Jane Doe: estudiantes

Jane Doe

Jane Doe
¡Bienvenidos! Les explico un poco de qué va el blog: «Diario de una Jane Doe» es el espacio que encontré para dejar salir todo eso que me gusta o lo que no, lo que me molesta o lastima, y lo que amo, los invito a hacer lo mismo en los comentarios. En «Rincón Literario» encontrarán «Recomendaciones» donde recomiendo libros, «Hablemos de…» que es un espacio para charlar sobre temas relacionados a la literatura incluyendo noticias sobre el mundo literario, en «Libro del mes» podemos charlar sobre un libro específico elegido para ese mes; «Conociendo autores» es un lugar para hacer eso exactamente, conocer un poco de los grandes autores detrás de las letras. Bajo el título «De Tinta y Papel» voy a subir unos relatos/cuentos/historias cortas que escribo. Por último, en «Rincón de entretenimiento» tenemos, por un lado, «Series de TV» donde podemos recomendar y hablar de series, y en «K-dramas» hacemos lo mismo que con series pero esta vez de dramas coreanos :) Espero que se queden, ¡y que empiece el viaje!
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domingo, 6 de octubre de 2019

No todos somos lo que parecemos
octubre 06, 20190 Comments









Queridas segundas impresiones,

Como bien saben, por lo general no le presto mucha atención a la gente. Es más, ni bien alguien se presenta, ya me olvidé del nombre. Así que la primera impresión de una persona por lo general en mí no cuenta con mucho peso, ahora la segunda sí.

Hay veces que alguien dice o actúa de tal manera y ya me cae mal, la gran mayoría de las veces hacen cosas que me da igual, y la minoría de las veces me caen bien, y con el tiempo terminan convirtiéndose en nuevos amigos. Bueno, nunca me pasó que de sopetón estuviera rodeada de gente que aborreciera de tal manera; apenas sí podía verles las caras.

¿No les pasó de no conocer a las personas con las que conviven pero tampoco importarles un bledo conocerlas, simplemente quieren poner miles de kilómetros de distancia entre ustedes? Me pasaba eso, hasta que tuvimos un problema que nos obligó a charlar.

Es increíble lo rápido que pude cambiar la idea que tenés de alguien con solo dos palabras de esa otra persona. Solo tenés que abrirte y darles la oportunidad. Entonces pueden pasar dos cosas: tus sospechas se confirman o se hacen añicos. Me pasó lo segundo.

A veces solo tenés que darles una oportunidad, no todos son lo que parecen. Ya debería saberlo bien, ya que toda mi vida fui una de esas personas. Yo siempre había sido la que estaba del otro lado de esa realidad, era a la que juzgaban, no la que juzgaba.

Siempre me confundían con asquerosa pero después decían que era en realidad «re buena»… idiotas, solo les decía lo que querían escuchar para que no me rompieran lo ovarios. Como siempre confundían mi timidez en antipatía, a lo largo de los años empecé a tomar ese papel y dejar de lado la timidez, que ahora ya no existe y solo queda desagrado. ¿Si todos creían que era antipática porque no hacer bien el papel? Y además creo que es un paso hacia adelante, la timidez es una verdadera mierda, te hace sentir mal e incómoda, la antipatía al menos me permite pararme más firme y sostenerles la mirada.

Me pasaba que siempre hablaba bajo y la mayoría de las veces nadie me escuchaba, cuando entraba a una habitación y saludaba, la otra persona nunca respondía porque jamás me escuchaba. Cuando tenía que entrar a un lugar lleno de gente directamente no abría la boca y me limitaba a mirar el piso. Después aprendí a mantener la frente en alto y aislar al resto, cosa que no siempre hacía conscientemente ya que dos por tres estaba imaginando alguna escena nueva para mis historias o cosas por el estilo.

Mi punto es que me cerré de tal manera que no le di la oportunidad a nadie más. Y estaba bien con ello, hasta hace unos días atrás. Ya no sé qué pensar o hacer. A veces está bueno abrirse, cosas buenas pueden salir de ello, y si salís lastimada en el proceso, bueno, es aprendizaje. Bah, o eso dicen.

Bueno, creo que todo esto es para decirles, segundas impresiones, que les voy a dar una oportunidad. Quién sabe, puede que todo salga mucho mejor de lo que esperaba.


