinarias estaban para ayudar a los animales, cuidarlos; resulta que estuve equivocada toda mi vida. Las veterinarias son para ayudar a los humanos a manejar sus mascotas y, a veces, ayudarlas a ellas también. Afuera de la veterinaria, en exposición y listos para la venta había aves encerradas en tres diferentes jaulas de tamaño mediano. No las conté, pero en una de las jaulas había al menos diez aves coloridas no muy chicas y de diferentes especies. Decime loca, pero eso no me parece muy humanitario que se diga.

Primero que nada, no tenían espacio suficiente para estar todas allí, ensoquetadas juntas. Ellas trataban de volar o encontrar un lugar en el que descansar pero no lograban encontrarlo, entonces seguían volando, saltando, tratando de escalar las barras de metal; pero no hay salida para ellas. En otra había palomas blancas, no me acuerdo qué había en la tercera, pero me parece que también eran aves de colores como las de la primera jaula.

Quiero dejar algo en claro, las aves no me parecen que sean un animal que representa la libertad, no creo que exista tal animal. Las aves solo hacen lo que pueden hacer, volar es su manera de moverse de un lado al otro tanto como el nuestro el caminar. Si ellas trataran de caminar o dar saltos para todos lados (lo cuál sería ridículo ya que: ¿por qué mierda tendrías tus pies en la tierra cuando podés tener las alas abiertas en las nubes?), serían presa fácil para los predadores de mayor tamaño. No les queda de otra, necesitan volar para sobrevivir, no lo eligen, están obligadas a hacerlo si quieren vivir.

Pero verlas allí, enjauladas, todas apretadas… no sé. Tocó un nervio en mi interior. Las aves no se suponen que tengan que estar encerradas para entretener a los humanos, deberían estar en su hábitat natural, volando, haciendo lo que hacen. No es joda, los humanos hacen mierda todo lo que tocan.

Después, ese mismo día (si mal no recuerdo), íbamos caminado y una tipa tenía en la mano un pájaro blanco. Cruzó la calle y se lo puso en el hombro. Cuando pasamos caminando por ella y un grupito de otras tres personas estaban hablando de cómo ella no tenía miedo que el ave se escapara ya que le había cortado las alas. Otro le respondió que al que él tenía no le habían cortado las alas pero no corría riesgo de escaparse, nunca lo había intentado. Probablemente el ave ni siquiera supiera cómo volar… A los dos animales le quitaron esa posibilidad, esa cosa que los hace ser quién son, que son parte de su naturaleza.

¿Y todo eso por qué? «Ay, pero son lindos de ver. Y les damos todas las comidas, los tenemos prolijitos, los tratamos bien, los tenemos adentro de la casa. Los cuidamos». Los cuidan… claro, ¡claro que los cuidan!

Siempre me molestó ver pájaros enjaulados, pero lo hecho, hecho está. ¿Porque qué vas a hacer con esos animales que tenés en cautiverio en tu zoológico personal? Si los largás en tu patio probablemente se vayan volando y no sobrevivan un día… porque no tienen idea cómo ser lo que nacieron para ser. A los humanos les encanta domesticar todo, transformar todo en algo más parecido a ellos mismos. Y sinceramente, es repugnante. Porque, ¿quién mierda elegiría ser un patético ser humano cuando podés ser cualquier otro animal?

La libertad es algo bastante complicado, nadie nunca es verdaderamente libre, ningún tipo de animal, ya sea humano o ave. Siempre estamos atados a algo, es algo con lo que siempre batallé internamente. Pero, ¿qué es la libertad realmente?

Para mí es tener opciones, tener poder de decisión, poder elegir, sí, estás limitado dentro de esas posibilidades, pero podés elegir. Sigo sin saber qué viene antes, ¿la libertad es consecuencia de la felicidad o viene esta después de la primera? Algunos creen que amar te hace un ser libre, yo tengo mis dudas al respecto, pero cada quién con lo suyo supongo.

No sé qué harás vos, yo por mi parte quiero ser capaz de romper las cadenas auto-impuestas y poder abrir tu puerta, la puerta de esta jaula social que me impide ser quién quiero ser, que me impide llegar a donde quiero llegar. Ya es hora de liberarme de vos, jaula de la que hice mi hogar tantos años atrás.



