Queridos bajones,
En la vida existen estos altos y bajos. Yo pasé muchos años,
demasiados, siendo mi peor enemigo, odiándome como nadie, lastimándome
como nunca. Pero ya dejé eso atrás. Si bien el odio y dolor auto impuesto están
atrás, cada tanto hacen unas de sus apariciones y tratan de tirarme otra vez al
pozo oscuro y frÃo del que logré arrastrarme no mucho tiempo atrás.
Siempre los esperaba, bajones. SabÃa que lo bueno,
irremediablemente, venÃa de la mano de lo malo. Siempre estaba preparada para ustedes,
lo que no querÃa decir que no dolieran y pesaran, pero los esperaba. Hace unos meses me venÃa sintiendo muy bien, los primeros
meses estaba asustada, mirando sobre mi hombro cada dos segundos, esperando que
aparecieran de la nada, estaba lista para el golpe… pero el golpe no llegaba.
Poco a poco me olvidé de mirar sobre mi hombro, poco a poco fui bajando la
guardia, poco a poco me fui olvidando que tenÃa que esperarlos. Y entonces llegaron.
Y llegaron con todo, la piedad nunca fue una de sus cualidades, pero, ¡amigos!
¿¡De verdad?! ¿¡Era necesario?!
¿La peor parte? Esta no es la primera vez que me pasa.
Ya me olvidé de ustedes otra vez en el pasado. Uno dirÃa que aprenderÃa de los
errores. Supongo que la tercera es la vencida.
Odio sentir su golpe. Yo ya estaba preparada y aunque
doliera lo mismo, estaba acostumbrada al dolor, sabÃa cómo manejarlo, pero esta
vez me olvidé y acá estamos… otra vez.
Carajos. Odio esto. Estaba en paz
esperando lo peor, o lo malo, al menos. Esperar lo malo siempre te deja
contenta cuando en su lugar llega algo bueno, me gusta este funcionamiento que
tenÃa, práctico, cómodo. Pero no, tenÃa que olvidarme de lo malo y creer que ya
no volverÃan. El optimismo es un enemigo disfrazado de amigo. Las heridas dejan
cicatrices, no deberÃa olvidarme de eso. HabÃa hecho las paces con que esto me
seguirÃa por el resto de mi vida, pero ahora me pregunto «¿cuánto va a durar?»
y si «¿alguna vez se van a ir del todo?». Quiero volver a pensar como pensaba
antes, pero no sé si pueda. La esperanza es un cuchillo de doble filo.
Como sea, malitos bajones, ¡hasta la próxima! No se
preocupen, los voy a estar esperando.
Atte., Jane Doe.
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