Atte., Jane.

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domingo, 15 de septiembre de 2019

Pequeña yo
septiembre 15, 20190 Comments









Querida pequeña yo,

¿Cuántas veces fingiste una carcajada para no ser la rara que piensa en todas las razones porque ese comentario no es gracioso? ¿Cuántas veces te quedaste cayada cuando todo lo que querías era gritar lo desconforme que estabas con algo? ¿Cuántas veces dejaste pasar comentarios hirientes porque era más fácil que plantarte firme? ¿Cuántas veces hiciste cosas que no querías por seguir la corriente y no ser aguafiestas? ¿Cuántas veces sonreíste cuando querías llorar?

Demasiadas para llevar la cuenta.

¿Valió la pena dejarte pisotear? ¿Valió la pena seguir la corriente? ¿Valió la pena callar? ¿Valió la pena dejar en el piso gran parte de lo que te hace vos?

No.

¿Te acordás cuando disfrutabas la vida? ¿Cuando bailabas y cantabas sin preocuparte por el mañana… o peor, el hoy? ¿Te acordás cómo se sentía no sentir ese punzante y constante dolor en el pecho? ¿Te acordás de todas esas veces que hablabas pero nadie jamás te escuchaba? ¿Te acordás de esos viejos sueños coloridos, ahora polvorientos guardados en un baúl?

Vagamente.

Ojalá hubiera estado allí para vos. Ojalá hubiera estado allí para sostenerte cuando caías. Ojalá hubiera estado allí diciéndote palabras de aliento. Ojalá hubiera estado allí para detenerte cada vez que te lastimabas.

Pero sí estuve allí, solo que de la manera equivocada.

Allí estuve tirándote al piso. Allí estuve gritándote tus errores, una y otra vez. Allí estuve sosteniendo el filo helado contra tu piel.

Cada vez que miro atrás veo a esa chica rota, llena de sueños sin cumplir y corazón vacío. Veo sus cicatrices, nuestras cicatrices, mis cicatrices. Esas marcas que quedaron grabadas tanto en tu piel, nuestra piel, mi piel; como en tu alma, nuestra alma, mi alma. Me reprocho por no haber sido más fuerte y menos dura con vos, con nosotras.

Me hubiera gustado hacerte ver lo importante que eras y seguís siendo. Me hubiera gustado haberte mostrado todas esas cosas especiales que te hacen ser quien sos. Me hubiera gustado hacerte ver ese reflejo que tanto rehusaste ver por todos esos años. Me hubiera gustado decirte que te levantaras y que si no te escuchaban la primera vez, gritaras la segunda, que te hicieras escuchar. Me hubiera gustado decirte que tu voz sí importaba, que todavía importa. Me hubiera gustado decirte que te preocuparas menos y disfrutaras más. Tanto tiempo desperdiciado molestándote en ser invisible, convirtiéndote en alguien invisible hasta frente a tus propios ojos… al menos la mayor parte del tiempo.

¿Pero sabés qué, pequeña yo? El pasado no se puede cambiar. Y a pesar de todo el daño causado, a pesar de todo el dolor sufrido, a pesar del corazón hecho trizas, vos seguiste dando pelea. Por unos años creí ganarte, pero seguís luchando por salir a la superficie como cuando chicas. Pero vos cambiaste, yo cambié, las dos cambiamos, en algunas cosas para mejor, en otras para peor. Vos creciste, no en tamaño, pero sí en sabiduría y fortaleza.

Vos me enseñaste a jamás bajar los brazos, a siempre pelear por lo que querés, a seguir caminando a pesar de la tormenta sobre tu cabeza y el viento en contra. Es hora de dejarte libre, pequeña yo.

Siempre fuiste la más madura y sensata de las dos, es hora de que tomes las riendas de nuestra vida, siempre tomaste mejores decisiones que yo. Gracias por abrirme los ojos y perdón. Perdón, pequeña yo. Perdón por no escuchar, perdón por golpearte, perdón por no apoyarte.
Me parece que ya es hora de cambiarte el nombre.

Ya sos libre, gran yo. Estás al mando ahora. Es hora de ir por todo lo que queremos.


Atte., Jane.





