La vida del estudiante del interior - Jane Doe

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¡Bienvenidos! Les explico un poco de qué va el blog: «Diario de una Jane Doe» es el espacio que encontré para dejar salir todo eso que me gusta o lo que no, lo que me molesta o lastima, y lo que amo, los invito a hacer lo mismo en los comentarios. En «Rincón Literario» encontrarán «Recomendaciones» donde recomiendo libros, «Hablemos de…» que es un espacio para charlar sobre temas relacionados a la literatura incluyendo noticias sobre el mundo literario, en «Libro del mes» podemos charlar sobre un libro específico elegido para ese mes; «Conociendo autores» es un lugar para hacer eso exactamente, conocer un poco de los grandes autores detrás de las letras. Bajo el título «De Tinta y Papel» voy a subir unos relatos/cuentos/historias cortas que escribo. Por último, en «Rincón de entretenimiento» tenemos, por un lado, «Series de TV» donde podemos recomendar y hablar de series, y en «K-dramas» hacemos lo mismo que con series pero esta vez de dramas coreanos :) Espero que se queden, ¡y que empiece el viaje!

domingo, 9 de junio de 2019

La vida del estudiante del interior










Querida centralización,

Ah, la vida de estudiante universitario del interior…

No sé cómo será en los demás países, pero en Uruguay (un país estrictamente centralizado) es un asco, bueno, no del todo, pero miti-miti. Por un lado está esa maravillosa mitad en la que te mudás a una ciudad más grande, aprendes a manejarte sola, empezás a respirar independencia, ves a tu familia máximo dos veces al mes y por más doloroso que sea, eso te hace crecer y te fortalece… hay algo en ello que simplemente te agrega años de sabiduría (bah, o al menos así lo siento yo); es algo necesario por lo que todo ser humano debe pasar.

Pero esta es una carta de quejas así que voy a dejar de lado esa mitad linda y colorida y me voy a ir por la negativa… porque necesito descargarme.

¿Viste cuando das todo de vos? ¿Cuando pasás todos los días de toda la semana estudiando sin descanso, sin salir, solo ahí, leyendo todo lo que tenés que leer, estudiando todo lo que tenés que estudiar, dejando tu vida de lado por los estudios? Y bueno, al final de todo te va como el culo en todos y cada uno de los malditos parciales y hasta el que pensabas te iba a ir mejor, te va como el culo. Y entonces sentís que todos tus esfuerzos son al reverendo pedo y te empezás a cuestionar si la carrera es para vos realmente, o si los estudios en general son para vos, y caés en un espiral de cuestionamientos que más te valía tenerlos dormiditos y tranquilos en el subconsciente. ¡Qué mierda cuando eso pasa!

Muchos, la gran, gran mayoría de nosotros (al menos los «primeros años» que se convierten en todos los años 😔😣😒) tenemos que irnos a vivir a residencias estudiantiles. Rodeados de personas que no conocemos, en una ciudad que no es la nuestra y a veces el triple de grande que el lugar en el que crecimos. Puede ser abrumador. Estás lejos de tu casa, extrañás, tenés que cocinarte, extrañás, tenés que limpiarte las cosas, extrañás, tenés que hacer absolutamente todo por vos mismo, y extrañás. Después está el temita ese de la plata, un temita que no es menor. Si tenés suerte, esos o ese primer año no necesitás trabajar y todo lo que tenés que hacer es concentrarte en pasar los exámenes que inevitablemente te vas a llevar. Si no es la mayoría, es al menos la mitad, que se tiene que conseguir trabajo. Y después está el detalle de que NO CONSEGUÍS NINGÚN TRABAJO PORQUE NO HAY TRABAJO. Eso puede cagarte un poco los planes.

Volviendo al tema de la vida en residencia (que es lo que al fin y al cabo inspiró esta hermosa carta). Convivir con un alto número de desconocidos puede ser… problemático, como mínimo. La convivencia es un tema delicado. Están las personas que tienen sentido común y se dan cuenta de que viven con otras personas; estás las que le importa una mierda y no colaboran con la convivencia; y después están las que directamente quieren hacer de la convivencia un baño de sangre (no literal… pero casi… y más si vivís con mujeres), esas que van por la vida robando las cosas de los demás, desde la comida, hasta las rasuradoras. ¡MALDITAS HIJAS DE SU MAMÁ! Y claro, después están los dueños de las residencias, que son como los Lucifer de cada residencia. Cero empatía, caras de simpáticos pero tremendos doble cara de mierda. Te prometen cosas que jamás cumplen, vos pagás por cosas básicas que al final tenés a medias cuando mucho; por ejemplo el internet, la semana pasada no pude actualizar el blog porque pasamos como cuatro días sin WiFi, y hoy tampoco hay.

Después, cuando le decís que la comida mágicamente te desaparece (porque aparentemente vivimos en Storybrooke, de ser así exijo mi Hook) te dicen que es cosa normal (no sé dónde mierda se criaron, pero sí, ponele, re normal). ¡O cuando pasás dos días sin baño! (Esa tiene que ser la más divertida de todas, nótese el sarcasmo). ¡Ah, o cuando te quejás de todas estas cosas básicas que te faltan, (COMO UN PUTO BAÑO DONDE CAGAR) y te amenazan con subir el alquiler o directamente te echan!

No sé si a alguien más le pasan estas cosas, si es típico de Uruguay o soy yo la de la (MUY) mala suerte. Puede que también pase acá al lado en Argentina, ya que Uruguay y Argentina parecen competir por cuál es el país más mierda. Pero bueno, eso es todo por esta semana :)

Y con esto me despido a rezar por lograr subir esto con los pocos datos del celular que me quedan. XOXO



Atte., Jane

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