“Desearía, como todo el mundo, ser perfectamente feliz, pero al igual que los demás tiene que ser a mi manera” - Jane Doe

Jane Doe

Jane Doe
¡Bienvenidos! Les explico un poco de qué va el blog: «Diario de una Jane Doe» es el espacio que encontré para dejar salir todo eso que me gusta o lo que no, lo que me molesta o lastima, y lo que amo, los invito a hacer lo mismo en los comentarios. En «Rincón Literario» encontrarán «Recomendaciones» donde recomiendo libros, «Hablemos de…» que es un espacio para charlar sobre temas relacionados a la literatura incluyendo noticias sobre el mundo literario, en «Libro del mes» podemos charlar sobre un libro específico elegido para ese mes; «Conociendo autores» es un lugar para hacer eso exactamente, conocer un poco de los grandes autores detrás de las letras. Bajo el título «De Tinta y Papel» voy a subir unos relatos/cuentos/historias cortas que escribo. Por último, en «Rincón de entretenimiento» tenemos, por un lado, «Series de TV» donde podemos recomendar y hablar de series, y en «K-dramas» hacemos lo mismo que con series pero esta vez de dramas coreanos :) Espero que se queden, ¡y que empiece el viaje!

miércoles, 12 de febrero de 2020

“Desearía, como todo el mundo, ser perfectamente feliz, pero al igual que los demás tiene que ser a mi manera”










Las dos jóvenes sentadas una al lado de la otra en aquella mesa redonda se conocían desde antes de nacer, o eso decían sus madres, amigas de toda la vida, justo como sus hijas. Con apenas un mes de diferencia, sus madres prácticamente las criaron como hermanas, a pesar de cada una tener sus propias hermanas bilógicas. La relación entre ambas chicas siempre había llamado la atención a los que las rodeaban, porque, ¿cómo dos criaturas tan diferentes podían llevarse tan bien? Era todo un misterio, para todos menos para las amigas en cuestión.

Ambas eran grandes amantes de la literatura de Jane Austen, y allí, en sus razones para adorar las obras, era donde se reflejaban con total claridad las personalidades de cada una. 
Mientras una amaba los libros de Austen por la fuerza de sus personajes femeninos y el sarcasmo con el que la dama criticaba a la sociedad; la otra los amaba porque sus personajes, sin importar las dificultades que atravesaban, encontraban su final feliz donde el amor siempre triunfa.

—¡Bueno, basta de hablar de facultad y trabajo! —gritó la mayor por un mes.

Su amiga se limitó a asentir con una pequeña sonrisa mientras escuchaba pacientemente la historia que su hermana de la vida le contaba.

—Pero entonces te gusta —concluyó luego de escuchar toda la historia.

La otra soltó un bufido cargado de burla.

—Lo que me gusta es su gigantesca ver… corazón —se apresuró a corregir cuando su hermana mayor iba pasando y la echaba una mirada reprobatoria—. Ese gran, GRAN corazón suyo. Como sea —continuó una vez la costa estuvo libre de amenazas—, me cae bien y todo, pero ya empezó a ponerse pesado con todo ese tema de ser exclusivos y conocer las familias. Así que lo dejé… Claro está, después de una última cog…

—¡Por dios! —irrumpió la hermana que volvía a entrar en su radar.

—… ida de despedida —finalizó poniendo los ojos en blanco.

—¡No saliste más vulgar porque no pudiste!
Su amiga que no emitió palabra alguna simplemente se limitó a agachar su cara sonrojada.

—Pff, lo decís porque soy mujer, porque, ¡cuántas veces escuchaste al Lorenzo decir cualquier barbaridad de las gurisas que pasan por su cama!

—Y cada vez que lo escuchaba, lo retaba por ello.

—Ah, pero, ¿no se supone que cuando digo cosas de ese tipo me salgo con la mía? ¿No es así como la carta del feminismo funciona? —se volteó a su amiga que hizo un leve movimiento de cabeza pero nada más —. Ya vi que funcionara —volviéndose a su hermana de sangre—, muchas mujeres lo hacen… mala mía —agregó al recibir una mirada reprobatoria.

Y le hizo señas con las manos para que las dejara de estorbar y les diera privacidad. De mala gana, lo hizo.

—¿Estás segura de que no te estás enamorando y por eso lo dejás? —retomó la conversación apenas logrando desprenderse de la vergüenza por la irrupción de la hermana de su amiga.