P.D: Está demás decir que Little Me de Little Mix por muchos años sonó de fondo en mi vida como banda sonora, y todavía sigue sonando. Es una de mis canciones preferidas y la inspiración de esta cadena de pensamientos/sentimientos.


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domingo, 30 de junio de 2019

Cuando sea grande...
junio 30, 20190 Comments









Querida pequeña yo,

Te tengo una pregunta, Jane de 21: ¿qué querías ser cuando crecieras? Cuando no eras más que una niña, llena de sueños e ilusiones, y te hacían esa pregunta, ¿qué respondías?

¿Te acordás? Si no me equivoco, respondías que querías ser violinista (pff, ya sé, ni idea, pero los instrumentos musicales siempre nos fascinaron y el violín es hermoso, nadie duda de ello). Hubo un período en el que llegaste al punto de responder que querías ser modelo, pero eso era porque todos nos decían que teníamos que ser modelo cuando creciéramos, por las piernas largas y porque éramos delgadas (en el presente ya no calificaríamos para dicha posición xD). El tiempo siguió corriendo y de tanto mirar X-Men y La Liga de la Justicia, soñabas con ser una mezcla de Jean Grey y La Mujer Maravilla.

Pero a medida que ibas creciendo, e ibas conociendo tu realidad y empezaba a formarte como persona, tus respuestas fueron cambiando. De heroína pasaste a querer ser bailarina (no de ballet, yo odiábamos el ballet, nos gustaba bailar en general… hip-hop de ser posible). De ahí, pasaste a querer ser actriz… había algo que ello que hasta el día de hoy nos sigue cautivando.

Y entonces encontraste el más maravilloso de todos los tesoros ocultos: libros. Existían a montones, eran interminables, habían para todos los gustos y trataban de un sin fin de temas. Era mágico, hermoso, era todo lo que querías. Eran nuestro salvavidas, nuestro lugar seguro, nuestro refugio de la realidad.

Desde chiquita siempre fantaseábamos con vivir en otra realidad, una mejor, más complicada pero mucho más cool, llena de magia y seres mitológicos. ¡Boom! Esa fue la primera vez que la idea cruzó por nuestra cabeza, «¿qué pasaría si pongo estos locos pensamientos por escrito?». Y eso hicimos.

Fue la mejor decisión que tomamos en nuestra vida.

Nos llegó en el mejor momento posible. La primera vez que escribimos algo fue cuando estábamos en 6to de la escuela y la maestra nos puso como tarea escribir un cuento corto, ¡amé la sensación de volcarlo todo en un pedazo de papel! No volvimos a escribir hasta los 13 años, y desde entonces no pudimos parar… o así desearía que hubiera sido, pero no es del todo cierto. Hay veces que la vida se te mete en el camino, cargada de las cosas que los demás esperan de vos, y te obligan a dejar de lado lo que vos querés realmente.

No somos las únicas que encontraron eso, esa única cosa en la que sos bueno, esa única cosa que te mantiene en pie y funcionando, esa única cosa para la que naciste. Hay personas que son buenas haciendo muchas cosas, y hay otros desdichados o bendecidos (dependiendo del punto de vista) que son buenos haciendo solo una única cosa.

Hubo un momento (uno demasiado largo) en el que creí que mi vocación era algo más, estudié por años para llegar a eso y llegado el momento de entrar a facultad simplemente no entré porque no era lo suficientemente buena en ello. En ese entonces creía que era lo único que podía hacer bien, pero cuando la realidad te golpea con toda su fuerza, te quedás hecha piedra en tu lugar, desnorteada y sin saber a dónde ir. ¿Y ahora qué? ¿Qué mierda hago con mi vida? Todos esos años, ese tiempo invertido a los estudios, el esfuerzo, las vacacione perdidas… el tiempo, ese tiempo que nunca voy a recuperar… todo eso tirado a la basura.

«No soy lo suficientemente buena».

Esa frase me atormentó por mucho tiempo. No dolía, pero sí desorientaba. Estaba perdida, ¿qué mierda voy a hacer con mi vida, no tengo nada más…? Y entonces me di cuenta que eso no era del todo cierto, bueno, más bien no era cierto en absoluto y punto.