Atte., Jane

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domingo, 14 de abril de 2019

Atención no deseada
abril 14, 20190 Comments






Querida jodida sociedad,

No entiendo cómo la clara línea entre grosero y halagador se desdibuja. Es bastante clara, hasta para el más imbécil de los seres humanos. Es más, estoy segura de que no es un acto inocente (como muchos aseguran), sino lo contrario, lo hacen con la intención de molestar, de lastimar, para así, de alguna manera (que todavía me cuesta entender), sentirse mejor consigo mismos.

De verdad, sigo sin entender cómo gritarle una grosería a una mujer por la calle la haría sentir mejor, no tiene pies ni cabeza. ¿Tenemos cara de andar pidiendo groserías? ¿Tenemos cara de que nos hacen bien tus comentarios asquerosos? Porque te tengo una noticia de último momento: NO LOS NECESITAMOS Y TAMPOCO LOS QUEREMOS.

«¿Tan linda y tan solita? ¿Te dejaron salir sola a esta hora? Lindo culo.» Y esos son solo los más leves que escuché, eso no es nada.

Ah, pero sí, no tenés idea de lo bien que me hace sentir que me cosifiquen… no tenés idea de lo insignificante, impotente, incómoda, repugnada y enferma que tus «inocentes» comentarios me hacen sentir.

El acoso no es piropo.

Y después están las miradas… agh, esas asquerosas miradas lascivas. Y no importa una mierda lo que estés usando, esas miradas y comentarios los vas a tener de igual manera sin importar la hora del día. Y más cuando vas caminando sola, porque es el único momento en que un cobarde asqueroso se anima a hablarle a una mujer.

Tus «piropos» no son piropos en lo más mínimo. Dejá de mentir y ser tan hipócrita, cagón. Lo hacés para sentirte mejor con vos mismo, no para hacerla sentir mejor. Porque ninguna mujer necesita de tus acciones o pablaras sucias para sentirse validada o sexy o importante. Eso te lo aseguro.

La próxima vez que le vuelvas a hablar así a una mujer, tratá de ponerse en sus zapatos. Solo por un día cómo me gustaría que los roles se invirtieran, un mísero día… y no aguantarían ni medio.

NO SIGNIFICA NO.

Esa porquería de «las mujeres cuando dicen “no” en realidad quieren decir “sí”» es pura mierda inventada por hombres y que muchas mujeres todavía sostienen como ciertas. Pero cuando alguien te dice no, entonces significa eso, no. Sinceramente no me parece una palabra tan complicada de entender, hasta para el tipo con menos luces del planeta. Te recomiendo un diccionario, y si seguís teniendo problemas, ronces volvé al jardín de niños.


No quiero tus «piropos».

No quiero tus manos en mi cuerpo.

No quiero que continúes cuando claramente te dije que no siguieras.

No quiero que sigas insistiendo cuando ya dije que no quería.

No quiero que me trates como otro objeto cuando soy un ser humano como vos; solo que en donde vos deberías tener las pelotas, yo tengo una vagina.


¿Es demasiado pedir respeto mutuo?

Simplemente creo que es demasiado injusto que cada vez que salgo de la casa, tengo que andarme cuidando y cruzando de vereda cada vez que veo un grupo de tipos. ¿En qué sociedad estamos viviendo? Dónde tengo miedo de salir a la calle. Dónde tengo miedo de salir maquillada o vestida como me da la reverenda gana. Dónde mi cuerpo es un objeto de placer para otros y nos simplemente mi cuerpo.

Me acuerdo clarito de la primera vez que sufrí acoso callejero. Fue a los 12 años, era una niña y ellos un grupo de chicos maduros. Repugnante.

¿Cuán enfermo es vivir en una sociedad donde no haya una mujer que no haya sufrido esto?

Y todo eso de «hablar cuando alguien te grita por la calle y decirle lo mucho que te molesta» está genial en la teoría, pero en la práctica no tanto. ¿Qué por qué no le respondo que se vaya a la mierda (delicadamente, claro está, porque soy toda una dama, nótese el sarcasmo)? Simple, por miedo de las consecuencias. Capaz si vas con una amiga sí te animás a decirle que se meta su «piropo» por el orto, pero sola… sola es otra cosa.

Me volvió a pasar el otro día esto y necesitaba sacármelo del pecho.

Y no se olviden, genios: no significa no. Y tus «piropos» no me halagan.




Atte., Jane
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