Bajo presión - Jane Doe

Jane Doe

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¡Bienvenidos! Les explico un poco de qué va el blog: «Diario de una Jane Doe» es el espacio que encontré para dejar salir todo eso que me gusta o lo que no, lo que me molesta o lastima, y lo que amo, los invito a hacer lo mismo en los comentarios. En «Rincón Literario» encontrarán «Recomendaciones» donde recomiendo libros, «Hablemos de…» que es un espacio para charlar sobre temas relacionados a la literatura incluyendo noticias sobre el mundo literario, en «Libro del mes» podemos charlar sobre un libro específico elegido para ese mes; «Conociendo autores» es un lugar para hacer eso exactamente, conocer un poco de los grandes autores detrás de las letras. Bajo el título «De Tinta y Papel» voy a subir unos relatos/cuentos/historias cortas que escribo. Por último, en «Rincón de entretenimiento» tenemos, por un lado, «Series de TV» donde podemos recomendar y hablar de series, y en «K-dramas» hacemos lo mismo que con series pero esta vez de dramas coreanos :) Espero que se queden, ¡y que empiece el viaje!

domingo, 19 de mayo de 2019

Bajo presión










Querida enemiga y amiga Presión,

Desde el momento en que nacimos, convivimos con la presión. Presión social, la de tus padres, tus amigos, la de vos mismo. La presión de salir adelante, de ser un buen hijo, un buen estudiante, una buena persona, de alcanzar las metas impuestas por otros… Vida y presión van, básicamente, de la mano.

Hace 21 años que soy un ser humano, uno pensaría que a estas alturas ya me acostumbré a lidiar con ella… y bueno, en ciertas partes lo hice, pero en su gran mayoría ni de pedo.

¿Cómo lográs equilibrar tus metas personales con las impuestas en vos? Toda esa presión, esas expectativas, esas obligaciones… una mezcla creada para cagarte la existencia.

Creo que la respuesta a esa pregunta es más simple de lo que parece: no lo hacés.

No podés equilibrarlo porque son simplemente cosas incompatibles e irreconciliables. Tenés que dejar ir una para poder triunfar en la otra. La respuesta obvia sería dejar de lado la presión externa y concentrarte en lo que vos querés hacer, lidiar con esa presión y esa pelea interna, y luchar por lograr tus propias metas.

Lo cierto es que la GRAN minoría sigue esta sensata respuesta. La mayoría dejamos de lado lo que queremos (que muchas veces puede ser «poco viable») y nos vamos corriendo a cumplir lo que los demás esperan de nosotros.

¿Te das cuenta de que saboteamos nuestra propia felicidad? ¡Nuestra propia vida! Nada en la vida es simple, todo es siempre complicado, y la raíz de ello somos los seres humanos que complicamos lo que debería ser fácil.

¿Si querés ser un cantante por qué no serlo? ¿Si cantás bien, te hace sentir más feliz que cualquier otra cosa en el mundo, es lo único que sabés hacer, es lo que te llena el alma… si es para lo que naciste, por qué dejarlo por un seguro y sofocante trabajo de oficina (o trabajo alternativo en general)?

Tarde o temprano (y más temprano que tarde) ese maldito trabajo va a ser mil veces más complicado de la carrera de cantante en banca rota. ¿Por qué? Porque la estabilidad y la plata no hacen la felicidad.

Es cierto que hay caminos que son mucho más difíciles, mucho más dolorosos y llenos de sacrificios que otros, pero la felicidad y ese orgullo interno valen la pena. Siempre. Caerse mil veces, arrastrarse, quebrarse unos cuantos huesos en el camino valen la pena el premio.

Más vale un bolsillo vacío que un alma desolada.

Y si bien las opiniones de nuestros seres queridos son importantes, no siempre hay que hacer lo que ellos creen es mejor para nosotros. Nosotros sabemos cuándo estamos haciendo algo bien y cuándo no, muy en el fondo lo sabemos. Así que cuando alguien nos da consejos, sabemos si seguirlos o no nos va a hacer bien o mal.

Lo que nos lleva de nuevo a nosotros como individuos. Después de todo somos los únicos que sabemos lo que nos conviene. Pasamos casi media vida tratando de descubrir lo que nos gusta y lo que queremos (algunos más, otros menos tiempo, pero no le quita mérito al camino andado). ¿Después de todo ese esfuerzo simplemente lo vamos a dejar ir?

¿Y realmente creés que esa carrera artísistica llena de obstáculos no te hace bien? ¿Cómo te sentís cada vez que cantás? ¿Cada vez que alguien te escucha cantar?

Yo no tengo ni puta idea. No soy cantante… soy un proyecto de escritora (je). Y déjenme decirles algo: JAMÁS cambiaría ese sentimiento de orgullo cada vez que termino de escribir un capítulo, ¡y ni que hablar de un manuscrito entero! Aprobar cien parciales y mil exámenes no se compara con terminar la edición de un párrafo que me llevó una hora editar.

Pero seamos sinceros, ¿cuántos de nosotros tenemos la oportunidad de dejar de lado una opción por otra? (bueno, todos lo tenemos, pero la cobardía, el dinero, la salud, entre otros, nos lo impiden).

Yo no puedo vivir sin escribir, como tampoco puedo dejar de estudiar (es único lo que me mantiene lejos de mi propia cárcel, metafóricamente hablando, claro). Pero entonces lo que sí puedo hacer, es dejar de estresarme y esforzarme tanto en los estudios.

¡Y les digo, toda esa mierda de que «si no estudiás no sos nadie», es eso, PURA. MIERDA!

¿Dónde está mi futuro? En mis historias. Entonces es ahí donde tengo que dejar las noches en vela, todo el estrés de esa maldita página en blanco, allí si vale la pena. Escribir vale todas mis lágrimas, sudor y sangre. ¿Estudiar? No tanto… no nada la verdad. Tampoco lo dejo de lado del todo, pero créanme, en cuanto tenga la menor oportunidad: «¡Bye, bye, facultad de mierda!».

En conclusión. Creo que la presión (en niveles razonables) es necesaria para sacarnos adelante, para empujarnos a seguir, pero solo esa presión auto impuesta (de nuevo, razonablemente). Hay que esforzarse por las cosas que uno ama, y a veces cuesta más que otras, pero eso es lo que hace que valga más la pena llegar a nuestras metas.

No sé qué te pasa por la cabeza ahora, Presión. Yo solo estoy escupiendo todo acá porque me estoy estresando con los parciales y el no haber escrito en casi un mes. Y sí, estoy haciendo lo que acabo de decir que no debería hacer… ¡lo que es mi punto! ¿Cuántos de nosotros dejamos de lado lo que deberíamos hacer por lo que necesitamos hacer?

Pero, y a pesar de los estudios, acá estoy escribiendo… así que espero que poco a poco logre encontrar ese mítico balance que de todas maneras nunca dura demasiado… porque a la corta o a la larga, hay que elegir y dejar de hacerse el boludo. Lo podré alargar lo máximo posible, alargando mi infelicidad con ello, pero tarde o temprano siempre hay que elegir. ¿Y en ese momento qué vas a elegir? ¿Lo práctico e impuesto por otros o lo, tal vez, en algunos casos, poco práctico y auto-impuesto?

¡Hasta el próximo domingo frenemy Presión (si sobrevivo)!


Atte., Jane.


P.D.: considero demás decir que esta carta fue inspirada por Under Pressure de Queen.

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