Había una única cosa que siempre había estado conmigo, que me había acompañado en mi crecimiento, que me había mantenido a flote y que incluso me había dado un propósito en la vida. Literatura. Ella había estado con nosotras cuando no teníamos a nadie ni nada más (porque así se siente la adolescencia, ¿no? Todo es taaan cargado de dramatismo). Esa era la respuesta que tan desesperadamente había estado buscando.

Yo había pasado un año, UN AÑO ENTERO sin escribir. ¿Te acordás? Fácilmente puedo decir que ese fue el peor año de mi vida (y eso es decir mucho, ambas lo sabemos). Pero retomé la escritura y fue como… no sé, pasó algo muy fuerte, mágico (o químico. Sé que preferís creer en la magia, yo tengo mis dudas sobre ello). Encontré mi centro, y no solo eso, encontré mi lugar en el mundo y me encontré a mí misma, encontré mi propósito en la vida. Quiero ser una escritora.

Y no, después de descubrirlo las cosas no se pusieron más fáciles, sino mil veces más complicadas. ¿Arte? ¿Una carrea en el arte? «Buena suerte, querida». Y más teniendo en cuenta que ya casi nadie lee, pero bueno, difícil o no, es lo único que sé hacer. También sé que no soy la mejor (tampoco quiero serlo), tengo mil cosas que aprender, un millón más que pulir y mucho trabajo duro por delante, ¡pero soy buena en esto y lo que quiero! Y me la voy a jugar.

No podés triunfar en algo si no investís en ello al menos un 95%. Y desde que me comprometí en serio con la escritura (pff, por llamarlo de alguna manera), desde que dejó de ser un escape, un hobby, y se transformó en mi carrera (paga o no… y por ahora no lo es), tengo que admitir que no puse mi 100%, ni siquiera mi 80%. ¿Por qué? ¡Porque hay que estudiar, claro está! (Ah, sí, la vieja carcelera). Y estudiar está genial, lo digo en serio, pero en mi caso, la facultad no es más que un pasatiempo, la carrera que estoy haciendo no tiene salida laboral pero era lo más cercano que tenía a lo que me gusta hacer y aparentemente un título te hace «un alguien» (lo que sea que signifique eso), así que tenía que hacerlo.

Pero ya no más excusas y poner otras cosas por delante de mis sueños. Yo voy a ser una escritora algún día. Yo voy a viajar por el mundo. Ahora me voy a investir en un 100% en ello, lo demás va a venir debajo de ello, no van a ser más que distracciones o recreos de entre tiempo. Me la voy a jugar y voy a pelear con uñas y dientes por esto, porque es todo lo que tengo, es quién soy… y ya me harté de ser alguien que no soy.

Ahora, te tengo otra pregunta: ¿quién querés ser ahora de grande? Yo solo sé que si mi «yo adolecente» y mi «yo de niña» me vieran un año atrás estarían terriblemente decepcionadas conmigo, y ese no es un lindo sentimiento que tener hacia uno mismo.

Así que basta de juegos de niños, porque ya no soy una niña. Entonces: ¿qué querés ser ahora? Alguien que todavía no soy… pero estoy haciendo mi camino hacia ella.

El artista de esta semana es NF, es un rapero, no, no, EL MEJOR (sí, bueno, al menos tan bueno como Eminem). Todas sus canciones son increíblemente profundas y te abren los ojos como ningún otro artista. Las canciones en específico que inspiraron la cartita de hoy se llaman: When I Grow Up y All I Have.



Atte., Jane.

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domingo, 23 de junio de 2019

«Si no estudiás no sos nadie»
junio 23, 20190 Comments









Queridas voces externas,

Primero que nada: TREMENDO PEDAZO DE MIERDA ES ESA FRASE, «Si no estudiás no sos nadie». Segundo: «¿No sos nadie?», ¿¡qué carajos significa eso en realidad?!

A ver, vamos a dejar algo bien claro, estudiar no es para todos. A algunos le podrá funcionar, capaz hasta a la mayoría le funciona, pero no porque a la mayoría le funcione quiere decir que a todos les funcione. Dependiendo de quién quieras ser y lo que quieras hacer de tu vida va a depender la carrera que decidís estudiar o si decidís estudiar o no. Por lo que ya sos alguien, independientemente de si estudiás o no. Además, un papelito diciendo que completaste una carrera no te asegura estabilidad ni ningún trabajo hoy en día, y un trabajo no te asegura plata y la plata no te asegura felicidad. La cadena de la falsa felicidad, así la bautizo desde este momento.