—Estoy segura —y se veía segura—. Lo dejo porque no siento nada, no porque sí lo haga. El amor no es para mí, nunca me enamoré y nunca lo voy a hacer, lo sé, lo siento en mis huesos. Es como si… No, no es como si algo estuviera roto en mi interior porque eso significaría que hay algo malo conmigo, sino más bien es la manera en que estoy hecha, es mi naturaleza. Ese vacío que muchos tienen reservados para el amor romántico en mí es inexistente. Yo amo, amo a mi perra, mi casa, mi cuerpo, la comida, los libros, amo a mis amigos y mi familia, te amo a vos, mi alma gemela, pero no siento la necesidad de enredarme en la persona con la que me acuesto. Sexo y amor van por caminos separados para mí.

Se quedaron en silencio por un rato, cada una pensando en lo diferente que pensaban, y lo diferente que sentían al fin y al cabo.

—Pero él es tan bueno…

—Todo tuyo si lo querés.

—¡No es un objeto, es un ser humano!

—Wow, jamás creí escuchar eso en defensa de un hombre. Que no te moleste demasiado, hacerlos pasar un 2% por lo que nosotras venimos pasando desde milenios no les vendría mal, sería educativo para ellos. ¡Quién iba a pensarlo! Acá estoy, abriendo el camino a la igualdad de cosificación, abriéndoles el camino a nuestros hermanos y hermanas, dando vuelta el juego. ¡Ja!

—Hablar de esa manera no es algo de lo que deberías estar orgullosa —la reprendió con seriedad.

—Tenés razón, tenés razón —lo dijo con sinceridad. Suspiró. Otra larga pausa de silenciosas cavilaciones —. Sabés, a veces, después de aguantar todo el día con la insistencia de la sociedad gritándome y ordenándome que me consiga un hombre de una vez, me pongo a pensar y llego a la conclusión de que todo este asunto sería mucho más sencillo si saliera con mujeres. Los hombres lo complican todo. Mirá nuestra relación, es súper fácil, nos entendemos cuando tenemos que entendernos, incluso con mi hermana, que peleamos por los más estúpidos detalles, al final del día nos entendemos mejor que con Lorenzo, que es mi preferido, ese casanova irremediable. En cuanto a personalidades nos parecemos más él y yo que la loca y yo, pero de todas maneras…

—Entiendo por dónde vas, pero no sé… Por lo general me siento más cómoda estando con mujeres que con hombres. De todas maneras creo que cuando te gusta alguien y recién empiezan a conocerse, sea mujer u hombre, siempre va a haber incomodidad, es con el tiempo que eso se va yendo. Al menos ese es mi caso.

—Ah, no puedo estar de acuerdo o en desacuerdo porque los únicos hombres que alguna vez me pusieron nerviosa fueron los de One Direction cuando tenía quince años.

Su amiga soltó una leve carcajada ante el comentario para luego continuar.

—Igual puede ser que estar con una mujer tenga ese nivel de comodidad que nunca vas a alcanzar con un hombre por el simple hecho de la manera en que nuestros cuerpos están hechos.

—Ah, sí. La menstruación es una verdadera mierda, no entienden la incomodidad, los dolores de cabeza, de tetas, de caderas, ¡de ovarios! Los cambios de humor, la constante necesidad de chocolate que nadie puede justificar, ese grano que cinco segundos atrás no tenías. ¡Ay, la depilación! Me cohíben un poco mis aureolas peludas, capaz son normales, pero me molestan.

—Son normales, ya te dije. Bueno, sino las dos las tenemos anormales porque son como las mías.

—Mmm, ¿querés ser mi novia? —propuso de la nada.

Ambas se miraron por un rato en silencio para luego hacer iguales muecas de disgusto al mismo tiempo. Negaron efusivamente.

—¡Jamás! —acordaron al unísono.

—Entonces es el romance lo que jode las cosas, no el género.

—Mmm, muy a mi pesar, voy a tener que estar de acuerdo con vos.

Las dos amigas lo que tenían de diferentes la tenían de iguales, venían de lugares parecidos, tomaban caminos completamente diferentes, pero allá, cada tanto, cerca de la mitad del camino, siempre lograban encontrarse. La manera en que se complementaban era lo que al final del día, las unía. Una demasiado soñadora, la otra demasiado realista; una demasiado romántica, la otra demasiado distante. Juntas encontraban ese punto medio perfecto indiscutible.

No hay comentarios.:

Gracias por dejar tu opinión :)