A muchos ese papelito los hace feliz y les funciona, ¡y eso está perfecto!, pero no quiere decir que a vos también tenga que funcionarte. Somos todos diferentes por lo que obviamente no todo funciona para todos. No hay que dejarse llevar por las generalidades, la mayoría se pierde en ellas.

La vida es demasiado corta y complicada de por sí para cagarla todavía más desperdiciando tiempo y energía en cosas que nos hacen infeliz o que no nos interesan. Vivir por los demás no es vivir. No sé cuántas veces ya voy escribiendo sobre este tema, pero es algo que realmente me preocupa porque, bueno, estudio y estoy rodeada de estudiantes.

Si la carrera que estás estudiando no te gusta, no te completa y no es para vos, ¡a otra cosa mariposa! Dejala y si te copa seguir probando carreras hasta encontrar la indicada para vos, ¡hacelo! Puede dar miedo, pero eso lo hace emocionante y vale la pena finalmente llegar a ese lugar que es tu lugar. Incluso aunque te digan que esa carrera que elegiste no es «adecuada», «no te vaya a servir para nada», «no es práctica», «no tenga salida laboral», «son contados con los dedos de una mano los que pueden vivir de eso». ¿¡Y qué?! ¿Vos estudiás para hacer realidad los sueños de alguien más? ¿Estudiás por la plata? ¿Estudiás porque es lo que tenés a mano y pensar en lo que realmente querés es algo que nunca hiciste? ¿Por qué estudías? ¿Para qué? ¿Por quién?

Yo de adolecente tenía mi vida perfectamente planificada: pasar las tres pruebas de ingreso de Traductorado, terminar la carrera en los cuatro años establecidos y a los 21 ya estar trabajando y ganar mi propia plata. Demás está decir que me di de frente contra la vida. NADA de eso se cumplió. En el camino me di cuenta de no quería ser traductora y que ni siquiera era buena en ello, en mi pueblito de nada sí, no era mala en inglés, pero lo estudiaba porque estaba ahí y ta, ¿por qué cuestionarlo?

Mi punto es: hay que hacer lo que mierda te venga en gana. La vida es demasiado corta, tiempo para cagarla te sobra, pero las oportunidades para hacer las cosas bien no pasan muy seguido. Y tampoco llueven como agua bendita, tenés que salir a buscarlas y pelear con uñas y dientes por ellas.

Querida Jane: cambiá mil veces de carrera. Estudiá solo lo que amás hacer. No estudies. No te dejes guiar por la multitud ni por la gente que te quiere y cree saber lo que es mejor para vos, lo hacen con la mejor intención, pero es tu vida y tarde o temprano, vas a tener que hacerte responsable de tus propias decisiones y dejar de vivir de las de los demás. Es fácil que te manejen la vida, pero lo que lo tiene de fácil lo tiene de doloroso.

La carta de hoy está inspirada en una de mis bandas preferidas llamada Palaye Royale. Hay una parte en una de sus canciones titulada Death Dance que me tocó un nervio:

No I can't take it
All of these memories
I can't fake it
I'm trying but I am dying
I just want to
Oh, just be myself
I have tried to
But now I am someone else

En sus entrevistas (dentro del montón de pelotudeces que dicen xD) ellos hablan de cosas bastante interesantes y profundas. Es inspirador escucharlos, tanto cantar como hablar.

No hay que olvidarse de ser y hacer lo que quieras, el camino va a ser difícil, pero ese es el precio de ir a contracorriente. Siempre y cuando no estés haciendo daño a alguien más (me refiero a algo extremo como salir a matar) o a vos mismos, está bien.

¡Así que voy a poner música a todo lo que da y así ahogarlas a ustedes, voces externas que tratan de manejarme como títere!



Atte., Jane.

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domingo, 9 de junio de 2019

La vida del estudiante del interior
junio 09, 20190 Comments









Querida centralización,

Ah, la vida de estudiante universitario del interior…

No sé cómo será en los demás países, pero en Uruguay (un país estrictamente centralizado) es un asco, bueno, no del todo, pero miti-miti. Por un lado está esa maravillosa mitad en la que te mudás a una ciudad más grande, aprendes a manejarte sola, empezás a respirar independencia, ves a tu familia máximo dos veces al mes y por más doloroso que sea, eso te hace crecer y te fortalece… hay algo en ello que simplemente te agrega años de sabiduría (bah, o al menos así lo siento yo); es algo necesario por lo que todo ser humano debe pasar.

Pero esta es una carta de quejas así que voy a dejar de lado esa mitad linda y colorida y me voy a ir por la negativa… porque necesito descargarme.

¿Viste cuando das todo de vos? ¿Cuando pasás todos los días de toda la semana estudiando sin descanso, sin salir, solo ahí, leyendo todo lo que tenés que leer, estudiando todo lo que tenés que estudiar, dejando tu vida de lado por los estudios? Y bueno, al final de todo te va como el culo en todos y cada uno de los malditos parciales y hasta el que pensabas te iba a ir mejor, te va como el culo. Y entonces sentís que todos tus esfuerzos son al reverendo pedo y te empezás a cuestionar si la carrera es para vos realmente, o si los estudios en general son para vos, y caés en un espiral de cuestionamientos que más te valía tenerlos dormiditos y tranquilos en el subconsciente. ¡Qué mierda cuando eso pasa!

Muchos, la gran, gran mayoría de nosotros (al menos los «primeros años» que se convierten en todos los años 😔😣😒) tenemos que irnos a vivir a residencias estudiantiles. Rodeados de personas que no conocemos, en una ciudad que no es la nuestra y a veces el triple de grande que el lugar en el que crecimos. Puede ser abrumador. Estás lejos de tu casa, extrañás, tenés que cocinarte, extrañás, tenés que limpiarte las cosas, extrañás, tenés que hacer absolutamente todo por vos mismo, y extrañás. Después está el temita ese de la plata, un temita que no es menor. Si tenés suerte, esos o ese primer año no necesitás trabajar y todo lo que tenés que hacer es concentrarte en pasar los exámenes que inevitablemente te vas a llevar. Si no es la mayoría, es al menos la mitad, que se tiene que conseguir trabajo. Y después está el detalle de que NO CONSEGUÍS NINGÚN TRABAJO PORQUE NO HAY TRABAJO. Eso puede cagarte un poco los planes.

Volviendo al tema de la vida en residencia (que es lo que al fin y al cabo inspiró esta hermosa carta). Convivir con un alto número de desconocidos puede ser… problemático, como mínimo. La convivencia es un tema delicado. Están las personas que tienen sentido común y se dan cuenta de que viven con otras personas; estás las que le importa una mierda y no colaboran con la convivencia; y después están las que directamente quieren hacer de la convivencia un baño de sangre (no literal… pero casi… y más si vivís con mujeres), esas que van por la vida robando las cosas de los demás, desde la comida, hasta las rasuradoras. ¡MALDITAS HIJAS DE SU MAMÁ! Y claro, después están los dueños de las residencias, que son como los Lucifer de cada residencia. Cero empatía, caras de simpáticos pero tremendos doble cara de mierda. Te prometen cosas que jamás cumplen, vos pagás por cosas básicas que al final tenés a medias cuando mucho; por ejemplo el internet, la semana pasada no pude actualizar el blog porque pasamos como cuatro días sin WiFi, y hoy tampoco hay.

Después, cuando le decís que la comida mágicamente te desaparece (porque aparentemente vivimos en Storybrooke, de ser así exijo mi Hook) te dicen que es cosa normal (no sé dónde mierda se criaron, pero sí, ponele, re normal). ¡O cuando pasás dos días sin baño! (Esa tiene que ser la más divertida de todas, nótese el sarcasmo). ¡Ah, o cuando te quejás de todas estas cosas básicas que te faltan, (COMO UN PUTO BAÑO DONDE CAGAR) y te amenazan con subir el alquiler o directamente te echan!

No sé si a alguien más le pasan estas cosas, si es típico de Uruguay o soy yo la de la (MUY) mala suerte. Puede que también pase acá al lado en Argentina, ya que Uruguay y Argentina parecen competir por cuál es el país más mierda. Pero bueno, eso es todo por esta semana :)

Y con esto me despido a rezar por lograr subir esto con los pocos datos del celular que me quedan. XOXO



Atte., Jane
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